La vida personal y la p¨²blica
Me parece que, diplom¨¢tica y period¨ªsticamente, entra?a una imprudencia consignar, como se ha hecho, con recuadro y todo, la asistencia de Sus Majestades al espect¨¢culo Evita, que, por otra parte, significa un loable esfuerzo econ¨®mico y art¨ªstico dentro de nuestras pobres condiciones teatrales. Lo considero imprudente por las siguientes razones:Sus Majestades los Reyes de Espa?a son muy due?os de elegir para su recreo los espect¨¢culos que mejor puedan divertirles de su esforzada gesti¨®n y representatividad ante y por los espa?oles todos; pero Evita, con todos sus valores -muy bien realzados por nuestros tantas veces denigrados int¨¦rpretes espa?oles-, es un producto que en su origen, no lo olvidemos, es fruto de un sistema t¨ªpicamente norteamericano, cuya hegemon¨ªa cultural est¨¢ socavando en todo el mundo los cimientos de muy ilustres culturas europeas que se honran, como la nuestra, con los respetables nombres de Cervantes y otros ingenios bastante peregrinos, hasta llegar al propio Garc¨ªa Lorca.
La asistencia a los espect¨¢culos que Sus Majestades tienen a bien elegir debiera permanecer inc¨®gnita a nivel period¨ªstico, al menos para no ser aprovechada por la publicidad comercial, leg¨ªtima, desde luego, en otros casos menos significativos y graves. Significativo y grave es este del que me ocupo, porque indirectamente podr¨ªa significar desatenci¨®n y falta de est¨ªmulo hacia otros espect¨¢culos m¨¢s profundamente arraigados en nuestra idiosincrasia cultural, as¨ª de cl¨¢sicos como de modernos. Ello significar¨ªa tambi¨¦n que la oficina de protocolo desconf¨ªa no poco del todav¨ªa vivo talante -a la vez que de ambiciosa conservaci¨®n de nuestra cultura, en la medida de lo posible- de un teatro m¨¢s genuinamente espa?ol, al que generalmente aqueja una evidente falta de medios en muchos casos, y, por otra parte, cuando de cl¨¢sicos se trata, significar¨ªa que ¨¦stos pudieran ser aburridos, no tanto para Sus Majestades -que peores cosas han de soportar en su
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