La jornada de Liga no fue un homenaje a Quini
El recuerdo de Quini s¨®lo permaneci¨® unos minutos. En el Manzanares, Atl¨¦tico de Madrid y Barcelona, desde el inicio del partido, libraron una batalla sin concesiones. No hubo gentilezas para nadie. El pretendido homenaje en los campos de f¨²tbol qued¨® limitado a cuatro hechos aislados. En El Molin¨®n, su campo de siempre, la salida de los equipos fue saludada con el flamear de miles de pa?uelos. Fue el simbolismo convenido en Asturias para recordar al secuestrado. Pero ah¨ª acab¨® casi todo.En Las Palmas, antes del comienzo y tras el desfile carnavalesco de las murgas, una nota de la junta directiva del equipo insular, en solidaridad con Quin? y de condena del secuestro, fue le¨ªda por los altavoces y recibida con una gran ovaci¨®n. Para los futbolistas, no hubo en realidad otro tema que el ejercicio de su profesi¨®n. Con el ardor de siempre y en ocasiones con mayor dureza que nunca. Los nervios de los jugadores se tradujeron en treinta amonestaciones y tres expulsiones. S¨®lo las tarjetas arbitrales lograron calmar los ¨¢nimos de algunos.
En San Sebasti¨¢n, la visita del Madrid volvi¨® a ser conflictiva. Los jugadores de ambos equipos no olvidaron sus rencillas personales, y algunos espectadores participaron en el logro de una notable tensi¨®n ambiental. Garc¨ªa Rem¨®n fue el centro de los sucesos. Seg¨²n ¨¦l, fue molestado por los espectadores, que llegaron a lanzarle bolas de acero. Seg¨²n result¨® evidente, el cancerbero madridista realiz¨® unos gestos despectivos hacia el p¨²blico, y al final fue agredido poco antes de subir al autob¨²s que trasladaba al equipo blanco desde el campo de Atocha.
En el Manzanares, el Barcelona no tuvo el recibimiento apote¨®sico que se esperaba, y los ocupantes del palco, en el que no tom¨® asiento Alfonso Cabeza, fueron insultados desde las gradas e injuriados por unas pancartas que llenaron de verg¨¹enza a algunos. El pretendido homenaje general a Quini qued¨® ahogado en la pasi¨®n de los grader¨ªos y en los propios intereses de los protagonistas. P¨¢ginas 43, 44 y 45
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