Solchaga acus¨® a Calvo Sotelo de no dar respuesta a los temas del divorcio y la autonom¨ªa universitaria

El representante del Grupo Socialista Vasco, Carlos Solchaga, elogi¨® el programa de Calvo Sotelo por lo que ¨¦ste ten¨ªa de enormemente clarificador. ?As¨ª sabremos con nitidez. qui¨¦n est¨¢ a la derecha y quien a la izquierda del nuevo Gobierno?, fueron sus palabras. No disimul¨® Solchaga la satisfacci¨®n que le produc¨ªa que el discurso conservador del candidato dejara libre a los socialistas una buena parte del espacio pol¨ªtico. Por ello arreci¨® en sus ataques por este flanco: ?Reaccionario, aunque coherente; realista, cicatero, injusto, discriminatorio e in¨²til? fueron algunos de los calificativos que emple¨®.

Insisti¨® especialmente el portavoz de los socialistas vascos en la necesidad de que el candidato especificara los puntos concretos de su programa, y as¨ª, le pregunt¨® las fechas concretas, las v¨ªas constitucionales y la explicaci¨®n del proceso de transferencias que se iba a seguir hasta completar el mapa de las autonom¨ªas. Despu¨¦s, en el turno de contestaci¨®n, Calvo Sotelo se limitar¨ªa a recordarle que ya se comprometi¨® el d¨ªa anterior a que en 1983 la totalidad de las autonom¨ªas espa?olas estar¨ªan funcionando.Para Solchaga hubo dos grandes ausencias en el programa: todo lo referente al desarrollo legislativo y a la pol¨ªtica social. Respecto al primer punto, Calvo Sotelo le respondi¨® que en la pr¨®xima semana, nada m¨¢s constituido el nuevo Gobierno, el primer Consejo de Ministros tratar¨ªa a fondo este tema. ?No nos complace que el candidato nos diga la soluci¨®n la semana que viene?, replic¨® Solchaga. ?Queremos respuestas ahora mismo?, prosigui¨®, ?el pueblo espa?ol desea saber hoy qu¨¦ va a pasar con la ley de Divorcio, con la de Autonom¨ªa Universitaria y con la de Incompatibilidades?.

En materia econ¨®mica, ambos pol¨ªticos mantuvieron una viva pol¨¦mica, en la que adem¨¢s de llamarle bajito Calvo Sotelo a Solchaga y recoger el guante este ¨²ltimo, ambos rivalizaron en experiencia y conocimientos de econom¨ªa. La apreciaci¨®n m¨¢s c¨¢ustica del representante vasco fue la siguiente: ?Su programa va a empobrecer a Espa?a, y sobre todo a la clase trabajadora, ala que usted pide todos los sacrificios y nada exige del empresariado?.

El candidato a la Presidencia le respondi¨® que tambi¨¦n a los empresarios les demandaba su cooperaci¨®n: riesgo, inversi¨®n y creaci¨®n de puestos de trabajo. ?Vaya un compromiso?, replic¨® inmediatamente Solchaga. ?A los trabajadores, por el contrario, s¨ª se les pide un sacrificio en concreto: que se aprieten el cintur¨®n y que se solidaricen con los parados, es decir, que opten entre ser muchos empleados y mal pagados o s¨®lo unos pocos trabajando y bien pagados. Es la ley del embudo ?, concluy¨®.

Tras criticar el apartado del programa dedicado a la integraci¨®n de Espa?a en la OTA N, Solchaga se limit¨® a recordar a Calvo Sotelo que su condici¨®n de presidente del Grupo Parlamentario Centrista en 1975, ministro de Comercio despu¨¦s, de Obras P¨²blicas, de Relaciones con la Comunidad Europea y, finalmente, vicepresidente econ¨®mico le hac¨ªan directamente responsable de los desaciertos de los anteriores Gobiernos. Esta alusi¨®n dio pie a que Calvo- Sotelo sacara a relucir su vena po¨¦tica: ?Miro a los ojos de mi actividad pol¨ªtica desde 1.975 y la dejo marchar tranquilamente ?, concluy¨®, parafraseando a Ortega.