El doble
Akira Kurosawa es el ¨²ltimo de los grandes realizadores japoneses vivo a¨²n. Gracias a su filme Rashomon, el cine de su pa¨ªs se conoci¨® en Europa, alcanzando, de golpe, una cotizaci¨®n privilegiada que ¨¦l supo mantener con otros relatos donde la ¨¦pica de su historia se nos mostraba a trav¨¦s de una brillante pl¨¢stica.Sin embargo, este gran realizador que a¨²n ahora, en su ¨²ltima pel¨ªcula, se nos muestra como un artista a la vez refinado y capaz de crear im¨¢genes de gran fuerza dram¨¢tica, comenz¨® su carrera con historias que no miraban al pasado, sino al Jap¨®n de los a?os posteriores de la guerra. Es a partir de Rashomon cuando se inicia su aproximaci¨®n a la cultura occidental. El idiota supone una de las mejores versiones de Dostoiewsky, Bajos fondos, de Gorki, viene a ser una versi¨®n demasiado respetuosa, pero Macbeth, en cambio, es una obra maestra, mezcla del mejor humanismo occidental y del teatro No. En esta vertiente, mirando hacia el pasado como promesa de futuro, analizando con rigor su historia, ahondando en el coraz¨®n humano, Kurosawa nos ofrece, si no un filme tan brillante como Rashomon, una aportaci¨®n importante a su cine, al mejor conocimiento de su arte.
Kagemusha
Director: Akira Kurosawa. Gui¨®n: Akira Kurosawa y Masato Ide.Fotograf¨ªa: Takao Saito y Masaharu Ueda. M¨²sica: Shinochiro Ikena. Int¨¦rpretes: Tatsuya Nakaday, Tsutomu Yamasaki, Kenichi Hagiwara, Kota Yui, Daysuke Ryu, Masayuki Yui. Dram¨¢tica. Jap¨®n. 1980. Cine Paz.
M¨¢s all¨¢ de la pl¨¢stica grandiosa y exquisita de sus batallas, de la lucha de los clanes entre s¨ª por la conquista de Kyoto, lo que m¨¢s llega a interesar al espectador occidental es la historia de su protagonista: un doble que por azares de la guerra se convierte en la sombra del guerrero Kagemusha. Su placer y rechazo, sus dudas ante el pa pel que debe de representar y en el que ser¨¢ capaz de enga?ar a todos menos a su caballo favorito, tienen un sabor dostoievskiano, mezcla de humor y tragedia, retrato de un hombre que volver¨¢ a ser nada, una vez vencidos los tres a?os impuestos
Resultar¨ªa vano insistir sobre el valor de los medios puestos en manos del realizador, aunque de todas las secuencias sobresalga, sin duda, la final, con los despojos de tantos hombres sacrificados en una guerra in¨²til, en busca como el doble, de una imagen barrida por otros hombres y otras nuevas ¨¦pocas.
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