Agravio comparativo

Por una vez y sin que sirva de precedente -por si acaso-, Alfonso Cabeza tiene raz¨®n; la sanci¨®n que le ha impuesto el Comit¨¦ Jurisdiccional es un agravio comparativo. El Comit¨¦ Jurisdiccional que, al parecer, se ha constituido en el defensor de la palabra culta y las buenas costumbres, ha sancionado a Cabeza por un show de discoteca tras haber hecho la vista gorda en declaraciones formales a los medios de difusi¨®n de los presidentes del Barcelona y Madrid, N¨²?ez y De Carlos, y las no menos detonantes del vicepresidente del Barcelona Nicolau Casaus.El f¨²tbol en sus comit¨¦s disciplinarios persigue la libertad de expresi¨®n y con ello, una vez m¨¢s, da muestras de inconstitucionalidad. Los h¨¢bitos del mundo del f¨²tbol no han cambiado. Y por lo que se ve no variar¨¢n nunca. En un pa¨ªs en el que se puede criticar la labor de un presidente del Gobierno, no se puede mostrar disconformidad con la actuaci¨®n de un ¨¢rbitro.Alfonso Cabeza no es un presidente de modos tradicionales y tampoco me parece a m¨ª que sus modales sean siempre los m¨¢s adecuados, pero de las manifestaciones realizadas en una discoteca barcelonesa no se pueden extraer motivos suficientes para suspenderle por un mes, dados los antecedentes antes citados.

El mundo del f¨²tbol no tiene sentido del humor y no puede digerir al primer presidente marxista de la historia (disc¨ªpulo de Groucho Marx, se entiende). El f¨²tbol no debe seguir castigando lo que un tribunal ordinario no sancionar¨ªa jam¨¢s.