Pol¨¦mica en el seno del Gobierno portugu¨¦s sobre la reforma agraria
La reforma agraria portuguesa y el futuro agr¨ªcola del pa¨ªs est¨¢n otra vez en el centro de una disputa pol¨ªtica, esta vez entre las tendencias que coexisten en el seno de la coalici¨®n gubernamental.La crisis abierta en los ¨²ltimos d¨ªas en el seno de la poderosa Confederaci¨®n de la Agricultura Portuguesa (CAP) es la expresi¨®n de las divergencias en materia de pol¨ªtica agr¨ªcola entre ?reformistas? , generalmente identificados con el PSD, y conservadores, m¨¢s pr¨®ximos al CDS.
El secretario general de la CAP, Manuel Casqueiro, acusa a los dirigentes de la Confederaci¨®n en la zona de la reforma agraria de querer hacer volver la regi¨®n a la situaci¨®n existente antes de 1974, y de defender los intereses de los latifundistas absentistas, sin inter¨¦s por la modernizaci¨®n del campo.
El motivo inmediato de la pol¨¦mica es la pol¨ªtica seguida por el ministro socialdem¨®crata de Agricultura, Cardoso y Cunha, repuesto en sus funciones por Pinto Balsem?o. Para los servicios del Ministerio, est¨¢ concluida la fase del ?restablecimiento de la legalidad? en el Alentejo, es decir, que las devoluciones de tierras a los propietarios, al abrigo de la ley vigente, han concluido.
De las casi 1.100.000 hect¨¢reas de tierras que llegaron a estar integradas en unidades colectivas, 580.000 han sido restituidas a sus anteriores propietarios, dejando de existir cerca de la mitad de las granjas colectivas creadas por los comunistas en 1975-1976.
Para el CDS, sin embargo, que no aprob¨® la ley de Reforma Agraria (votada en 1977 por socialistas y socialdem¨®cratas), la iniciativa privada y el mercado son los ¨²nicos motores posibles para la transformaci¨®n de la agricultura. Los democristianos no ven con buenos ojos las distribuciones de tierra. Para ellos, tienen el doble inconveniente de hacer irreversibles las expropiaciones (defienden la restituci¨®n total) y de impedir la concentraci¨®n capitalista. Un sector, al menos, de los socialdem¨®cratas piensa que la modernizaci¨®n de la agricultura no se har¨¢ sin una intervenci¨®n directa del Estado, controlando y dirigiendo las cooperativas que subsisten en vista a su normal integraci¨®n en una econom¨ªa de mercado, y fomentando el asociativismo y las concentraciones de explotaciones en las zonas de minifundio.
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