Asuntos transexuales
El doctor Robert Elliot, protagonista de esta historia, es pariente cercano de su famoso colega Jekyll, que en la novela de Stevenson compart¨ªa vida y perversiones con su otro yo, mister Hyde. Mas en esta versi¨®n actualizada el personaje se divide en dos mitades, donde sexo y vocaci¨®n reinan alternativamente. Cuando el hombre que en ¨¦l hay se siente atra¨ªdo por el otro sexo, la mujer que en ¨¦l vive, despierta y mata, presa de impulso irrefrenable.En la panoplia de armas mayores y menores utilizada por los actuales realizadores, si Kubrick emplea el hacha m¨ªtica, De Palma prefiere la sutil navaja barbera, que de Bu?uel en adelante suele producir escalofr¨ªos, h¨¢bilmente manejada en la pantalla.
Brian de Palma, en filmes anteriores, sol¨ªa utilizar la fantas¨ªa en su busca del p¨¢nico, m¨¢s tarde en su carrera comercial pas¨® a ba?os de sangre espectaculares, poderes ocultos, crujidos en la sombra y viejas casas para llegar, en la ocasi¨®n presente, a asuntos transexuales.
Y sucede que, en su af¨¢n por conseguir que el p¨²blico no escape, manteni¨¦ndole pendiente de un final que, por cierto, se adivina, echa mano de todos los g¨¦neros y estilos hasta perder definitivamente el suyo. Desde el de Hitchcock, al inevitable, hasta el cine porno refinado de Emmanuelle y su saga europea, echa mano incluso de la electr¨®nica, la ac¨²stica y la pantalla dividida, no se sabe si como homenaje a Abel Gance.
Y es l¨¢stima, ya que el filme tiene un arranque prometedor, con secuencias de aut¨¦ntico buen cine, como la del museo. Sin embargo, seg¨²n la acci¨®n avanza, se vuelve m¨¢s inveros¨ªmil y superficial, plena de personajes t¨®picos, cuando no artificiosos, hasta llegar a un ep¨ªlogo que nada a?ade y que debiera haberse suprimido.
Angie Dickinson y Nanci Allen cumplen bien, mejor desnudas que vestidas; Michael Caine, como tantos otros actores captados para la nueva ola de terror que nos invade, se desenvuelve mal que bien, y la m¨²sica de Pino Donaggio atruena nuestros o¨ªdos de modo constante, salvo en contadas ocasiones, adelantando muertes y subrayando la presencia del asesino, que no sabemos si, a la postre, llegar¨¢ a operarse, como remedio de todos sus males.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.