Un Mozart c¨¢lido y expresivo por Alicia de Larrocha

El programa de la Orquesta Nacional de Espa?a escuchado el viernes ofrec¨ªa varios alicientes importantes: la presencia como solista de Alicia de Larrocha, int¨¦rprete que, en el mundo supercompetitivo del piano, sigue manteniendo el puesto privilegiado que hace ya bastantes a?os le otorgaron los p¨²blicos y la critica de distintas partes del mundo; la direcci¨®n de Eliahu Inbal, maestro de gran solvencia, demostrada en anteriores actuaciones con esta misma orquesta y la Sinf¨®nica de RTVE; finalmente, el inter¨¦s elevado del programa que, tras las dos maravillas mozartianas, nos ofrec¨ªa la audici¨®n, rara entre nosotros, de la versi¨®n ¨ªntegra del ballet El mandar¨ªn maravilloso, de B¨¦la Bartok.En relaci¨®n a las esperanzas de gran concierto, debo decir que el resultado fue un tanto decepcionante y aclarar, con pena, que la decepci¨®n se centr¨® en la actuaci¨®n de nuestra primera orquesta, sobre todo en las obras de Mozart, un autor que nunca ha sido el fuerte de los conjuntos sinf¨®nicos espa?oles.

Inbal plante¨® la obertura de Las bodas de F¨ªgaro con buen pulso mozartiano, ligero y bien contrastado din¨¢micainente, pero falt¨® calidad sonora y, por tanto, esa virtud tan propia de la m¨²sica de Mozart, como es la claridad, la luz. Otro tanto cabe decir con respecto al Concierto en la mayor, con el agravante de que la orquesta colaboraba en este caso con un solista que hac¨ªa verdaderos primores con el sonido, sin encontrar la debida r¨¦plica. La versi¨®n del Concierto, aunque bien ajustada, pues la batuta de Inbal es muy precisa en este aspecto, qued¨® un tanto coja a causa del mencionado desequilibrio de calidad sonora.

Mejores fueron los resultados en la admirable composici¨®n bartokiana, que probablemente se trabajar¨ªa m¨¢s y mejor en los ensayos. Con buena colaboraci¨®n del coro en su brev¨ªsimo papel, la m¨²sica de Bartok nos Reg¨® en todo momento con gran pujanza r¨ªtmica y llena de vida interior, como corresponde a la versi¨®n madura que el maestro Inbal consegu¨ªa hacer expl¨ªcita

Pero insistamos, para terminar, en el inapreciable regalo que constituy¨® escuchar a Alicia de Larrocha, en un momento cimero de su arte pian¨ªstico. Su Mozart, fue elegante y c¨¢lido.