La peque?a derecha
Ahora que la gran derecha pasa de lo proustiano a lo prusiano, de lo saudadoso a lo ominoso (con proyecto de pena de muerte inclu¨ªdo en la filosof¨ªa del se?or Vestrynge), ahora que los nevaditos vuelven a bajar de las monta?as m¨¢s ignotas, como el lobo y Cantarero del Castillo, porque en las monta?as nevadas ya no hay carro?a pol¨ªtica con que aguantar hasta la revoluci¨®n pendiente, ahora ser¨ªa el momento de pensar en la peque?a derecha, esa en la que nadie piensa, salvo la euroizquierda, cuando defiende la mediana empresa o la flor silvestre, campesina y ecol¨®gica. La derecha se lo hace de gran derecha, por pactos y por clientela, y la izquierda, de movilizaciones populares, cada d¨ªa m¨¢s improbables y letales, pues hasta hacen v¨ªctimas los tiros al aire, que siempre hay alg¨²n rojo pase¨¢ndose por el aire (hoy mismo se alivia de responsabilidad a los ¨²ltimos responsables de Embajadores). Ahora es el momento de fumar un camel y preguntarle al se?or Fraga, o a su improvisado secretario de apellido tan forastero que no se lo va a aprender nadie, qu¨¦ pasa con la peque?a derecha:-A ver si me aclaro, don Manuel; la peque?a derecha, qu¨¦.
Porque desde siempre hemos sabido que las santas alianzas nacionales han estado con la gran derecha, y ahora deciden prescindir de cualquier democratizaci¨®n concesiva al aura socialista del siglo (un aliancista ha rechazado expresamente incluso las ideas m¨¢s aceptables/ asimilables de la izquierda, con palmas del personal). Porque, al fin, los l¨ªderes/encomenderos de la gran derecha deciden hac¨¦rselo pol¨ªticamente de gran derecha, y ya no puede haber enga?o ah¨ª para la peque?a derecha, la peque?a burgues¨ªa, el personal de poco precio y medio pelo. Fraga, encomendero secular de la gran derecha, por fin lo tiene claro. Nosotros, tambi¨¦n. Para sus graves problemas, los poderosos tienen siempre la gran derecha y otras alianzas. Para sus problemas leves, menores o de intendencia general y avituallamiento de los peatonales, tienen el fascismo. Le¨®n Degrelle, Mussolini, Hitler, Franco, no han sido sino los encomenderos de la gran derecha en sus momentos malos. Como dice Marsillach:
-Nada para el pueblo, pero con el pueblo.
Se ha fallado el premio espejito/espejito de Espa?a, que da Lara en el Ritz, generalmente a hagiogratlas inversas de estos grandes o peque?os encomenderos demag¨®gicos. Maika me ha invitado en Griffin's a un pase Bherta Aguilera/Marbel J¨²nior (que era j¨²nior cuando yo, o sea que est¨¢ carroza), y me digo, en tan grato lugar, que la moda es una brillante par¨¢bola de la pol¨ªtica y la sociedad (Gide/Barthes reflexionaron mucho sobre la moda). Dior para la gran derecha y Coc¨® Chanel para la peque?a derecha. La boutique cursi (mimetismo elitista) y las multitiendas/ supercentro han demagogizado los trapos. Ahora, la gran derecha ya ni se molesta en montar boutiques de barrio para el surtido ideol¨®gico del personal. Van a lo suyo como armadas invencibles y no se pueden montar una mercer¨ªa en un buque destructor de la OTAN. Los franceses me contratan Los helechos arborescentes para editar el libro en Par¨ªs. Libro de guerras civiles, casi todas ellas han sido guerras fronterizas, desde la napole¨®nica (que el genio de Napole¨®n consigui¨® transformar en guerra entre espa?oles) hasta los santuarios franceses de ETA.
Jean-Fran?ois Fogel, que me sacaba en Liberation, est¨¢ escribiendo un libro/retrato de Barcelona. Catalu?a es la peque?a derecha de Pl¨¢/Pujol y no la gran derecha o grandeur de Tarradellas. Espa?a es pa¨ªs de peque?a derecha. Cuando entra en el juego de la grande, eso se llama fascismo. El supremo sacramento del fascismo es la pena de muerte.
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