Los negros surafricanos temen un aumento de la represi¨®n
Los negros surafricanos tienen que estar listos para defenderse contra ?un ataque total? del Gobierno contra ellos, declar¨® ayer el obispo negro Desmond Tutu, secretario general del Consejo Surafricano de las Iglesias. El martes pasado, el Gobierno surafricano impuso medidas de castigo contra dos miembros influyentes del MWASA (sindicato de los empleados de Prensa negros). Hace un mes, el presidente del MWASA y otros dos dirigentes sindicales negros fueron tambi¨¦n sancionados con prohibici¨®n del ejercicio de su profesi¨®n y arresto domiciliario.Para reforzar su postura dentro de su propio Partido Nacional y asestar un golpe a las dos oposiciones parlamentarias, una a su Izquierda (el Partido Progresista Federal), y otra a su derecha (el Herstigte National Party y el Partido Nacional Conservador), el primer ministro surafricano decidi¨® disolver el Parlamento a partir de febrero y convocar elecciones generales para el 29 de abril pr¨®ximo, dieciocho meses antes de lo previsto por la Constituci¨®n.
Debido a esas dos oposiciones, el primer ministro surafricano, P. Botha, se ha visto imposibilitado de llevar a cabo las reformas prometidas durante la campa?a electoral que le llev¨® al poder en septiembre de 1978.
Aunque t¨ªmidas y, desde luego, muy limitadas a los ojos de los europeos, las reformas propuestas por Botha, que afectar¨ªan a cerca de ochocientas leyes o reglamentos que dificultan e irritan la existencia misma de los negros surafricanos, tienen una gran importancia dentro del pa¨ªs.
Los conservadores de la derecha de Botha las han boicoteado en estos dos a?os y cuatro meses de mandato de Botha. Para no romper la unidad del electorado afrikaner, el primer ministro las ha ido posponiendo. Pero los innumerables problemas con los que se enfrenta Sur¨¢frica en el terreno social parecen hacer necesaria, hoy m¨¢s que nunca, una intervenci¨®n radical.
Uno de los principales proyectos presentados por Botha, por recomendaci¨®n de la Comisi¨®n Schlebush, se refiere a una reforma constitucional que, aunque, una vez m¨¢s, excluye a los negros, pretende, mediante la creaci¨®n de un Consejo Presidencial, asociar a la direcci¨®n del Estado surafricano a los otros grupos radicales ?de color? (indios, chinos y mestizos), junto a los blancos, naturalmente.
El proyecto, que conlleva la reforma de la actual Constituci¨®n, fue boicoteado por el ala derecha del partido en el poder.
La raz¨®n de excluir de este Consejo Presidencial a los negros es que el Gobierno considera que ¨¦stos deben encontrar satisfacci¨®n a sus aspiraciones nacionales dentro de los ?Estados negros asociados?, u homelands. El presidente del Consejo Presidencial, que podr¨ªa ser un ?no blanco?, tendr¨ªa categor¨ªa de vicepresidente de Sur¨¢frica. El Consejo en s¨ª mismo s¨®lo ser¨ªa un ¨®rgano.
Como es natural, estas reformas, que le han ganado a Botha la oposici¨®n de los extremistas de derecha de su propio grupo, encabezados por el l¨ªder del Partido Conservador Nacional, el pastor Andrias Treuernicht, han suscitado tambi¨¦n la animosidad del partido blanco de oposici¨®n oficial, Progresista Federal, que considera toda soluci¨®n que no tenga en cuenta a los negros, como no v¨¢lida, y naturalmente la oposici¨®n m¨¢s violenta de los negros urbanizados, que constituyen hoy en d¨ªa un tercio de los dieciocho millones de negros surafricanos.
Con estas elecciones anticipadas el primer ministro Botha parece esperar una redistribuci¨®n, en beneficio suyo, de los esca?os parlamentarios.
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