El ministerio fiscal se querella contra los autores de los incidentes de Guernica

Viene de primera p¨¢gina

Los Reyes, acompa?ados por Carlos Garaikoetxea, y otras autoridades, saludaron a los mandos militares, y, en medio de una lluvia torrencial, tras pasar revista en el patio central a las secciones formadas que les rindieron honores, presenciaron el desfile de las tropas, pasando luego a reunirse con los jefes, oficiales y suboficiales.

Especial atenci¨®n provoco ?a presencia d e Carlos Garaikoetxea, que, por primera vez, en su calidad de presidente del Gobierno vasco y representante ordinario del Estado, visitaba un acuartelamiento militar. Posteriormente, el lendakari, al comentario hecho por los informadores en torno a la sorpresa que su visita en un cuartel hab¨ªa producido, dijo: ?Preg¨²ntenles ustedes los motivos a quienes se sorprenden por ello. Esa no es mi profesi¨®n?, afirm¨® al referirse a su ausencia en actos castrenses.

Tras abandonar el acuartelamiento de Loyola, en cuyos alrededores se hab¨ªan concentrado un centenar de curiosos, los Reyes se dirigieron en autom¨®vil a la localidad pesquera de Fuenterrab¨ªa. La autopista, por la que accedieron a la villa, estaba fuertemente custodiada por un impresionante dispositivo de seguridad integrado por efectivos de Guardia Civil y de las UAR (Unidades de Acci¨®n Rural), apoyadas por varias tanquetas. La vigilancia era especialmente intensa en la zona de Renter¨ªa, localidad donde los actos de protesta contra la visita de los Reyes han tenido mayor virulencia en los ¨²ltimos d¨ªas. Precisamente la carretera nacional Madrid-Ir¨²n conoci¨® ayer nuevos cortes en la circulaci¨®n, provocados por las barricadas colocadas por grupos de manifestantes. El n¨²cleo urbano de Fuenterrab¨ªa, y m¨¢s concretamente los alrededores de la Cofrad¨ªa de Pescadores, donde se esperaba a los Reyes, estaban pr¨¢cticamente tomados por efectivos de la Polic¨ªa Nacional, estrat¨¦gicamente situados en calles, ventanas y tejados.

En los alrededores del edificio y en las ventanas de las viviendas cercanas, numeroso p¨²blico recibi¨® con aplausos la llegada, minutos antes de mediod¨ªa, de los Reyes, a quienes acompa?aba el presidente del Gobierno vasco, los ministros de Defensa y de Interior y el delegado del Gobierno. Cuando el veh¨ªculo de los Reyes llegaba junto a la Cofrad¨ªa de Pescadores (en cuyas paredes y de forma bien visible se ve¨ªa una pintada en lengua vasca que dec¨ªa ?Reyes no, amnist¨ªa s¨ª?), una veintena de j¨®venes situados a escasos metros del mismo entonaron, pu?o en alto, el Eusko Gudariak. Por momentos, quiz¨¢ por el recuerdo del d¨ªa anterior en Guernica, se denot¨® nerviosismo y visible enfado en los servicios de seguridad de los Reyes. Un sector del p¨²blico trat¨® de acallar con gritos de ?Fuera, fuera, fuera? las voces del grupo contestador del acto, que concluy¨® el himno citado con gritos de Presoak kalera (?Presos a la calle?) y Amnistia osoa (?Amnist¨ªa total?).

Cuando los Reyes, a los sones del Agur Jaunak (himno de saludo y despido) entraban bajo un arco formado por remos de pescadores, arreciaron los aplausos y se escucharon vivas a los Reyes y alg¨²n grito aislado de ?Viva Espa?a?. Como en otras ocasiones, los efectivos humanos de Alianza Popular, reducidos pero ruidosos, con banderas espa?olas, pusieron esa pincelada patri¨®tica que se ha repetido en casi todos los actos de la estancia de los Reyes en el Pa¨ªs Vasco.

Minutos antes de las doce del mediod¨ªa, los Monarcas se asomaron al balc¨®n de la Cofrad¨ªa para saludar al p¨²blico, que, con aplausos, ped¨ªa su presencia. Posteriormente se reunieron en un sal¨®n con la Corporaci¨®n municipal y las cofrad¨ªas de pescadores de Guip¨²zcoa y algunas de Vizcaya. Entre los presentes se encontraba Jos¨¦ Mar¨ªa Silvetti, presidente de la Federaci¨®n de Cofrad¨ªas de Guip¨²zcoa y militante destacado de UCD en esta provincia, que abandon¨® hace unos meses el Pa¨ªs Vasco, seg¨²n afirm¨® entonces, por amenazas de muerte recibidas de parte de los comandos aut¨®nomos.

Los representantes de los pescadores informaron con detalle a los Reyes de la situaci¨®n cr¨ªtica que se registra en el sector de la pesca en el Pa¨ªs Vasco a consecuencia de las prohibiciones de la Comunidad Econ¨®mica Europea de faenar en los caladeros tradicionales de merluza. Concretamente, la Cofrad¨ªa de Fuenterrab¨ªa expuso la conflictividad permanente -con frecuentes detenciones de pesqueros por patrulleras francesas- que se produce en el caladero Erreka, donde siempre faen¨® la flota de la localidad.

Dicho caladero se encuentra justamente en la l¨ªnea entre las aguas francesas y espa?olas, seg¨²n se mostr¨® gr¨¢ficamente a los Reyes sobre las cartas marinas. Los pescadores pidieron que los Reyes medien para que por medio de una negociaci¨®n se logre tolerancia por parte francesa para los pesqueros espa?oles en una franja de doscientos metros. El Rey prometi¨® a los representantes de las cofrad¨ªas que informar¨ªa del tema a los responsables del Ministerio de Asuntos Exteriores para que ¨¦stos realicen las gestiones pertinentes.

Al t¨¦rmino de la reuni¨®n, y mientras Jos¨¦ Mar¨ªa Silvetti abandonaba la cofrad¨ªa fuertemente escoltado, los Reyes departieron informalmente con los pescadores en el comedor del edificio, donde se les ofreci¨® un aperitivo.

Poco antes de las 13.00 horas llegaron los Reyes al aeropuerto de Fuenterrab¨ªa, donde, antes de tomar el avi¨®n de la Fuerza A¨¦rea espa?ola, que les trasladar¨ªan a Madrid, fueron despedidos por las autoridades militares, civiles y auton¨®micas. El Rey abraz¨® a Carlos Garaikoetxea en un clima de cordialidad y simpat¨ªa, poco antes d

subir al avi¨®n, en el que ocupar¨ªa asiento en la cabina de mandos. A pocos metros de la pista, unos centenares de personas, fundamentalmente mujeres, desped¨ªan con algunos gritos a los Reyes.

Lluvia y tibieza en San Sebasti¨¢n

Algunos incidentes se registraron en la noche del mi¨¦rcoles en torno a la cena que la Diputaci¨®n Foral de Guip¨²zcoa ofreci¨® a los Reyes. Desde las 21.30, media hora antes de la se?alada para el acto, dos grupos de personas se enfrentaron verbalmente ante la puerta principal del palacio de la Diputaci¨®n. Mientras unos gritaban frases contra la Monarqu¨ªa y la persona de los Reyes, otros daban vivas a sus Majestades, agitando banderas de Espa?a. Poco antes de las 22.00 horas, la Polic¨ªa Nacional disolvi¨® con extremada dureza al primer grupo y se enfrent¨® en algunos momentos con el segundo.

En el interior del palacio, el presidente del Gobierno vasco, Carlos Garaikoetxea, orden¨® a dos miembros del servicio de orden de las instituciones auton¨®micas que expulsaran al teniente de alcalde de San Sebasti¨¢n, F¨¦lix Soto, perteneciente a Herri Batasuna, que hab¨ªa sido invitado a la cena. Seg¨²n fuentes oficiales, Soto hab¨ªa seguido durante varios minutos al lendakari criticando en voz alta su actuaci¨®n y pronunciando con insistencia t¨¦rminos ofensivos e insultantes.

En relaci¨®n con el mismo acto, ayer se desminti¨® de modo tajante en medios oficiales una versi¨®n seg¨²n la cual se hab¨ªa arrojado lej¨ªa en algunos de los platos que compon¨ªan el men¨², que hab¨ªa sido preparado en un restaurante de la parte vieja. Sin embargo, parece confirmado que un grupo de personas trat¨® de volear la furgoneta ,donde se transportaba parte de la cena hasta el palacio de la Diputaci¨®n Foral.

Uno de los momentos m¨¢s significativos del banquete se produjo cuando don Juan Carlos recibi¨®, muy emocionado, el saludo del socialista Benigno Bascar¨¢n, hist¨®rico dirigente del PSOE de Eibar, que particip¨® en la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica en aquella localidad el 13 de abril de 1931.

Por lo que respecta a la acogida que recibieron los Reyes en la capital de Guip¨²zcoa, puede considerarse tibia. El paso de la comitiva real por las calles de la ciudad ayer por la ma?ana fue presenciado por grupos reducidos de personas, que sumaron en total varios centenares. La carretera de Ayete y la plaza de P¨ªo XII, que formaban parte del trayecto de los Reyes, aparec¨ªan engalanadas con banderas espa?olas e ikurri?as, detalle que no se hab¨ªa observado en ning¨²n otro momento de la visita.