El t¨¢ndem, soluci¨®n del ciclismo para los invidentes
El uso de la bicicleta resulta un hecho irrefutable que va en aumento en los ¨²ltimos tiempos. Campa?as de promoci¨®n y la propia conciencia ciudadana de su efecto beneficioso para la salud -menos todav¨ªa, dadas las dificultades, como alternativa de trasporte- lo permite comprobar. Una nueva iniciativa, que dar¨¢ la oportunidad de hacer ejercicio al m¨¢ximo de sus posibilidades a los invidentes, se lleva a cabo actualmente en Madrid. Gracias a los t¨¢ndem, o bicicletas dobles, yendo sentados en el asiento trasero, esto puede ser una realidad.
Desde el mes de septiembre, en grupos reducidos, aunque la demanda de ?clases? pasa ya largamente del centenar de peticiones, un grupo de entusiastas ense?a a los ciegos a habituarse con los t¨¢ndem. La ?base? est¨¢ en el colegio de la Inmaculada, que la Organizaci¨®n Nacional de Ciegos posee en el paseo de La Habana. All¨ª, el primero de los seis domingos por la ma?ana que ocupa cada tanda se muestra a los invidentes c¨®mo es el veh¨ªculo, qu¨¦ pasa con la cadena, los pi?ones, el cambio, aunque en realidad ellos no deban preocuparse de esto. El segundo, se les lleva, bien al vel¨®dromo Pr¨ªncipe de Vergara, bien al reci¨¦n abierto en Vallecas, para que se vayan acostumbrando al ruido y a los coches. Despu¨¦s, los d¨ªas siguientes ya se sale a carretera, concretamente a la de Colmenar, mucho m¨¢s apropiada que las nacionales para rodar.La idea de utilizar el t¨¢ndem para que los ciegos hagan ejercicio no es nueva, naturalmente, y en muchos pa¨ªses donde la bicicleta tiene adquirida carta de naturaleza se practica. El ejemplo directo para su aplicaci¨®n ahora en Espa?a se tom¨® de Noruega, donde existe un club especialmente dedicado a esta pr¨¢ctica de los ciegos. Sin ir m¨¢s lejos, entre febrero y mayo de 1979, una pareja de Stavanger -la muchacha Marit Voster, que conduc¨ªa, y Tore Naerland, invidente de veinticinco a?os- di¨® la vuelta al mundo, en gran parte pedaleando sobre un t¨¢ndem. Salieron de Londres y siguieron en direcci¨®n este, cruzando Italia, Egipto, India, Hong Kong, Jap¨®n, Estados Unidos, hasta regresar nuevamente a Gran Breta?a. Con ello quisieron demostrar que la participaci¨®n de un ciego en aventuras as¨ª es posible y que sus limitaciones son a veces m¨¢s de tipo psicol¨®gico que f¨ªsico.
M¨¢ximo aprovechamiento
El ciego, concretamente en el ciclismo practicado de esta forma, puede llegar al l¨ªmite de sus posibilidades f¨ªsicas, algo que dif¨ªcilmente consigue en otras especialidades y, desde luego, en ninguna que requiera movimientos tan din¨¢micos. Seg¨²n la experiencia de los ?conductores?, a los "j¨®venes hay que frenarles para evitar que se excedan. El m¨¢ximo esfuerzo, por ello, s¨®lo lo realizan en las subidas. No se debe olvidar que cualquier cuesta para una bicicleta doble es mucho m¨¢s costosa de subir que para una normal. El doble peso de carga ?manda? m¨¢s que la doble energ¨ªa del pedaleo.De todas formas, el uso, en general, del t¨¢ndem, que para el ciclista sentado atr¨¢s supone un verdadero paseo, sin otra preocupaci¨®n que pedalear -sincronizado como est¨¢, mec¨¢nicamente, el sistema de cadenas con el de delante-, no es una utop¨ªa. Resulta una forma magn¨ªfica, por ejemplo, de que monte en bicicleta sin problemas alguien que no sepa hacerlo, pues ¨¢s¨ª aprender¨¢ pronto a equilibrarse. Todo ello supone, como es l¨®gico, que el conductor sea un ciclista experimentado y que, para mayor comodidad, los recorridos deban ser elegidos entre los m¨¢s llanos posibles y con mayor cuidado que en el caso de la bicicleta.
Esta iniciativa con los ciegos tiene ya m¨¢s de dos a?os, pero la ONCE no se decidi¨® a tomarla con inter¨¦s hasta finales del pasado verano. La acogida entre los invidentes ha sido enorme y ya existen peticiones de las chicas que se integran en el colegio femenino para participar como los chicos. En el futuro se tratar¨¢ de involucrar a los organismos federativos, pero s¨®lo a nivel de organizaci¨®n, pues en proyectos de este tipo -y ejemplos sobre ello ya ha habido bastantes, tristemente- el oportunismo de cualquier tipo -pol¨ªtico, sobre todo- y la subsiguiente burocratizaci¨®n podr¨ªan malearlo. Necesidades econ¨®micas no existen, pero s¨ª humanas, de todos los ciclistas que est¨¦n dispuestos a compartir el t¨¢ndem con los pioneros de esta labor.
El t¨¢ndem -veh¨ªculo de dos ruedas, como la bicicleta- surgi¨® como una derivaci¨®n ?familiar? o de amigos, para ir realmente en equipo. Aunque en carretera se ha utilizado como paseo o cicloturismo hace ya mucho tiempo en determinados pa¨ªses, incluso adquiri¨® car¨¢cter competitivo en pruebas de pista, y al convertirse en deporte de elite se perjudic¨® a la masa. Actualmente a¨²n est¨¢ en el programa de los campeonatos del mundo de ciclismo.
El t¨¢ndem, pues, se puede considerar como un medio de transporte, al igual que la bicicleta, pero tambi¨¦n de comunicaci¨®n, y mejor incluso que ¨¦sta. Su origen es alem¨¢n, y curiosamente parece ser Francia en estos momentos la avanzada en su utilizaci¨®n. A los ¨¦xitos en el pasado de la gran pareja de velocistas en pista Trentin y Morelon, campeones mundiales tanto en bicicleta como en t¨¢ndem, han sucedido ahora los de Cahard y Depine, alumnos precisamente de Morelon. Adem¨¢s, varias pel¨ªculas han tomado el t¨¢ndem como eje principal de sus historias, siempre con ese sentido de equipo o de compa?erismo que el t¨¢ndem no s¨®lo para los ciegos, sino para los videntes, puede fomentar.
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