Reagan calific¨® de "calamidad econ¨®mica" la situaci¨®n en EE UU
?La naci¨®n est¨¢ ante una calamidad econ¨®mica de grandes proporciones?, dijo el presidente Ronald Reagan en su primer discurso televisado al pa¨ªs desde la llegada a la Casa Blanca el pasado 20 de enero. Sin regatear calificativos duros y sombr¨ªos, demostrando con gr¨¢ficos y d¨®lares lo grave de la situaci¨®n, el presidente de EE UU dijo que la naci¨®n se encontraba ?en el mayor desastre econ¨®mico desde la gran depresi¨®n?.
Con un lenguaje directo y h¨¢bil presentaci¨®n, Ronald Reagan intent¨® movilizar a la opini¨®n p¨²blica, medios pol¨ªticos y econ¨®micos de que ?hay que reconocer que ha llegado el momento de dar el giro? para superar la crisis econ¨®mica. Reducir la inflaci¨®n y mantener el crecimiento son objetivos prioritarios.El presidente s¨®lo habl¨® de reducir los impuestos directos el 10% en el presente ejercicio, recortando al mismo tiempo el gasto p¨²blico ?en todos los sectores?. No cit¨® los cap¨ªtulos concretos que se ver¨¢n afectados por la limitaci¨®n del gasto p¨²blico -muchos de ellos de car¨¢cter social-, reservando los detalles para el importante discurso-programa de m¨¢s de 150 p¨¢ginas que presentar¨¢ ante el Congreso el pr¨®ximo 18 de este mes.
Mostrando c¨®mo un d¨®lar de 1960 se hab¨ªa convertido hoy en s¨®lo 36 c¨¦ntimos, de poder adquisitivo, Reagan repiti¨® e insisti¨® en que ha ?llegado el momento de actuar?. Se abstuvo, como hizo durante la campa?a electoral, de criticar abiertamente a los dem¨®cratas por su gesti¨®n en el Congreso durante los ¨²ltimos veinte a?os.
Reiterando que ?el presupuesto est¨¢ descontrolado?, Reagan anunci¨® que, pr¨¢cticamente, todos los departamentos federales sufrir¨¢n recortes financieros, para reducir el d¨¦ficit p¨²blico, que puede superar los 80.000 millones de d¨®lares en el ejercicio 1981, que finaliza el 30 de septiembre pr¨®ximo.
?S¨®lo habr¨¢ los recortes realmente necesarios?, a?adi¨® el presidente, con evidente deseo de calmar los ¨¢nimos de protesta que puede originar la disminuci¨®n del presupuesto en ayudas sociales. Los vales para comida, subvenciones para la ense?anza p¨²blica, ayuda m¨¦dica, apoyo a la reforma urbana en las grandes ciudades y ciertos beneficios del sistema de Seguridad Social (que no cubre el crisis es patente en EE UU, con una algunos de los cap¨ªtulos afectados.
Otros de orden general, como los programas espaciales, investigaci¨®n de carburantes sint¨¦ticos, ferrocarriles, autopistas o participaci¨®n de EE UU en organismos financieros y culturales internacionales (Banco Mundial, Agencia Internacional para Desarrollo, Unesco) sufrir¨¢n tambi¨¦n las restricciones de un plan de gasto p¨²blico austero.
La alocuci¨®n televisada de Reagan -horas antes de que celebrara su aniversario ante un pastel con setenta velas- pretendi¨®, ante todo, despertar al pueblo americano del ?sue?o? dorado del pasado. La crisis es patente en EE UU con una inflaci¨®n del 12,4%, en 1980, con 7,4% de desempleo, con sectores econ¨®micos, como el autom¨®vil, que no logran salir de su marasmo y con un ?precio? medio del cr¨¦dito del 15% en un pa¨ªs donde todo funciona a cr¨¦dito.
Los republicanos saben mejor que nadie que se juegan su futuro pol¨ªtico en el poder, hoy instalado por cuatro a?os en la Casa Blanca y en el Senado, si no logran cambiar el ritmo de la crisis econ¨®mica.
La impopularidad de las rebajas en programas sociales deber¨ªa ser compensada por la aceptaci¨®n general de la reducci¨®n de impuestos directos, clave para favorecer el ahorro, estimular la inversi¨®n y crear nuevos puestos de trabajo, seg¨²n los patrocinadores de la tesis.
?S¨®lo el pueblo paga impuestos?, dijo Reagan, recordando un eslogan suyo de hace veinte a?os, cuando realizaba programas de propaganda para la multinacional General Electric. Reagan carg¨® las tintas en que debe ser la Administraci¨®n, el Gobierno, quien tiene que ?administrar? correctamente los impuestos como promete hacer durante su mandato.
El presidente no habl¨® de los aspectos que afectan al cap¨ªtulo de defensa dentro del presupuesto -el ¨²nico que se salvar¨¢ de la austeridad- en un momento en que el Pent¨¢gono prepara todo su programa de modernizaci¨®n de la defensa, cuya parte en el presupuesto se ?come? casi el 25% del mismo.
Para conciliar el aumento en el sector de la defensa, al tiempo que disminuyen los ingresos por la reducci¨®n de impuestos, la Administraci¨®n Reagan reducir¨¢ el gasto p¨²blico en los dem¨¢s cap¨ªtulos. El ?secreto? estar¨¢ en evitar que el estrangulamiento de las ayudas sociales no llegue a provocar una reacci¨®n popular de las personas afectadas. Reagan puede conseguirlo, porque todos los norteamericanos parecen cansados, como en otros pa¨ªses, de sufrir un deterioro del clima econ¨®mico. Falta por demostrar que la ?f¨®rmula? Reagan sea la buena.
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