Los Gobiernos posibles
EL GOLPE del 23 de febrero ha desatado una viva pol¨¦mica en torno a la configuraci¨®n hipot¨¦ticamente m¨¢s deseable del poder ejecutivo a fin de garantizar el orden constitucional y el funcionamiento de las instituciones democr¨¢ticas. La investidura de Leopoldo Calvo Sotelo dos d¨ªas despu¨¦s del asalto al Congreso y la formaci¨®n inmediata de Gobierno no prejuzgan ese debate, dadas las condiciones de excepcionalidad en que ambas decisiones fueron adoptadas. Porque esa salida de urgencia -que, sin duda, era preciso adoptar en los momentos dif¨ªciles que se viven- lo mismo puede estabilizarse y durar que reconocerse a s¨ª misma como f¨®rmula de emergencia.El sector mayoritario de UCD sostiene que el actual Gobierno monocolor puede enfrentarse con la grave situaci¨®n, a condici¨®n de contar con apoyos parlamentarios suficientes y de que la oposici¨®n socialista acepte la concertaci¨®n legislativa y pol¨ªtica en algunos terrenos. El sector cr¨ªtico centrista se inclina por un Gobierno de coalici¨®n, del que no podr¨ªan hallarse ausentes, en cualquier caso, los socialistas. El PSOE, por su parte, ha lanzado la idea de un, Gobierno de coalici¨®n con UCD, abierto a la incorporaci¨®n de la Minor¨ªa Catalana y del PNV. Alianza Popular se ofrece, desde su lado, a una coalici¨®n con centristas y socialistas.
Este debate pol¨ªtico, que en cualquier caso queda aplazado despu¨¦s de la entrevista Calvo Sotelo-Felipe Gonz¨¢lez, puede resultar esclarecedor siempre y cuando su aut¨¦ntico objetivo sea la b¨²squeda sincera de la mejor f¨®rmula posible para conjurar las graves amenazas que se ciernen sobre la libertad y la paz en nuestro pa¨ªs. Pero en una situaci¨®n como la presente, en la que la guerra psicol¨®gica de rumores, intoxicaciones y bulos desempe?a un papel central en la estrategia sediciosa, ser¨ªa desastroso que la clase pol¨ªtica sustituyera ese debate veraz y honesto por una repetici¨®n de la vieja f¨¢bula en la que las liebres perseguidas discut¨ªan sobre si eran galgos o podencos sus perseguidores, con la codicia de cargos y los estrechos intereses partidistas como tel¨®n de fondo. Por esa raz¨®n hay que pedir al actual Gobierno y a los l¨ªderes de la oposici¨®n el m¨¢ximo rigor en los planteamientos y la renuncia a revestir sus ofertas con el lenguaje apocal¨ªptico de ?o esto o el desastre -el nuevo golpe-?. Las incertidumbres sobre lo ya ocurrido y sobre lo que pueda suceder en el futuro inmediato son demasiado grandes como para que nadie crea a pies juntillas en f¨®rmulas m¨¢gicas capaces de suprimir peligros cuya extensi¨®n, profundidad y perfiles ni siquiera se conocen del todo. Y entre otras cosas, las diversas propuestas, impecables en la tersa y l¨ªmpida exposici¨®n te¨®rica de sus ventajas, tendr¨ªan que demostrar su eficacia en el hosco, complejo e imprevisible mundo de los hechos.
En todo caso, el Gobierno, el que tenemos o el mejor de todos los posibles, tiene que llevar adelante la lucha contra el terrorismo para evitar un nuevo golpe y para eliminar de nuestro presente las huellas del ya dado, y ha de afrontar otras tareas tambi¨¦n urgentes. Debe frenar o reducir el desempleo, cuya extensi¨®n puede debilitar el compromiso popular con las libertades. Debe impedir que esa democracia valiente de la que habl¨® Leopoldo Calvo Sotelo en el Pleno de su investidura sea sustituida por una democracia tutelada que vac¨ªe de contenido a las instituciones representativas, que mantenga a la sociedad civil en una situaci¨®n de perpetuo temor y que se niegue a elevar nuestro nivel educativo y cultural o a liberar del cors¨¦ represivo nuestros usos y costumbres. La reconducci¨®n de las autonom¨ªas -inevitable para la consolidaci¨®n del sistema- no puede romper los formales compromisos elevados a rango legal en los estatutos de Sau, de Guernica y de Santiago, ni debe soplar sobre los rescoldos de la hoguera andaluza, ni tiene por qu¨¦ afectar a las dimensiones democr¨¢ticas inherentes a la distribuci¨®n territorial del poder.
Finalmente, la imperiosa necesidad que Espa?a tiene de unas Fuerzas Armadas eficaces y respetadas, de unos cuerpos de seguridad competentes y tecnificados y de una Administraci¨®n central capaz y diligente no s¨®lo no impide, sino que exige la modernizaci¨®n y la democratizaci¨®n de los aparatos Y de las instituciones del Estado, as¨ª como la supremac¨ªa del poder civil, reconocida por el art¨ªculo 97 de la Constituci¨®n.
Esas son las tareas que la clase pol¨ªtica tiene que afrontar y los desaf¨ªos del actual equipo en el poder. De su capacidad de respuesta a estos desaf¨ªos depende en eran medida el debate apuntado sobre los Gobiernos posibles, al margen las teorizaciones y las fintas m¨¢s o menos electorales de cada partido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- Felipe Gonz¨¢lez M¨¢rquez
- Leopoldo Calvo Sotelo
- Pol¨ªtica nacional
- 23-F
- UCD
- Golpes estado
- Presidencia Gobierno
- PSOE
- Gobierno
- Eventos
- Partidos pol¨ªticos
- Administraci¨®n Estado
- Administraci¨®n p¨²blica
- Sociedad
- Transici¨®n espa?ola
- Transici¨®n democr¨¢tica
- Conflictos pol¨ªticos
- Historia contempor¨¢nea
- Historia
- Pol¨ªtica