Guruceta no fue el culpable de la derrota del Atl¨¦tico
ENVIADO ESPECIALEl Atl¨¦tico no puede cargar las culpas de su derrota en Sarri¨¢ sobre las espaldas de Guruceta. Cay¨® ante un discreto Espa?ol por su excesiva prudencia en el primer tiempo, porque no supo estirarse al contragolpe en m¨¢s ocasiones de las que lo hizo, y, especialmente, porque se despist¨® en los marcajes con la salida de Fortes en la segunda mitad. Guruceta, ciertamente, no tiene. suerte con los equipos madrile?os. Con el Madrid le sale todo blanco, a pedir de boca, y al Atl¨¦tico no le regala, nada. Los rojiblancos pueden achacarle ¨²nicamente que en ninguna de las jugadas pol¨¦micas se decantara a su favor.
El Espa?ol comenz¨® el partido con fuerza, aunque pronto se comprob¨® que la solidez defensiva del Atl¨¦tico podr¨ªa ser suficiente para arrancar el empate a cero y, en ¨²ltimas instancia, sorprender al contragolpe. Un par de remates de Mara?¨®n y alg¨²n barullo bien resuelto por Navarro -que vuelve a coger la forma- fue todo lo que dio de s¨ª el acoso inicial espa?olista.
T¨¢cticamente no hab¨ªa sorpresas. Maguregui y Garc¨ªa Traid montaron id¨¦nticos esquemas, con marcajes r¨ªgidos arriba y en el medio campo, aunque la falta de constructores de calidad -no estuvo Dirceu- hizo que la lucha resultase aburrida, torpe y s¨®lo voluntariosa. El Espa?ol empujaba, pero m¨¢s por la inercia de jugar en casa y por la falta de ambici¨®n atl¨¦tica, que por el peso de su mediocre juego. El Atl¨¦tico se met¨ªa atr¨¢s y esperaba con tranquilidad -demasiada- las ineficaces arremetidas de su rival, donde s¨®lo el d¨ªsparo de Mara?¨®n y la codicia del siempre joven Roberto podr¨ªan hacerle da?o.
Hacia la media hora, el Atl¨¦tico sali¨® de su concha. Primero fue un disparo ajustado al poste de Marcos, y segundos despu¨¦s, una magn¨ªfica jugada de contraataque -la ¨²nica vistosa del partido-, que, comenz¨® Rubio, continu¨® Marcos y remat¨® alto Rub¨¦n Cano. La defensa del Espa?ol dio muestras de que pod¨ªa, ser vulnerable a poco que los rojiblancos forzasen su f¨²tbol. Por escasos cent¨ªmetros Rubio no encontr¨® el penalti en un derribo al borde del ¨¢rea de Padilla, y el Atl¨¦tico se fue al descanso con la confianza de una superioridad que se vislumbraba, pero que en la pr¨¢ctica no hab¨ªa sido aprovechada.
La segunda parte, tuvo un nombre propio: Fortes. El peque?o ex, jugador azulgrana sari¨® en lugar del torpe, lento y atolondrado paraguayo Morel -uno de los fichajes directos del presidente Meler- y alborot¨® el partido. De cualquier sustituto de Morel cabe exigir siempre que mejore el nivel del paraguayo, una de las cosas m¨¢s f¨¢ciles de lograr en un campo de f¨²tbol, pero lo que no esperaba el Atl¨¦tico era el alboroto y el desconcierto que la movilidad, de Fortes iba a crearle.
Cambio defensivo
En efecto, Marcelino y Julio Alberto hab¨ªan resuelto antes con dignidad su duelo con Mara?¨®n y Roberto, y lo de Balbino con Morel hab¨ªa sido todo un c¨®modo y dulce paseo. Pero Garcia Traid se vio obligado a colocar a su central con Roberto, que se situ¨® en el eje del ataque, mientras Julio Alberto pas¨® a vigilar a Fortes. Y la zaga rojiblanca se despist¨®. Fortes arrancaba siempre desde atr¨¢s. arrastrando a Julio Alberto fuera de su zona, con lo que Vilches encontr¨® alg¨²n resquicio ante Robi para entrar por la derecha. Lleg¨® la jugada del penalti, aunque previamente un testarazo de Roberto al travesa?o, a centro de Fortes, ya habla supuesto el primer aviso, y el Espa?ol se creci¨®. El segundo tanto, magn¨ªfico, dej¨® al l¨ªder definitivamente roto.
El Atl¨¦tico intent¨®, pese a todo, estirar algo sus lineas, y Garc¨ªa Traid se jug¨® las bazas de Bermejo y Villalba. Todo in¨²til, como los intentos de Marcos casi siempre en solitario. El Atl¨¦tico habla perdido todo el tiempo del partido en contemporizar y cuando quiso reaccionar ya era tarde. El l¨ªder no demostr¨® esa condici¨®n en Sarri¨¢ y perdi¨® justamente, aunque qued¨® claro que de haber insistido con mayor ambici¨®n en su contragolpe pod¨ªa haber dejado la Liga resuelta. Como tambi¨¦n qued¨® claro que periquitos y cul¨¦s son absolutamente irreconciliables. Al llamamiento de Helenio Herrera no respondieron los seguidores azulgranas, y los espa?olistas se divirtieron jaleando los goles del Salamanca.
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