El vicepresidente Bush asumir¨¢ la direcci¨®n de la pol¨ªtica exterior de EE UU en caso de crisis
Georges Bush, vicepresidente de Estados Unidos, presidir¨¢ el comit¨¦ de crisis en caso de conflicto exterior grave para Estados Unidos, seg¨²n decisi¨®n del presidente Ronald Reagan. El nombramiento intenta zanjar la primera gran divergencia entre la Casa Blanca y el Departamento de Estado, tras las declaraciones ante el Congreso del fogoso Alexander Haig, secretario de Estado, alegando que no era partidario de interferencias de otros consejeros del presidente Reagan en la direcci¨®n de las relaciones exteriores estadounidenses. Es la primera vez en la historia moderna de Estados Unidos que un vicepresidente asume funciones de tal importancia.
Sin embargo, la crisis abierta entre la Casa Blanca y el Departamento de Estado no es nueva en los anales de la pol¨ªtica estadounidense. El secretario de Estado y el consejero para Asuntos de Seguridad siempre han sido puestos antag¨®nicos en el momento de decidir qui¨¦n mandaba realmente en pol¨ªtica exterior.La anterior batalla entre ambos cargos la protagoniz¨® las diferencias entre Zbigniew Brzezinski, consejero de Seguridad, y Cirus Vance, secretario de Estado, cuando el por entonces presidente Jimmy Carter debi¨® decidir la operaci¨®n de rescate militar de los rehenes norteamericanos detenidos en Ir¨¢n. El resultado fue la dimisi¨®n fulminante de Vance, en se?al de protesta por el fracaso de la operaci¨®n. Pero, sobre todo, por el papel jugado por Brzezinsk? en el tema.
Los personajes ahora son distintos, pero el problema es el mismo. Alexander Haig, desde el Departamento de Estado, quiere dirigir soberanamente los destinos de la pol¨ªtica exterior norteamericana. Desde la Casa Blanca, Richard Allen, responsable del Consejo de Seguridad, discrepa, junto con otros consejeros, de la estrategia seguida por Haig en algunos temas.
Ronald Reagan sale al paso de las diferencias y, moderando un poco la actitud de Haig, sin reforzar necesariamente el papel de Allen, escoge al vicepresidente Bush como responsable del comit¨¦ de crisis.
Sin embargo, el propio Reagan reafirm¨® ayer en Washington que Alexander Haig permanecer¨¢ junto a ¨¦l como su ?principal consejero? de pol¨ªtica exterior y como ?primer portavoz y principal art¨ªfice? de la actividad extranjera del Gobierno de Estados Unidos. El presidente confirm¨® que la designaci¨®n de Bush es ?la mejor f¨®rmula si yo me encuentro ausente?.
Dimisi¨®n desmentida
El no mbramiento de George Bush es ?l¨®gico? dicen en la Casa Blanca, ?por su cargo y experiencia en temas de pol¨ªtica exterior, como ex embajador norteamericano en Naciones Unidas, ex enviado especial en Pek¨ªn y ex director de la CIA?.
Simult¨¢neamente con el anuncio de la nueva responsabilidad de Bush, que resta poderes a Alexander Haig, circularon en Washington rumores period¨ªsticos de una inminente dimisi¨®n del secretario de Estado. Fueron oficialmente desmentidos.
Otro aspecto de la disputa por el protagonismo en pol¨ªtica exterior pasa por el hecho que tanto Bush como Haig juegan a largo plazo el papel de delfines del presidente Ronald Reagan, caso de que ¨¦ste, de avanzada edad -setenta a?os-, no pudiera presentarse a la reelecci¨®n en noviembre de 1984. George Bush quiere ser el relevo natural, en caso necesario, por encima de las aspiraciones secretas de Alexander Haig, a quien su cargo en el Departamento de Estado podr¨ªa quedarle corto.
Pese a todo, el secretario de Estado, Alexander Haig, no se ha inclinado ante esta primera derrota. Haig ha asumido la responsabilidad de las delicadas conversaciones con Jap¨®n sobre las exportaciones de autom¨®viles fabricados por los japoneses a Estados Unidos.
El ex comandante en jefe de la OTAN abord¨® tambi¨¦n la pol¨ªtica energ¨¦tica internacional con el ministro japon¨¦s.
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