Las prisas por salvar la democracia

( ... ) Ahora todo el mundo tiene prisa por salvar la democracia amenazada, pero tambi¨¦n nos parece l¨ªcito preguntar qu¨¦ hicieron para solidificarla cuando la vida pol¨ªtica transcurr¨ªa por cauces normales. Esta reflexi¨®n nos llevar¨ªa a todos, a partidos, sindicatos, organizaciones y ciudadanos, a un poco amable examen de conciencia. En Espa?a se actuaba como si la democracia -que s¨®lo ha ocupado par¨¦ntesis de nuestra h¨ªstoria- fuera no s¨®lo la organizaci¨®n de la sociedad definitiva, sino un estado de esp¨ªritu natural y asimilado a trav¨¦s de generaciones. Y as¨ª estamos.Los grandes problemas de Estado eran orillados con las armas, siempre mortales en pol¨ªtica, de la ligereza y la demagogia. Si exceptuamos el consenso constitucional, despu¨¦s no se realiz¨® m¨¢s que pol¨ªtica de partidos con fines ostensiblemente electorales, cuando no se trabajaba claramente para precipitar el advenimiento de modelos de sociedad que no eran coherentes con el tiempo y la geograf¨ªa que nos toca vivir. Afront¨¢bamos la crisis econ¨®mica que nos ahoga con un alegre muestrario de huelgas y millones de horas de trabajo perdidas. Nos sent¨ªamos escrupulosamente legalistas y llenos de buenos y humanos sentimientos ante un terrorismo cruel, asesino y sin entra?as. Cre¨ªamos que... En fin, la letan¨ªa ser¨ªa larga. ( ... )

10 de marzo