Dificultades para localizar el cad¨¢ver del monta?ero sepultado en los Picos de Europa
Las operaciones de rescate efectuadas en los neveros al pie del Espol¨®n de los Franceses, en los Picos de Europa, para la localizaci¨®n del monta?ero madrile?o Francisco Javier Fern¨¢ndez Rodr¨ªguez, no dieron ayer resultado positivo, pese a la indicaci¨®n de la mochila de ataque encontrada, centrando la posible zona de ca¨ªda del alpinista.
El rastreo, realizado con varillas de dos a dos metros y medio de largo, que no alcanzan el fondo de neveros de hasta quince metros de profundidad, puede prolongarse semanas, e incluso meses, en unos trabajos que durante los primeros d¨ªas de deshielo pueden ser peligrosos, ya que en la zona son frecuentes las avalanchas de nieve y piedras.Ayer y el domingo los equipos de rescate pertenec¨ªan a la Guardia Civil de Potes y al destacamento de socorrismo en alta monta?a de la Cruz Roja de la citada localidad lebaniega, entrenados por el monta?ero Gervasio Lastra desde su creaci¨®n, hace media docena de a?os. Los otros alpinistas han regresado a sus hogares de origen para incorporarse a sus ocupaciones habituales.
Su compa?ero de escalada, el tambi¨¦n madrile?o Rafael Morales Jim¨¦nez, cuyo cad¨¢ver fue rescatado el s¨¢bado en la pared del Espol¨®n de los Franceses, en la que se encontraba atrapado desde la semana anterior, fue trasladado a la 1.30 horas del domingo a Madrid, instal¨¢ndose la capilla ardiente en los servicios funerarios de la calle de Galileo, por donde desfilaron gran n¨²mero de personas, entre ellas Felipe Gonz¨¢lez, secretario general del PSOE, a cuyos servicios de seguridad pertenec¨ªa el deportista fallecido. El sepelio de Rafael Morales se efectu¨® ayer, a las 10.30 horas.
La operaci¨®n rescate de los dos monta?eros madrile?os ha pasado por algunos momentos de tensi¨®n y por incomprensibles enfrentamientos entre algunos alpinistas. Uno de esos momentos se produjo el s¨¢bado, cuando los escaladores llegaron hasta el cuerpo inanimado de Rafael Morales y, ante su corpulencia y la pr¨¢ctica imposibilidad de deslizarse con ¨¦l hasta la base, se opt¨® por cortar las cuerdas que le un¨ªan a la pared. El cuerpo del alpinista tendr¨ªa una ca¨ªda libre inicial de unos doscientos metros, para luego chocar contra los pe?ascos y seguir los tumbos hacia la base, golpe¨¢ndose repetidamente contra la pared del pico. El impresionante espect¨¢culo de un cuerpo abierto de pies y brazos en una ca¨ªda varias veces interrumpida por las crestas de la ladera, que lo iban destrozando, hizo mella en los nervios de los monta?eros que esperaban abajo, produci¨¦ndose conatos de enfrentamientos f¨ªsicos entre partidarios de m¨¦todos distintos de rescate.
Protagonismos
Las otras tensiones, menos l¨®gicas y comprensibles, surgieron ante el protagonismo de determinados alpinistas, m¨¢s preocupados de su buen nombre y publicidad que de imprimir rapidez y eficacia a sus actuaciones. El episodio m¨¢s llamativo de esas actuaciones se puede concretar en una informaci¨®n h¨¢bil, aunque indirectamente facilitada a los periodistas all¨ª concentrados, seg¨²n la cual Gervasio Lastra se estaba aprovechando del trabajo y de las cuerdas instaladas en la pared por P¨¦rez de Tudela y que incluso el jefe de destacamento de alta monta?a de Potes hab¨ªa ido retirando tras s¨ª esas cuerdas para que ninguna otra cordada pudiera seguirle. La verdad, sin embargo, es que P¨¦rez de Tudela no entr¨® en ning¨²n momento en la pared y que en la operaci¨®n rescate participaron cinco cordadas, cuatro de dos monta?eros cada una, y la otra de tres, las primeras ascendiendo por la misma v¨ªa del Espol¨®n, y la ¨²ltima, a trav¨¦s de un nevero, en el que los riesgos de avalancha pusieron a prueba la valent¨ªa de sus integrantes. Monta?eros asturianos y santanderinos y el grupo de Lastra formaban fundamentalmente esas cordadas, que se reparten a partes iguales el m¨¦rito de una operaci¨®n que, m¨¢s que gloriosa, como se ha dicho apuntando textualmente que unos hab¨ªan arrebatado a otros ?la gloria de ser los primeros?, ha sido y sigue siendo tr¨¢gica, porque no se trata de la conquista de una pared, por otra parte, escalada por primera vez hace veinte a?os por dos alpinistas franceses, sino de rescatar de sus garras dos cad¨¢veres.
Pe?a Vieja se ha cobrado ya diez v¨ªctimas
Con las muertes de los monta?eros Rafael Morales y Francisco Javier Fern¨¢ndez, son ya diez las v¨ªctimas que en los ¨²ltimos cinco a?os se cobra la monta?a de Pe?a Vieja, superando as¨ª el tr¨¢gico empate que manten¨ªa con el otro rey de los Picos de Europa, el Naranjo de Bulnes.De 2.613 metros de altitud, parecida a la del Naranjo, pero con menores dificultades te¨®ricas que la oeste del famoso picu de Bulnes, la pared de Pe?a Vieja ha ido en estos a?os atrayendo la atenci¨®n de los aficionados a la alta monta?a, porque cuenta con las ventajas del telef¨¦rico de Fuente De, que coloca a los deportistas a media hora de camino de su base, mientras que para ascender hasta la Vega de Urriello, base del Naranjo, hay que emplear cuatro horas, como m¨ªnimo, de duro ascenso desde Arenas de Cabrales.
En cuanto a las v¨ªctimas, la ascensi¨®n m¨¢s tr¨¢gica es la del Espol¨®n de los Franceses, que se ha cobrado seis vidas. En 1976 murieron dos j¨®venes asturianos al despe?arse en la Canal de Vidrio; un a?o despu¨¦s mor¨ªan un monta?ero madrile?o, al que se le desprendi¨® una clavija, y tres vascos de otra cordada, en la que uno qued¨® colgado y los tros dos fueron arrastados por un alud, y en 1978, en una operaci¨®n de rescate menos espectacular que la actual pero de parecidas caracter¨ªsticas, Lastra rescataba de la pared a otros dos alpinistas madrile?os atrapados por un temporal.
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