Insuficiencia legal y presupuestaria para el control sanitario de los productos de consumo
La necesidad de una puesta al d¨ªa del C¨®digo Alimentarlo Espa?ol y de las correspondientes reglamentaciones de productos alimenticios y alimentarlos, as¨ª como un insuficiente presupuesto econ¨®mico -que a su vez, produce insuficiencia de medios t¨¦cnicos y humanos-, son las dos principales caracter¨ªsticas del panorama (le salubridad alimentaria con que actualmente se encuentra el organismo responsable directamente de este tema: la Subdirecci¨®n General de Higiene de los Alimentos, desde la cual, a marchas forzadas, se trata de imprimir a esta problem¨¢tica una soluci¨®n, definitiva.
Los pactos de la Moneloa impusieron al Ministerio de Sanidad y Seguridad Social la presentaci¨®n de sus presupuestos por programas para serle adjudicado el correspondiente a 1978. Los servicios de higiene de los alimentos, en lo que a ellos concern¨ªa, no se hicieron de rogar y prepararon un informe de seiscientos folios que caus¨® admiraci¨®n entre quienes lo estudiaron. Adem¨¢s de su exhaustividad, tambi¨¦n caus¨® especial admiraci¨®n aquel plan tan l¨®gico por el presupuesto pedido para ejecutarlo: dos mil millones de pesetas. Nada del otro jueves, si se tiene en cuenta que el famoso proyecto estimaba la concreta cifra de rnil empresas en Espa?a de gran fabricaci¨®n diaria de productos alimenticios. Por lo cual, para asegurar un control eficaz de las mismas,la cuenta resultaba sencilla: mil inspectores -uno por f¨¢brica-, a mill¨®n de pesetas anuales. Nada exagerado fue el juicio que merecl¨® al respecto. Tampoco parec¨ªa exagerado que otros mil millones se los llevara el resto del circuito alimentario del pa¨ªs. Al final, el presupuesto que se asign¨® para este cap¨ªtulo, en ese a?o, fue de veinte millones de pesetas.Casualmente, ese mismo a?o se concedi¨® el presupuesto de reparaci¨®n del teatro Espa?ol -considerablemente da?ado por un incendio-, el cual ascendi¨® a cerca de cuatrocientos millones de pesetas, nos recuerda un funcionar¨ªo de Sanidad, ?sin ¨¢nirrio naturalmente de hacer comparaciones odiosas o de menospreciar el teatro?.
No obstante, Hacienda recomend¨®, para a?os sucesivos, atender de forma especial aquel programa y, efectivamente, el presupuesto destinado al control de la higiene de los alimentos en todo el territorio del Estado aument¨® en los a?os siguientes, hasta alcanzar un presupuesto de 241 millones de pesetas para 1981 dentro del primer nivel de prioridades de la Direcci¨®n General ole la Salud P¨²blica.
No se considera ¨¦sta una cifra ¨®ptima, pero los funcionarios dedicados a estos temas la estiman m¨¢s pr¨®xima a las exigencias reales.
El a?o pasado, en Berl¨ªn, se celebr¨® el I Congreso Mundial de Toxinfecciones Alimentarias. En ¨¦l se dej¨® patente que ¨¦stas suponen el segundo puesto en la clasificaci¨®n de las enfermedades en Europa. El primer puesto lo ocupan las enfermedades derivadas de los procesos respiratorios.
Sanciones insuficientes
Las denuncias, sobre fraudes adulteraciones, intoxicaciones, etc¨¦tera, en el campo alimentario han puesto de manifiesto la gran cantidad de aguj,eros por donde hace agua la garant¨ªa de salubridad de los alimentos.
Sin embargo, y al margen de los clandestinos y los infractores pertlnaces, el criterio m¨¢s defendido en los servicios responsables del control sanitario es que el industrial es el primer interesado en que los alimentos por ¨¦l producidos sean de calidad y de aceptable nivel sanitario. Con todo, el alimento defectuoso puede tener su origen no tanto en una mala voluntad o falta de escr¨²pulos del productor, como en lo inadecuado de su sistema de producci¨®n.
Las faltas y la cuantificaci¨®n de las sanciones en materia de sanidad alimentaria vienen tipificadas por decreto de 21 de marzo de 1975 en cuanto a lo que es competencia del MInisterlo de Sanidad y Seguridad Social. Las cuant¨ªas de las sanciones, en opini¨®n experimentada de los jefes de los servicios sanitarios que nos ocupan, es, por lo general, rentable para el infractor. Las delegaciones territoriales de Sanidad pueden imponer sanciones de hasta 100.000 pesetas. Hasta un mill¨®n es potestad del ministro, y superior a esta cifra es asunto del Consejo de Ministros. Al parecer se imponen numerosas sanciones a nivel local, pero tambi¨¦n se recurren muchas. No hay, sin embargo, una estad¨ªstica detallada al respecto.
?Las sanciones econ¨®micas m¨¢ximas no son suficientes para decidir a muchos empresarios en el cese de sus conductas fraudulentas y antisanitarias. Es absolutamente necesario que la pr¨®xima modificaci¨®n del C¨®digo Penal establezca de forma clara y terminante la revisi¨®n de estos delitos, en forma y cuant¨ªa actualizada, llegando incluso a penas de privaci¨®n de libertad, que son las que pueden resultar m¨¢s efectivas contra los altos directivos de aquellas empresas que no tienen miedo de una multa o sanci¨®n econ¨®mica, pero s¨ª mirar¨¢n con temor la posibilidad de purgar con pena de c¨¢rcel sus acciones u omisiones en cuestiones sanitarias graves?. Quien as¨ª se expresa es Juan Ponz Mar¨ªn, uno de losjefes de: servicio de la Subdirecci¨®n General de Higiene de los Alimentos. Otros de sus compa?eros opinan de forma similar. Este es un criterio bastante extendido entre los hombres m¨¢s responsables del control de la higiene de los alimentos. As¨ª lo afirma tambi¨¦n Pedro Angel Garc¨ªa Gonz¨¢lez,jefe de la secci¨®n de Control de Productos Alimenticios y Alimentarios, quien es tambi¨¦n secretario de la Comisi¨®n Delegada de la Interministenal para la Ordenaci¨®n Alimentaria (CIOA).
La Comisi¨®n Interministerial para la Ordenaci¨®n Alimentaria (CIOA) quiere poner al d¨ªa el C¨®digo Alimentario espa?ol en un plazo de cuatro a?os, que ya comenz¨® en. 1980 y que debe haber finalizado en 19,84. En esta actualizaci¨®n legal participan, adem¨¢s de los ministerios de la citada comisi¨®n (Agricultura, Econom¨ªa y Comercio, Industria y Energ¨ªa, Hacienda, Justicia y Sanidad y Seguridad Social), los sectores p¨²blicos afectados por el tema. Un ejemplo: el Canal de Isabel II, en raz¨®n de la problem,atica del agua. Pr¨®ximamente se incorporar¨¢n a la CIOA los Ministerios de Relaciones con las Comunidades y de Administraci¨®n Territorial, Actualinente existen en la CIOA veintis¨¦is grupos de trabajo. Se espera que en fechas breves este n¨²mero se multiplique por tres, al objeto de segulir el plan de actuaciones de 1980, donde se recogen por orden de prioridad los objetivos y las reglamentaciones a desarrollar. Recientemente asistimos a una de estas reuniones, en la que se trataba sobre lo concierniente a productos de pescado congelado. Adem¨¢s de los representantes de los organismos oficiales, tambi¨¦n se sentaban a la mesa representantes de armadores, comerciantes y consumidores. Se nos permiti¨® ser testigos durante algunos minutos del debate e incluso hacer alguna pregunta. Planteamos, como un asunto de actualidad, el tema del ¨¢cido b¨®rico.
Uno de los representantes de los armadores manifest¨® que, por part de ¨¦stos, ?se est¨¢ preparando un estudio sobre el uso de ¨¢cido b¨®rico en la conserva del pescado fresco?. Juan Ponz Mar¨ªn, jefe del Servicio de Alimentos de Origen Vegetal, Bebidas y Productos Alimentarlos (aditivos, arom¨¢ticos, envases), dijo: ?Para la Administraci¨®n est¨¢ claro: hay prohibici¨®n para su uso en crust¨¢ceos, no se ha cumplido y no s¨®lo se echa a los crust¨¢ceos, sino a pastas, jamones y merluzas. Los motivos del incumplimiento parece que son de tipo t¨¦cnico y laboral?. Francisco Montalvo, jefe del Servicio de Alimentos de Origen Animal, matiz¨®: ?El ¨¢cido b¨®rico no es de los aditivos m¨¢s peligrosos. Est¨¢ clasificado como cautelar. Esto explica que la CEE permitiera su uso hasta hace dos anos, incluso en el caviar?, y Roberto Conty Larranz, subdirector general de Higiene de los Ahmentos, se?al¨®: ?Hay control y se est¨¢n decomisando partidas de pescado tratado con ¨¢cido b¨®rico, e incoando expedientes?.
Por otra parte, la secretar¨ªa de la CIOA es el punto de contacto del Estado espa?ol con el programa conjunto FAO-OMS sobre norma alimentarlas. Este intenta confec cionar un C¨®dex Alimentarius Mundi: especie de manual orientativo de un c¨®digo alimentarlo para que los pa¨ªses miembros se gu¨ªen por ¨¦l. Este c¨®dex tiene unos comit¨¦s de los diversos productos que peri¨®dicamente se re¨²nen en distintos pa¨ªses, y en los que parti cipa Espa?a.
Una Subdirecci¨®n General
En el Ministerio de Sanidad y Seguridad Social existe una Direcci¨®n General de Salud P¨²blica, actualmente al cargo de Luis Valenciano Clavel, de la que, entre otros problemas, depende el de la alimentaci¨®n, a trav¨¦s de la Subdirecci¨®n General de Higiene de los Alimentos, que, a su vez, integra los dos servicios de amplia competencia antes citados, as¨ª como la secretar¨ªa de la CIOA, la secci¨®n de registro de industrias y productos alimenticios y alimentarios y otra secci¨®n para el desarrollo del C¨®digo Alimentario y contactos internacionales.
El edificio de este ministerio, antigua sede de los sindicatos verticales, en el paseo del Prado, est¨¢ actualmente en obras. Sin embargo, al parecer, no se debe especialmente a las obras ¨¦l hecho de que la mencionada subdirecci¨®n general y sus correspondientes servicios centrales se encuentren con una falta de espacio que sobrepasa los l¨ªmites de una legislaci¨®n tercermundista sobre higiene y seguridad en el trabajo.
Agobiados de espacio, escasos de personal, los hombres centrales de la alimentaci¨®n, desde los jefes a las secretarias, se desenvuelven como pueden entre pasillos atestados de archivadores y m¨ªnimas habitaciones que son despachos y, a la vez, sala de recibir varias y distintas consultas y personas al tiempo.
A pesar de sus quejas por esas ?peque?as cosas? o por otras mayores, como ?los menguados recursos econ¨®micos?, los funcionarios que nos informan se muestran optimistas. Juan Ponz resume la situaci¨®n: ?Hacemos menos de lo que debemos y m¨¢s de lo que podemos?.
La Subdirecci¨®n General de Higiene de los Alimentos fue creada en febrero de 1979. Los actuales efectivos humanos de que dispone, entre facultativos, administrativos y auxiliares, oscilan alrededor de sesenta personas, cifra muy insuficiente en opini¨®n de los jefes de servicios. Como fuerzas colaboradoras figuran el personal de los laboratorios de las delegaciones territoriales del ministerio y un organismo especializado en el an¨¢lisis e investigaci¨®n: el Centro Nacional de Alimentaci¨®n y Nutrici¨®n (Cenan), instalado en la localidad madrile?a de Majadahonda.
Un real decreto de 30 de junio del a?o pasado especifica las funciones de esta subdirecci¨®n: ?Control y vigilancia sanitaria de alimentos y sus centros de producci¨®n y distribuci¨®n, en coordinaci¨®n con la Direcci¨®n General de Farmacia y Medicamentos?. Pero la realidad es mucho m¨¢s compleja.
Necesidad de una direcci¨®n general
La realidad es que tales funciones incluyen: desarrollar la legislaci¨®n relacionada con materias alimentarias de significaci¨®n sanitaria y, muy especialmente, con el C¨®digo Alimentarlo Espa?ol; llevar un completo registro sanitario de productos alimenticios y alimentarios, as¨ª como de las industrias que los producen, transportan, distribuyen, expenden o preparan, incluyendo los productos de importaci¨®n y exportaci¨®n; control y vigilancia sanitaria en los distintos aspectos anteriormente citados; preparaci¨®n, formulaci¨®n y propuesta de sanci¨®n y expediente respecto a las posibles infracciones, y una larga serie de colaboraciones con otros organismos, contactos internacionales, comisiones, asesoramientos de reglamentaciones t¨¦cnico-sanitarias, emisi¨®n de informes, etc¨¦tera.
Anteriormente a esta subdirecci¨®n general, el campo de competencias alimentarlas ca¨ªa dentro de la Direcci¨®n General de Sanidad del Ministerio de la Gobernaci¨®n, y despu¨¦s, en diversos departamentos del Ministerio de Sanidad y Seguridad Social.
La nueva Subdirecci¨®n General de Higiene de los Alimentos podr¨ªa llegar a convertirse en una direcci¨®n general, dado el amplio objetivo encomendado. Algunos funcionarios consideran esta posibilidad como una necesidad, ?si la Administraci¨®n quiere realmente dar un fuerte paso adelante ?.
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