Los caminos de la democracia
Todo el inundo est¨¢ de acuerdo -o, al menos, deber¨ªa estarlo- en que los partidos pol¨ªticos constituyen un elemento indispensable en un sistema democr¨¢tico. Tambi¨¦n existe una coincidencia en la pretensi¨®n de que los partidos democr¨¢ticos respondan, en su actuaci¨®n, en sus proposiciones y en sus reclamaciones, a la realidad social de sus bases y, en los momentos de decisi¨®n nacional, a las aspiraciones de su electorado.Tampoco cabe dudar de que puede haber desacuerdo en el sistema organizativo del partido, esto es, en qu¨¦ sistema puede adecuar mejor la direcci¨®n a la realidad de las bases. Pero la soluci¨®n de este problema pasa, en un partido democr¨¢tico, por la aceptaci¨®n de una premisa fundamental: el congreso es el ¨®rgano supremo del partido y, en consecuencia, se re¨²ne peri¨®dicamente para acordar l¨ªneas de actuaci¨®n, elegir ¨®rganos de gobierno y aprobar o rechazar la gesti¨®n del aparato directivo anterior. Por ello, el congreso debe ser elegido mediante un sistema en que todos tengan iguales oportunidades de participaci¨®n, que respete en su composici¨®n la representaci¨®n de las minor¨ªas y que, l¨®gicamente, surja de la base de militantes que en cada ciudad, villa, pueblo, distrito o parroquia sostiene la lucha diaria de mantener vivas las tesis del partido, de garantizar su existencia y aplicar, seg¨²n sus posibilidades, el ideario que preside su labor.
Procedimiento aceptado
Desde tales premisas se ha preparado el II Congreso de UCD, pr¨®ximo a constituirse. Y es de agradecer que el procedimiento seguido haya sido aceptado sin reparo alguno por la totalidad del comit¨¦ ejecutivo y sin que, hasta ahora, haya sido discutido por ning¨²n militante.
Nadie ha puesto en entredicho, pues, la configuraci¨®n democr¨¢tica del congreso de Palma de Mallorca, que dentro de unos d¨ªas habr¨¢ de decidir el modelo de actuaci¨®n y el sistema de direcci¨®n de UCD para los pr¨®ximos dos a?os. Dentro de las asambleas constituidas ad hoc a partir de una elecci¨®n proporcional, en las asambleas locales y de distrito, cada provincia ha elegido, tambi¨¦n por el sistema proporcional, los delegados que asistir¨¢n al congreso. Este es, como supremo ¨®rgano del partido, un congreso que se forma y nace desde la base, y su legitimidad democr¨¢tica -repito- no ha sido puesta en cuesti¨®n por nadie.
As¨ª constituido, el congreso ha de decidir libremente el sistema de gobierno del partido para los dos pr¨®ximos a?os; qui¨¦nes han de gobernarlo y cu¨¢les han de ser los objetivos de tal gobierno. Y entre los sistemas que funcionan dentro de los partidos democr¨¢ticos, en las sociedades democr¨¢ticas, la elecci¨®n de uno u otro es igualmente defendible.
Otra cosa -y creo que este es uno de los problemas en el momento actual- es que cada uno de los hombres y mujeres de UCD traten -tratemos- de influir para que las decisiones del congreso sean aquellas que consideremos m¨¢s convenientes para la estrategia global que el partido reclama en estos momentos.
Y en torno a esta cuesti¨®n debe tenerse en cuenta un dato fundamental: lo importante es la definici¨®n de la estrategia, la depuraci¨®n de la doctrina y la determinaci¨®n de los objetivos del partido entre congreso y congreso. Y ello ha de hacerse con la important¨ªsima decisi¨®n de fijar la estructura de gobierno interno y elegir a los responsables que han de desarrollar la tarea que ello comporta.
Importa decir -porque es fundamental y est¨¢ en la mente de todos- que acerca de los sistemas de gobierno interior no existen dogmas en los partidos. La historia de todos los partidos democr¨¢ticos demuestra que en cada uno de sus congresos han adoptado el sistema m¨¢s ajustado al momento y teniendo en cuenta las circunstancias tanto internas corno externas. Sin embargo, como inciso, cabe se?alar que la pr¨¢ctica totalidad de los partidos europeo; ha excluido el sistema proporcional para la elecci¨®n de sus ¨®rganos de gobierno, y cuando lo adoptaron coyunturalmente, como fue el caso de la Democracia Cristiana italiana hace ya bastantes a?os, la confusi¨®n fue de tal magnitud que hubo que volver a la claridad. Debo a?adir, no obstante, que en esos partidos con sistema mayoritario predomina el no cerrado, con variadas f¨®rmulas, y quiz¨¢ alguna de ellas pueda ser la que interese a UCD en alg¨²n momento.
Sin dogmas
Pero lo importante, lo que deseo repetir, es que en los sistemas de gobierno de los partidos -como casi todo en pol¨ªtica- no hay dogmas, y ninguna f¨®rmula significa un mayor o menor progresismo o un diferente grado de democracia interna.
Lo que s¨ª es preciso tener en cuenta es que la lucha por imponer en un congreso las propias ideas -lucha leg¨ªtima y, desde luego, necesaria- no comienza cuando se abren sus sesiones. Se inicia -o se debe iniciar- en las ?primarias?.
Esta lucha est¨¢ institucionalizada y su desarrollo empieza en las mismas bases. Por ello, sus vicisitudes corren en paralelo a la participaci¨®n en los distritos, en las asambleas locales y provinciales, y su mayor o menor ¨¦xito se mide por ganar o perder posiciones en tales instancias. La base es, en definitiva, la que con sus decisiones puede vertebrar el partido y la que con su actuaci¨®n (dado que de hecho se convierte en una elite a nivel nacional en las contiendas electorales) puede decidir la victoria o la derrota en unas elecciones parlamentarias. Los comentaristas pol¨ªticos -interesados, l¨®gicamente, en el congreso de UCD- saben que un an¨¢lisis global del congreso de un partido comienza por considerar el resultado de las ?primarias? en las provincias; resultados que, por lo que a UCD respecta, ya est¨¢n a la vista.
Estrategia y objetivos
En cuanto a mi opini¨®n global sobre el tema, pienso que el pr¨®ximo congreso de UCD debe marcar unos objetivos, delinear una estrategia y se?alar unos modos de actuaci¨®n y de exigencia que est¨¦n a la altura de las circunstancias de Espa?a. Por ello, las ponencias que deben estudiar estos puntos y las resoluciones que se adopten tienen que lograr la aceptaci¨®n m¨¢s amplia posible en el congreso. Entre estos modos de actuaci¨®n, la f¨®rmula que se adopte para la elecci¨®n de los ¨®rganos de gobierno del partido no es, en mi opini¨®n, lo m¨¢s importante para las bases ni para el pa¨ªs, aunque pueda serlo para alg¨²n sector que se considere insuficientemente representado en los mismos. Pero, insisto, hay cosas todav¨ªa m¨¢s importantes, y esto ser¨¢ especialmente cierto al d¨ªa siguiente del congreso: nuestros militantes, nuestros votantes y, en resumen, el pueblo espa?ol (porque la labor de un partido no es una tarea separada de los intereses comunes) nos exigen ese aliento de esperanza, esa asunci¨®n de las propias responsabilidades y ese horizonte de tarea mancomunada al servicio de todos.
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