La vida natural tambi¨¦n depende de la industria sofisticada
En los pa¨ªses en los que la macrobi¨®tica cuenta ya con una larga implantaci¨®n, la medicina oficial est¨¢ empezando a lanzar sobre ella fuertes acusaciones que pod¨ªan concretarse en lo de r¨¦gimen absurdo. En Par¨ªs, en septiembre del pasado a?o, una ni?a de tres a?os ingres¨® en el hospital San Jos¨¦; sufr¨ªa raquitismo pronunciado y problemas de crecimiento. La ni?a era alimentada con una dieta macrobi¨®tica desde el a?o. No es el ¨²nico caso en Francia, y tambi¨¦n en Estados Unidos han aparecido problemas similares.Sin embargo, macrobi¨®ticos con largos a?os de pr¨¢ctica presentan un aspecto muy saludable y aseguran ser m¨¢s fuertes y felices que nunca. No niegan que para muchas personas el seguir este m¨¦todo ha supuesto graves males para la salud, pero aseguran que la culpa no recae sobre la macrobi¨®tica, sino sobre los propios practicantes. Lo cierto es que, a pesar de los problemas, la macrobi¨®tica gana terreno, y aunque Espa?a la ha acogido con el retraso habitual, ya florecen por todas partes tiendas especializadas, restaurantes, libros y otras publicaciones, consultas m¨¦dicas, conferencias, seminarios, etc¨¦tera. La macrobi¨®tica, por lo pronto, ha creado mercado.
El nacimiento de la macrobi¨®tica se pierde en la noche de los tiempos. Es cierto que su presentaci¨®n en sociedad es relativamente reciente. Georges Ohsawa, japon¨¦s, enferm¨® de tuberculosis. En lugar de acudir a la medicina tradicional occidental, insisti¨® con su propia investigaci¨®n en la l¨ªnea de su maestro -basada en equilibrar en la dieta el sodio y el potasio-. Acudi¨® a las m¨¢s antiguas fuentes de la filosof¨ªa oriental y, experimentando en s¨ª mismo, se cur¨®. Tal resultado determin¨® que Ohsawa dedicase toda su vida a ampliar conocimientos sobre el tema para que el resto de la humanidad pudiese aprovecharse de ellos. Ohsawa muri¨® en 1966 a causa de un accidente de autom¨®vil; tras s¨ª dej¨® unos cuantos libros y un mont¨®n de disc¨ªpulos que, tanto en Oriente como en Occidente, explicaban y segu¨ªan una nueva forma de vida: la macrobi¨®tica.
Pero, por muy nuevo que suene el t¨¦rmino, el contenido es de antig¨¹edad incalculable. La clave de la macrobi¨®tica, el yin y el yang, entronca con el Tao-Teh-King, de Lao Ts¨¦, y con el I Ching o Libro de los cambios. Es m¨¢s, se basa en el libro m¨¢s antiguo de la medicina oriental, el Nei Ching, atribuido al m¨ªtico Emperador Amarillo. Ya en aquellos remotos tiempos preguntaron al Emperador Amarillo por qu¨¦ los antiguos viv¨ªan m¨¢s felices, y la respuesta del Emperador fue clara: porque los antiguos conoc¨ªan y aplicaban el yin y el yang. La macrobi¨®tica tiene tambi¨¦n ra¨ªces en La Biblia. El Antiguo Testamento, en el Libro de Daniel, nos narra c¨®mo Daniel, que no quer¨ªa contaminarse con los alimentos de Nabucodonosor, pidi¨® al eunuco que le cuidaba que a ¨¦l y a otros tres compa?eros s¨®lo les diese durante diez d¨ªas ?legumbres como comida y, agua como bebida?. Al cabo de los diez d¨ªas, los cuatro jud¨ªos presentaban un aspecto m¨¢s bello y saludable que el de todos los j¨®venes que com¨ªan los manjares del rey. No s¨®lo eso, tambi¨¦n eran muy superiores en sabidur¨ªa. Las legumbres y el agua fue la dieta constante de Daniel y sus amigos. Ohsawa tom¨® buena nota de ello.
M¨¢s que una dieta alimenticia
La macrobi¨®tica es divulgada a lo largo y ancho del planeta; pero, al parecer, no todos sus simpatizantes comprenden lo que es en realidad. Si nos atenemos al significado estricto de la palabra, la cosa es simple: macro o grande y bi¨®tica o manera de vivir; o sea, vivir una vida grande. Si nos fijamos en el concepto m¨¢s extendido a nivel popular, la macrobi¨®tica es s¨®lo una dieta, un r¨¦gimen de comidas.
El concepto de dieta es a todas luces el que predomina, pero, para maestros y seguidores, la macrobi¨®tica es mucho m¨¢s. Taka Ueshi es uno de los disc¨ªpulos -ahora maestros- que ense?an macrobi¨®tica por el mundo, y los d¨ªas 6, 7 y 8 del mes pasado dio un seminario en Madrid, en el que trat¨® desde los masajes hasta la cocina o la forma de curarse con la alimentaci¨®n adecuada. En la entrevista que mantuvimos con ¨¦l, Taka nos dijo: ?Tal vez la macrobi¨®tica es conocida como una dieta, pero que no debiera serlo. Una dicta es comer esto o aquello, algo determinado, y la macrobi¨®tica es un modo de vida natural japon¨¦s. En Jap¨®n es muy popular, pero pocos le siguen; es como el aire. El aire es esencial para el hombre, pero el hombre no piensa en el aire?.
La macrobi¨®tica es, pues, una forma de vida, una nueva formulaci¨®n de una antigua filosof¨ªa que se basa en lo que Ohsawa llam¨® el principio ¨²nico. Este principio se aplica en toda circunstancia que un hombre pueda encontrar en su existencia a trav¨¦s de otros siete: todo es manifestaci¨®n diferenciada del infinito; todo cambia; todas las contradiccionesson complementarias; nada es igual; la cara siempre tiene un dorso; cuanto mayor es la cara, mayor es el dorso, y lo que tiene un principio tiene tambi¨¦n un fin. No hay ni leyes ni gu¨ªas, uno mismo tiene que aprender a trav¨¦s de lavida, de su propia experiencia.
Equilibrio entre el "yin" y el "yang"
Para llegar a esa armon¨ªa del principio unificante, la macrobi¨®tica propone el equilibrio entre las dos fuerzas que la experiencia china descubri¨® hace miles de a?os: el yin y el yang. El yin es la fuerza centr¨ªfuga, expansiva, lo femenino, lo h¨²medo, la pasividad. El yang es la fuerza centr¨ªpeta, de contracci¨®n, lo masculino, lo seco, la actividad. Todo es resultado de estas dos fuerzas o manifestaciones de la energ¨ªa, que, en el fondo, s¨®lo son uno: el tao.
Los alimentos son, por supuesto, yin y yang, y de aqu¨ª proviene uno de los m¨¢s importantes aspectos de la macrobi¨®tica, que ha hecho que se entienda exclusivamente como una dieta. La alimentaci¨®n es el cap¨ªtulo primordial -junto a la respiraci¨®n, el reposo y el ejercicio-, por aquello de que somos lo que comemos, para la armonizaci¨®n del hombre con el universo. La dieta maerobi¨®tica se basa en el equilibrio del yin y el yang, teniendo en cuenta que la persona tiene tendencia al yin. Ohsawa confeccion¨® una lista de alimentos en relaci¨®n al yin y yang, pero la regla de oro de la macrobi¨®tica es que cada uno debe aplicarse la dieta espec¨ªfica seg¨²n sus caracter¨ªsticas y experiencia. La nutrici¨®n tiene que adecuarse a la edad, el sexo, la actividad, la geograf¨ªa, el clima, la estaci¨®n, los h¨¢bitos alimenticios, la historia y las tradiciones.
No obstante, hay unos principios b¨¢sicos para guiar al aprendiz, que se concretan en:
- Comer productos lo m¨¢s naturales posible, integrales y cultivados sin utilizar procedimientos qu¨ªmicos.
- Consumir los alimentos que se producen en la regi¨®n donde se vive y de la estaci¨®n del a?o correspondiente.
- Masticar muy bien los alimentos. La paciencia oriental aconseja masticar cien veces cada bocado y, haciendo concesiones a la prisa occidental, se puede dejar en sesenta.
- Comer s¨®lo cuando se tenga hambre y comer siempre con frugalidad. Los problemas de Occidente provienen casi siempre de la sobre alimentaci¨®n.
- Comer en un ambiente agradable, sin tensiones ni discusiones.
- Beber s¨®lo cuando se tiene sed y no beber durante las comidas, s¨®lo al final se puede tomar una infusi¨®n de hierbas o t¨¦.
En cuanto a saber qu¨¦ alimentos son yin y yang, la pista es que los primeros son aquellos cuyas mol¨¦culas est¨¢n m¨¢s separadas, los que contienen mucha agua, tienen ra¨ªces poco profundas y follaje de gran altura, crecen r¨¢pidamente y son propios de climas c¨¢lidos. Los yang son lo contrario: compactos, secos, con ra¨ªces profundas y ramas poco elevadas, crecen lentamente y se dan en climas fr¨ªos.
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