El descuento en las librer¨ªas
Desde hace mucho tiempo, como librero vocacional, he combatido personalmente, y a trav¨¦s de los organismos y asociaciones del libro, la vieja costumbre de exigir descuento en la compra de cualquier libro.Precisamente por mi amor al libro es por lo que defiendo honestamente al librero, pues al dignificar al libro como veh¨ªculo permanente de lo m¨¢s selecto del. pensamiento humano, debe dignificarse al librero.
Las librer¨ªas en general, y m¨¢s todav¨ªa las que radican en barrios modestos y regiones de nivel bajo y medio, hacen verdaderos esfuerzos para sobrevivir, limit¨¢ndose al margen comercial establecido, que reciben de los editores o distribuidores. La situaci¨®n actual, con su carest¨ªa de vida, escasez de tiempo libre, los medios de comunicaci¨®n, televisi¨®n y radio, han producido una tremenda baja en la venta de libros, que confirma lo que todos sabemos: en Espa?a se lee poco.
Estos cap¨ªtulos precedentes vienen a justificar mi sorpresa, cuando el pasado d¨ªa 9 del corriente, de forma ocasional, pude contemplar en televisi¨®n una entrevista, dentro del programa Las cuatro esquinas, a nuestro insigne escritor don Federico Carlos Sainz de Robles.
El se?or S¨¢inz de Robles expon¨ªa sus ideas y argumentaba acertadamente sobre la facilidad de lectura de la novela corta, la enjundia que ¨¦sta lleva, precisamente por su brevedad, la posibilidad de promocionar a trav¨¦s de ella, nuevos escritores, etc¨¦tera. Hasta aqu¨ª todo bien, pero he aqu¨ª mi sorpresa cuando trata la faceta comercial y dice, literalmente: ?Estas novelas, por su bajo coste, estar¨ªan al alcance de todos, pues su precio estar¨ªa !obre las 150 pesetas, que con el descuento del librero se quedar¨ªan en cien pesetas o, a lo sumo, 125 ?.
Honradamente no pod¨ªa creer lo que o¨ªa, m¨¢s todav¨ªa viniendo de tan ilustre escritor, que pienso conocer¨¢ la dif¨ªcil situaci¨®n de las librer¨ªas, y este c¨¢ncer del descuento, que las mantiene congeladas sin posibilidad de desarrollo, al perder ese peque?o beneficio en esencia, que es el descuento que se lleva el cliente. Es curioso saber que este mismo cliente, al adquirir una corbata o camisa, no se atreve siquiera a solicitar una bonificaci¨®n
Como debe conocer nuestro querido se?or Sainz de Robles, existe una ley del Libro que proh¨ªbe los descuentos bajo diferentes sanciones, seg¨²n reincidencia, considerando como competencia desleal el descuento.
Mis respetos a nuestro ilustre escritor, pero, por favor, que al promocionar los libros y sus colecciones no haga estas manifestaciones,
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