Historia de la suspensi¨®n de la muestra de retratos de Jacqueline Picasso en la galer¨ªa Juana Mord¨®
El comunicado tiene toda la elocuencia de una breve esquela f¨²nebre: ?Esta exposici¨®n, preparada con fervor y entusiasmo por la galer¨ªa Juana Mord¨®, en homenaje a la compa?era de un genio, y con el consentimiento y la adhesi¨®n de Jacqueline Picasso, no ha podido realizarse con arreglo a lo previsto a causa de un cambio brusco de ¨²ltima hora. Lo deploramos amargamente?.
Pen¨¦lope de su propia imagen, Jacqueline Picasso, al igual que el claroscuro del Guernica, a¨²n no ha llegado a conectar del todo con la hora de Espa?a. Teje y desteje desde la congoja, desde el recuerdo, desde la soledad y desde el desenga?o. Su amiga Juana Mord¨® tuvo la idea de fijar, al menos, lo tejido en su honor por la mano del genio. Y fue a verla a Mougins (Francia), en junio del pasado a?o, para decirle que quer¨ªa conmemorar el centenario de Picasso con una exposici¨®n personal: retratos de Jacqueline. La interesada sonri¨®. No, no le disgustaba la idea. La sonrisa expresaba tan s¨®lo el lado amable del pudor.En el mes de octubre, Juana Mord¨® vuelve a insistir. Y Jacqueline Picasso responde, al fin, que s¨ª, que dejar¨¢ que salgan de su habitaci¨®n, rumbo a Espa?a, los retratos de ella nunca expuestos a las miradas del gran p¨²blico. Fueron seleccionadas las obras. Incluso Jacqueline manifest¨® que quer¨ªa que el texto del cat¨¢logo lo escribiera Jos¨¦ Bergam¨ªn.
A partir de ese instante de dicha comienza la humareda de la desconexi¨®n: fotograf¨ªas, destinadas a la aduana, que se retrasan sin cesar; cartas que, navide?amente, tardan en ir a su destino; l¨ªos innumerables en el transporte. A finales de diciembre, Juana Mord¨® y Jacqueline Picasso hablan bajo ese clima nebuloso. Jacqueline est¨¢ nerviosa. De repente, exclama: ?En estas condiciones, yo no puedo conceder lo que tengo por m¨¢s sagrado?.
Juana Mord¨® palidece. Ve que Jacqueline no ve el da?o que le puede causar con su s¨²bito destejer. Pero no insiste, Al despedirse Jacqueline realumbra la esperanza: ?No te preocupes, Juana, que la exposici¨®n se har¨¢?. En cualquier caso, Juana Mord¨® ya ha hecho el cartel, las invitaciones y los cat¨¢logos. Y Bergam¨ªn ha escrito un bello texto: Hora y ahora de Picasso.
El pasado viernes, d¨ªa previsto para la inauguraci¨®n de esa importante muestra picassiana, titulada Jacqueline, en la galer¨ªa madrile?a de Juana Mord¨® se reunieron much¨ªsimas personas para escuchar una conferencia de Juli¨¢n G¨¢llego: Picasso en familia. Pero las paredes de la galer¨ªa se hallaban vac¨ªas de obras pl¨¢sticas. Juana Mord¨®, al borde del llanto, reconstruye la historia.
En esta hora de desolaci¨®n y amargura, es comprensible que se sue?e con los milagros a deshora: ?Por favor, que nadie cambie mis declaraciones. Ante todo, yo soy amiga de Jacqueline. Y s¨¦ bien que sus puertas siguen entreabiertas. Acabo de enviarle el cartel?.
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