Justicia y Fuerzas Armadas
(...) Pues bien, quien tiene que dar las ¨®rdenes es el Gobierno, y, en su nombre, el ministro de Defensa. Existe el equ¨ªvoco de que ¨¦sta es una funci¨®n real, por ser el Rey comandante supremo de las Fuerzas Armadas, pero el Rey no puede realizar actos que no vengan refrendados por un ministro responsable, y ¨¦ste, en esta esfera, es el de Defensa. Hasta ahora, el titular de este puesto, en mi opini¨®n, se ha limitado a templar gaitas, a contemporizar con los altos mandos de las distintas ramas del servicio, dej¨¢ndoles un protagonismo que le correspond¨ªa y sin imponer siquiera una eficaz coordinaci¨®n de sus esfuerzos. ?Respeto, temor, inseguridad, falta de ideas? No lo s¨¦. Pero lo que s¨ª s¨¦ es que se ha creado un vac¨ªo de mando que ha permitido el que otro u otros lo ocupen o traten de hacerlo, y no s¨®lo en la esfera militar, pues esta sensaci¨®n de desgobierno, de ausencia de Gobierno, ha sido, desgraciadamente, general. (...)Todas estas dejaciones, y algunas de mayor importancia, son las que han permitido la relajaci¨®n de la disciplina, el desprestigio del mando -m¨¢s el pol¨ªtico que el militar-, la aparici¨®n de ?almendros? y la previsible de otras especies del mundo f¨ªsico o de su flora y fauna si no se toman medidas para evitarlo.
El asociacionismo militar al margen de la disciplina va siempre contra la disciplina, y hay que suprimirlo inexorablemente, castig¨¢ndolo, cuando menos, con la separaci¨®n del servicio, sin posible apelaci¨®n a ning¨²n tipo de amnist¨ªa. Desde el triste y lejano recuerdo de las Juntas de Defensa hasta los almendros en flor de este invierno, pasando por la UMR, UME, UMA, UMRA, UMD y Galaxia, todos ellos dejaron en las filas militares un desagradable rastro de desuni¨®n, recelos, suspicacias y rencores que atentaban gravemente contra la disciplina, lajerarqu¨ªa y la unidad, los tres pilares sobre los que se asienta la deseable eficacia de la instituci¨®n castrense. Por ello fuimos y somos contrarios de la vuelta al Ej¨¦rcito de los miembros de la UMD; por eso fuimos partidarios de que los protagonistas de ?Galaxia?, al margen de las responsabilidades penales en que hubieran incurrido, fueran eliminados de sus escalas respectivas, y el tiempo nos ha dado la raz¨®n; y por eso creemos que ni uno solo de los participantes en el golpe del d¨ªa 23 de febrero debe permanecer en las filas militares, cualquiera que sea el grado de su responsabilidad personal. En este punto nuestra conformidad con Alcal¨¢ Zamora cuando se neg¨® a que la amnist¨ªa de abril de 1934 llegara hasta permitir el reingreso a la situaci¨®n de actividad de los que se hab¨ªan rebelado en agosto del 32, es total.
Si pernicioso fue en el pasado el asociacionismo militar, peores fueron las consecuencias de los sucesivos y alternativos regresos a sus cuerpos de los protagonistas de anteriores rebeliones, sediciones o conjuras. Todos estos elementos llevaban consigo, aunque no lo quisieran, el morbo de la insubordinaci¨®n, la indisciplina y la desuni¨®n. Los ejemplos podr¨ªan prodigarse, pero creo que no es necesario. Baste con el del teniente coronel Tejero.
?Que c¨®mo se castigan legalmente con penas tan graves como la separaci¨®n del servicio actos que no pueden calificarse m¨¢s que de faltas? Con un instrumento que ya hemos dicho que consideramos indispensable y urgente. Un eficaz reglamento de disciplina. Y con una firme voluntad de aplicarlo en el ministro de Defensa. 12 de marzo
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