La situaci¨®n econ¨®mica en la Comunidad Europea se degrada por momentos
![Soledad Gallego-D¨ªaz](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F59d0121e-34c2-42ae-9720-96991394acc9.png?auth=9618d8510e6d38fb4af0fc3320ebbd584c15c5aa49a79f467985675046e6d666&width=100&height=100&smart=true)
Todo va peor de lo que cab¨ªa esperar. La degradaci¨®n de la situaci¨®n econ¨®mica y social en la hasta ahora floreciente Europa se acent¨²a mes a mes, superando ampliamente todas las previsiones, y en los despachos en los que se decide el futuro de los pa¨ªses occidentales empieza a experimentarse una sensaci¨®n parecida al miedo. Los jefes de Gobierno y de Estado de los diez pa¨ªses miembros de la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE) se han encontrado en Maastricht (Holanda) con un informe econ¨®mico capaz de inquietar a los m¨¢s calmados.
La Comisi¨®n Europea ha reconocido paladinamente que sus pesimistas informes de diciembre ¨²ltimo eran excesivamente optimistas: en 1981, la Europa comunitaria no crecer¨¢ muy d¨¦bilmente como afirmaban entonces (un 0,5 % como media), sino que retroceder¨¢ como m¨ªnimo un 0,6% sobre la situaci¨®n actual. Los parados superar¨¢n el 7,4% del total de la poblaci¨®n activa, lo que supone, por ejemplo, que habr¨¢ m¨¢s desempleados que agricultores en toda la CEE.Con esta sombra, cada d¨ªa m¨¢snegra, sobre sus cabezas, los diez l¨ªderes de Europa Occidental acudieron ayer a una peqe?a y encantadora ciudad holandesa dispuestos a debatir con calma y serenidad las medidas a adoptar. El recibimiento no ha sido muy tranquilizador, sin embargo. Dos mil polic¨ªas no han impedido que agricultores y pescadores se manifestaran frente al precioso ayuntamiento barroco ni que d¨ªas pasados un grupo de krakers (j¨®venes holandeses en busca de alojamiento) arrojaran sobre su ministro de Asuntos Exteriores y sobre los embajadores de los diez bolsas llenas de pintura.
No al nacionalismo
La reina Beatrz, que les ha ofrecido un almuerzo, di¨® el primer toque de atenci¨®n: ?El nacionalismo es una ilusi¨®n peligrosa. Deb¨¦is preservar a vuestros Pa¨ªses de la cat¨¢strofe que supondr¨ªa para cada uno de nosotros la desintegraci¨®n de la Comunidad Europea?. El presidente de la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos, Willem Kok, ha sido m¨¢s claro a¨²n: ?La tendencia a considerar el paro como una maldici¨®n de Dios a la que no queda m¨¢s remedio que someterse es peligrosa. Los dirigentes deben cambiar su pol¨ªtica y promover el empleo, porque todo tiene un l¨ªmite y no vamos allegar a diez millones de parados?.
Pero los expertos econ¨®micos de la CEE no encuentran otra soluci¨®n que el camino dise?ado hace ya meses: luchar contra la inflaci¨®n, ahorrar energ¨ªa, moderado sost¨¦n. a la demanda interior (...).
Los resultados ya se ven, son malos pero aun, as¨ª, afirman, no cabe m¨¢s que profundizar en esa l¨ªnea, cada vez con m¨¢s urgencia y decisi¨®n, y coordinar las pol¨ªticas econ¨®micas de los diez pa¨ªses miembros de la CEE, para tener as¨ª adem¨¢s suficiente fuerza como para presionar a Jap¨®n y a Estados Unidos. El propio Giscard d'Estaing lo ha dicho: ?Es iimprescindible una actuaci¨®n concertada de moderaci¨®n de las tasas de inter¨¦s, buscando la colaboraci¨®n con W¨¢sh¨ªngton?. La lira se ha devaluado un 6%, el m¨¢rco hace esfuerzos de gigante para no colocar al resto de las monedas europeas al borde del precipicio ... ? ?Si las tasas de inter¨¦s europeas?, afirma la Comisi¨®n, ?se alinean con las de Estados Unidos, deberemos olvidarnos de una reactivaci¨®n econ¨®mica y de la posibilidad de contenerla inflaci¨®n?.
Como siempre, todos los buenos prop¨®sitos de los eur¨®cratas de lograr coordinar una polit¨ªca econ¨®mica a nivel comunitario tropiezan con los problemas cotidianos. ?C¨®mo discutir medidas solidarias de tal importancia si algun¨®s Estados miembros hacen la guerra por su cuenta y colocan a sus socios en posiciones dif¨ªciles?, se preguntaba Helmut Schmidt. El canciller es de Bremen y est¨¢ harto de ver a sus pescadores varados en puerto poruqe el Reino Unido no da permiso a la CEE para firmar un acuerdo de pesca con Canad¨¢, mientras que los nueve no le garanticen un r¨¦gimen de pesca privilegiado para sus propios pescadores brit¨¢nicos.
Giscard ha intentado para la pelea con su cantinela habitual: ?El COnsejo Europeo no es un superconsejo de ministros. Es intolerable e injustificable el re traso que existe en la reglamentaci¨®n de la pesca?, ha,dicho, ?pero deben ser los ministros del ramo, y no nosotros, quienes se lancen a discutir sobre ese punto ?.
Incluso un tema tan. importante como el de los precios agr¨ªcolas -fundamental para.Giscard en ¨¦poca de elecciones- debe ser de jado de lado ante la importancia del problema de fondo. ?Son los ministros de Agricultura quienes, el pr¨®ximo lunes, no se deben le vantar de la mesa sin encontrar una soluci¨®n. Nosotros. somos los jefes de Gobierno, discutamos de problemas a nuestro nivel?.
Como, por ejemplo, Polonia. La situaci¨®n en este pais socialista preocupa cada d¨ªa m¨¢s. Los diez no van a dejar pasar la ocasi¨®n, y el comunicado final contendr¨¢ una nueva y seria advertencia para la Uni¨®n Sovi¨¦tica: si Mosc¨² decide invadir Polonia, Breznev habr¨¢ echado por la borda definitivamente todas las posibilidades del di¨¢logo Este-Oeste. Un di¨¢logo, Mosc¨², lo sabe, cada d¨ªa m¨¢s dif¨ªcil ante la nueva pol¨ªtica de la Administraci¨®n Reagan. Bastantes problemas tenemos ya, parecen pensar los diez, para tener que encarar uno de tal naturaleza. No nos obliguen a apretar filas con Washington en un momento en el que la pol¨ªtica econ¨®mica norteamericana nos est¨¢ colocando en una posici¨®n m¨¢s dif¨ªcil que fa de la famosa crisis del petr¨®leo de 1974.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.