Aprobada la liquidaci¨®n del Banco del Pa¨ªs
La junta de accionistas del Banco del Pa¨ªs aprob¨® la disoluci¨®n de la entidad por 636.482 acciones a favor y 510.263 en contra. 8.400 acciones se abstuvieron. En la junta, que se prolong¨® m¨¢s de siete horas, se observ¨® un claro posicionamiento por parte de dos grupos accionariales enfrentados. El encabezado por Andr¨¦s Jim¨¦nez Nemesio se alz¨® con la opci¨®n vencedora, y el que capitaneaban las participaciones de los Duque, Seligrat y Mart¨ªnez Fresneda, que resultaron derrotados en su intenci¨®n de continuar con la actividad de la sociedad, aunque no pudiera desarrollarse dentro del ¨¢mbito bancario.
La cabeza visible de esta segunda opci¨®n fue Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Gallard¨®n, miembro de la oposici¨®n al r¨¦gimen anterior y actual militante de Alianza Popular en su ala m¨¢s conservadora, quien concurri¨® a la junta de accionistas en su condici¨®n de tenedor de diez acciones -el m¨ªnimo estatutario para tener derecho a voto-, y que reconoci¨®, seg¨²n diversas fuentes consultadas por EL PAIS, actuar en nombre de los hermanos Seligrat, entre los que totalizan, seg¨²n los mismos medios, unas 57.000 acciones.Fue precisamente Ruiz Gallard¨®n quien lanz¨® la idea de que una cosa es que el Banco de Espa?a y el Ministerio de Econom¨ªa condenen a muerte al Banco del Pa¨ªs, y otra que sean los propios accionistas de la entidad quienes mansamente acepten la decisi¨®n administrativa, que supone ?su suicidio?.
Las dos opciones se mostraron de acuerdo en dos puntos: primero, en recurrir al expediente administrativo por el que se excluy¨® al banco del Registro de Bancos Banqueros, y segundo, en aprobar el balance social de la entidad cerrado el 29 de octubre de 1980 y que, ajuicio de algunos accionistas minoritarios consultados por este diario, presentaba algunas partidas no suficientemente claras.
Estas partidas, sin explicitaci¨®n suficiente, se encontraban fundamentalmente incluidas dentro del ep¨ªgrafe del activo del balance del banco cuentas diversas, que ascend¨ªa en aquella fecha a 849 millones de pesetas, frente a los 415 millones que figuraban en la misma partida en el balance correspondiente al cierre del ejercicio de 1979.
Los 434 millones que separan las dos cifras fueron considerados excesivos por algunos accionistas, y concretamente los socios minoritarios Joaqu¨ªn Garc¨ªa Javaloys, Heliodoro Mart¨ªn y Sebasti¨¢n Salvador votaron en contra de su aprobaci¨®n. Este ¨²ltimo, adem¨¢s de votar en contra de la propuesta, se reserv¨® las acciones jur¨ªdicas oportunas que se pudieran derivar de estas cifras.
Llegado el momento de nombar los tres liquidadores que le correspond¨ªan a la entidad, los otros tres ser¨¢n designados por el Banco de Espa?a, se acept¨® la propuesta del tambi¨¦n accionista Leopoldo Stampa, que lnclu¨ªa a Rafael Hernando S¨¢nchez, Baldomero Blasco y Mohamed Esquali. Los dos primeros eran considerados por los asistentes a la junta general como hombres m¨¢s o menos pr¨®ximos a las posturas de Jim¨¦nez Nemesio, mientras que el ¨²ltimo, yerno del jefe de la guardia mora del general Franco, hab¨ªa sido el vendedor de la actual sede social del banco, a cambio de la cual recibi¨® cien millones de pesetas en acciones.
Esta designaci¨®n cont¨® con la oposici¨®n de 506.764 acciones, presumiblemente correspondientes a los t¨ªtulos del grupo de los se?ores Duque, Seligrat y Mart¨ªnez Fresneda.
Junto a ¨¦stos se posicionaron los empleados de la entidad, quienes a trav¨¦s de Moraleja, trabajador y accionista, se pronunciaron por la continuidad del banco.
A lo largo de toda la junta estuvo presente un notario, para dar fe de los hechos que se produjesen. Otro hecho que se puso de manifiesto en la asamblea fue la actitud de imparcialidad que adopt¨® el vicepresidente de la entidad, Alejandro Fern¨¢ndez Sordo.
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