Con la muerte de Bill Haley desaparecen veinticinco a?os de "rock and roll"
Bill Haley muri¨® el pasado lunes en la localidad de Harlingen (Texas) (v¨¦ase EL PAIS, segunda edici¨®n, del martes). Ten¨ªa 53 a?os, y los ¨²ltimos de su vida los hab¨ªa pasado recluido en su rancho, sin querer saber nada de los medios de comunicaci¨®n, a los cuales se les explicaba repetidamente que estaba ausente.
Seg¨²n Frank Zappa, cuando los j¨®venes americanos de 1955 contemplaban las barbaridades que se suced¨ªan en la pel¨ªcula The Black-Board Jungle (prohibida durante once a?os en el Reino Unido) no daban cr¨¦dito a sus ojos. ?El hecho es que all¨ª aparec¨ªamos nosotros (los j¨®venes), se?al inequ¨ªvoca de que exist¨ªamos?. Y adem¨¢s hab¨ªa una canci¨®n: Rock Around the Clock. Una canci¨®n tan significativa como para ser llamada la Marvellesa del rock, como para que Lucas la utilizara para abrir American Graffiti (1973) o como para que sonara en lugares tan extra?os como Superman.Bill Haley consigui¨® con esa canci¨®n que por, primera vez se vendieran m¨¢s de un mill¨®n de singles en el Reino Unido y que se llegara a los diecis¨¦is en todo el mundo. Resulta algo dif¨ªcil, visto todo ello, minusvalorar su importancia.
Naci¨® el 6 de julio de 1927 en Highland Park, cerca de Detroit, un lugar tan poco propicio para el rock and roll como cualquier cosa que no fueran los coches; pero pronto emigr¨® junto a sus padres a la granja que ¨¦stos hab¨ªan comprado en Pensilvania. All¨ª comenz¨® a tocar la guitarra (no era nada malo) en una banda local de su pueblo (Booth Winns), m¨¢s en concreto la de Cousin Lee. Su primer disco vino por esta ¨¦poca (1945), y su nombre era Candy Kisses. Luego anduvo unos a?os tocando por las cercan¨ªas de su Estado, como muchas otras bandas del g¨¦nero que entonces practicaba, country and western, m¨²sica vaquera para las fiestas lugare?as (rodeo incluido). En vista de que no se hac¨ªa de oro y de que los singles por ¨¦l grabados no iban casi a ning¨²n sitio, decidi¨® volver al pueblo, donde encontr¨® trabajo como pinchadiscos en la emisora que recientemente se hab¨ªa abierto en Chester, otro villorrio cercano. All¨ª simultane¨® sus labores como animador de juventudes con otra banda, nada menos que The Four Aces of Western Swing. M¨¢s tarde ser¨ªan los Saddlemen, quienes luego se llamar¨ªan ya para siempre y la posteridad los Comets. Una formaci¨®n rara, en la que por primera vez la guitarra el¨¦ctrica iba en primer plano y que combinaba astutamente instrumentos de country (acorde¨®n) y de rhythm and blues (el maravilloso saxo de Rudy Pompilli). Porque a trav¨¦s de su trabajo en la radio y de sus actuaciones en las fiestas colegiales de los alrededores el bueno de Bill vino a caer en la cuenta de que el swing y el mismo country les dec¨ªan cada vez menos a los j¨®venes, que se extasiaban mirando a las malas bestias de Marlon Brando en The Wild One (1954). Como muchos otros pinchadiscos de la ¨¦poca, Bill Haley pudo comprobar c¨®mo sus audiencias blancas les reclamaban, cada vez m¨¢s, n¨²meros incluidos en las listas negras, aunque muchas de ellas tuvieran unas letras poco admisibles para una mentalidad puritana.
La idea estaba clara: seg¨²n el mismo Haley, ?se trataba de mezclar jazz de Dixieland, rhythtm and blues y country and western para conseguir un ritmo que la gente pudiera corear y bailar, algo que respond¨ªa a sus expectativas. El resto fue f¨¢cil: cog¨ª expresiones de uso diario, como Crazy Man Crazy, See You Later Alligator o Shake Rattle and Roll, y, siguiendo el m¨¦todo descrito, hice canciones sobre ellas?. S¨®lo que Shake Rattle and Roll no era suya, sino de Joe Turner, y See You Later Alligator, de Bobby Charles. Pero da igual. A trav¨¦s de estas canciones (catalogadas cuando salieron comofox trot, a falta de mejor expresi¨®n), Bill Haley consigui¨® que el rock se convirtiera en la mayor revoluci¨®n musical de la historia.
No es extra?o, de todas formas, que Haley fuera mucho m¨¢s reverenciado en Europa, donde no le vieron hasta 1957, que en su propia tierra. Era demasiado blando para personificar con cierta ventaja al h¨¦roe del rock and roll era, en el fondo, un vaquero con vista y buen humor. Luego vendr¨ªan las verdaderas fieras, como Presley, Perkins, Lee Lewis, Berry, Richard o Cochran. Eso s¨ª: ¨¦l les abri¨® el camino.
Luego, Haley sigui¨® pase¨¢ndose por todo el mundo con su cara de bueno cada vez m¨¢s rechoncha. Ya quedaban lejos los d¨ªas en que Pablo Casals afirmaba que Haley era ?un destilado de todas las degeneraciones de nuestro tiempo?. No era eso ciertamente, pero resulta agradable que en alg¨²n momento la respetabilidad tuviera esa idea.
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