La concertaci¨®n
Lo dijeron Marx y Ortega, cada uno a su manera:-La Historia se repite siempre. La segunda vez, como farsa.
Su¨¢rez se sac¨® los Pactos de la Moncioa para incumplirlos, o sabiendo que no los pod¨ªa cumplir. De aquellos pactos seguimos viviendo y muriendo todos juntos, porque un pacto traicionado une mucho m¨¢s que un pacto cumplido. (As¨ª el matrimonio.) Don Leopoldo Calvo Sotelo est¨¢ dispuesto a repetir la Historia sin caer en la farsa, en el teatro, porque las comedias las hace mucho mejor su t¨ªo Joaqu¨ªn. No va a poder. Joaqu¨ªn, amor, dile a tu sobrino que, en ¨¦ste pa¨ªs de las dos sesiones diarias, la segunda sesi¨®n es siempre mucho m¨¢s triste y desganada que la primera. No, han acertado ni con la palabra: ?Gobierno de concertaci¨®n?. Quiere sonar a Gobierno de concentraci¨®n, pero no, por si acaso. Valente ha denunciado a Zubiri en este peri¨®dico como creador de neologismos infortunados: estim¨²lico, exigitivo. Esperemos que lo de la ?concertaci¨®n? no sea cosa de Zubiri, porque suena como a gremio de panaderos presocialistas del siglo pasado. ?Y qu¨¦ va a ser la concertaci¨®n? Una nueva manera de tener a Carrillo, Felipe y Fraga de bomberos de guardia, por si se quem a otra vez Saldos Arias. Lo que ha tomado Calvo Sotelo es un taxi para Tobruk, como en aquella inolvidable pel¨ªcula. El taxi es el Gobierno y el camino hacia Tobruk es la uced¨¦, campo de minas alegrado por cercas de alambre espinoso. La ley del Divorcio ha probado que el matrimonio que peor se lleva en Espa?a es el matrimonio de cualquier ucedista con otro ucedista.
Lo de menos, ya (con perd¨®n de mi querido, admirable y ejemplar Paco Ord¨®?ez), es que la ley salga o no salga. Lo importante es la guerra civil fr¨ªa dentro de UCD, nueva guerra de religi¨®n entre laicos y nacionalpietistas. Con un Gobierno extra¨ªdo de un partido as¨ª, y con ministros que nunca han corrido la f¨®rmula 1 en el Jarama, no s¨¦ si vamos a ganarles la carrera a las camionetas de ?La Sepulvedana?, se?or presidente.
La concertaci¨®n, si no va a m¨¢s, puede ser la manera de tener a la izquierda ah¨ª, como legitimadora democr¨¢tica ante la Historia y como ret¨¦n parlamentario en caso (improbable) de golpe civil. As¨ª, entre notario y bombero, Felipe no acaba de saber cu¨¢l es su papel en esta comedia que supone siempre, como hemos dicho, la repetici¨®n de la Historia. La concertaci¨®m puede quedarse en concertar con la oposici¨®n que no se meta en nada, co?o. (Perd¨®n por el palabro, pero la autoridad de Tejero lo ha incorporado para siempre al protocolo parlamentario.) S¨ª la concertaci¨®n va m¨¢s alla, habr¨¢ pasado de ?concertaci¨®n? a ?concentraci¨®n? o gran mayor¨ªa constitucional y parlamentaria, que es lo que se viene pidiendo. ?Por qu¨¦, entonces, no montarse ?ya mismo?, como dir¨ªa un latinoch¨¦, esa mayor¨ªa? Cuando hasta los laboriosos laboristas ingleses, tan abnegados y domesticados, est¨¢n conociendo el cisma de una socialdemocracia marchosa, y la se?ora Thatcher mantiene un romance pol¨ªtico con Felipe, aqu¨ª seguimos en el rollo de que el andaluz remoreno asusta a los militares y los banqueros, y de que este peri¨®dico ha informado ?en exceso? sobre el golpe. Los periodistas es que hacemos amarillismo de cualquier cosa, aunque no sea m¨¢s que un golpe de Estado.
La manifestaci¨®n de mill¨®n y medio de madrile?os, aparte de mostrar la solidez de las realiza ciones Arias Navarro en hor mig¨®n armado (escalextric), habr¨ªa que haberla consolidado al d¨ªa siguiente como una mayor¨ªa nacional. El golpe civil del escalextric anula el golpe armado de las Cortes. Ftaga ha dicho, mientras se comia las miguitas del mantel, que no asumir¨¢ ning¨²n presidencialismo anticonstitucional. La concertaci¨®n es un consenso vigilado.
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