"Izvestia" acusa a peri¨®dicos espa?oles de articular una campana contra la URSS
El diario Izvestia, de Mosc¨², ha reaccionado ante las expulsiones de funcionarios sovi¨¦ticos de territorio espa?ol afirmando que se ha desencadenado en varios medios informativos espa?oles una campa?a de calumnias contra la URSS. Esta reacci¨®n del vespertino moscovita ha sido editada horas antes ?le que el nuevo embajador de Espa?a en Mosc¨², marqu¨¦s de Perinat, llegara a la capital sovi¨¦tica. La incorporaci¨®n de este diplom¨¢tico a la cabeza de la canciller¨ªa espa?ola -sita en un palacete del centro de Mosc¨², que perteneci¨® al pr¨ªncipe revolucionario Kropotkin-, se produce en el momento m¨¢s fr¨ªo de las relaciones hispano-sovi¨¦ticas, marcadas en los seis ¨²ltimos meses por la ausencia de un embajador de Espa?a en la URSS.Seg¨²n Izvestia, se ha desencadenado una campa?a, de calumnias? que pretende desacreditar las relaciones hispano-sovi¨¦ticas y ?convencer a los espa?oles de que los representantes sovi¨¦ticos son c¨®mplices de los terroristas?.
El vespertino moscovita negaba las acusaciones de algunas publicaciones espa?olas -entre las que s¨®lo citaba a Cambio 16 y Diario 16-sobre el posible inter¨¦s de Mosc¨² en que se establezca en Madrid un r¨¦gimen ultranacionialista que se pronuncie contra la entrada de Espa?a en la OTAN.
?No es casual?, contraatacaba lzvestia refiri¨¦ndose a la publicaci¨®n en Diario 16 de los extractos de un libro de una periodista norteamericana sobre las relaciones entre el KGB y el terrorismo, ?que estas acusaciones contra la URSS, partan de fuentes estadounidenses, ya que ciertos c¨ªrculos de Estados Unidos tratan de mejorar su imagen ante la opini¨®n p¨²blica espa?ola, que sabe de su relaci¨®n con el reciente intento de golpe de Estado ultraderechista en Espa?a?.
En los ambientes period¨ªsticos de Mosc¨² se comentaba que, curiosamente, la Uni¨®n Sovi¨¦tica no ha respondido a las expulsiones de sus funcionarios hasta el momento, como suele ser habitual en el caso de otros pa¨ªses. Tan s¨®lo la precipitada marcha, en los ¨²ltimos a?os, de una administrativa de la canciller¨ªa espa?ola y un empleado de una empresa comercial podr¨ªa ser achacada -seg¨²n se rumore¨® entre la colonia espa?ola- a ?presiones de la URSS?.
La falta de respuesta sovi¨¦tica a las expulsiones de sus funcionarios destacados en Madrid se interpreta en algunos c¨ªrculos de Mosc¨² en el sentido de que la URSS trata de evitar cualquier roce con Espa?a que ponga en peligro las fr¨¢giles relaciones entre los dos pa¨ªses.
Cuando, dentro de unos d¨ªas, el marqu¨¦s de Perinat entregue sus cartas credenciales, se habr¨¢n cumplido seis meses desde que el anterior embajador -Juan Antonio Samaranch, actual presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional- se despidi¨® de la URSS. -
Espa?a ha estado sin embajador en Mosc¨² en un momento clave de sus relaciones con la Uni¨®n Sovi¨¦tica: justo cuando se celebraba la Conferencia de Madrid, el comercio entre los dos pa¨ªses se incrementaba fuertemente y el Gobierno de Madrid mostraba de forma clara sus deseos de integrarse en la OTAN.
Cuatro a?os despu¨¦s del inicio de las relaciones diplom¨¢ticas hispano-sovi¨¦ticas, las cosas parecen haber ido cambiando poco a poco. El per¨ªodo en que Samaranch dirigi¨® la Embajada espa?ola en Mosc¨² tuvo, en alg¨²n momento, ciertos visos de luna de miel. Los ministros de Asuntos Exteriores, Andrei Gromiko y Marcelino Oreja, se intercambiaron viajes e incluso se lleg¨® a anunciar, oficiosamente, una visita a Mosc¨² de los Reyes de Espa?a.
De estos cuatro a?os de relaciones no se han obtenido grandes frutos pol¨ªticos. S¨®lo en los terrenos comercial y consular han podido verse resultados. El Consulado de Espa?a en Mosc¨² logr¨® regularizar la situaci¨®n de todos los exiliados espa?oles y de casi todos los hispano-sovi¨¦ticos que llegaron durante la guerra civil -cuando eran ni?os- a la URSS.
En cuanto al comercio, las cifras han crecido bastante, aunque siguen siendo modestas. Los intercambios entre los dos pa¨ªses han saltado de unos 25.000 millones de pesetas en 1978 a unos 68.000 millones en 1980. En cualquier caso, el comercio con la URSS sigue suponiendo un modesto 1% de todo el comercio exterior espa?ol. Por vez primera, el pasado a?o se rompi¨® el equilibrio de los a?os anteriores, con un super¨¢vit, a favor de la URSS, de unos 17.000 millones de pesetas.
Sin acuerdo comercial
Este 1% del comercio exterior espa?ol fue, sin embargo, objeto de frecuentes debates. El comercio hispano-sovi¨¦tico ha estado marcado, en ocasiones, por el esc¨¢ndalo. Acusaciones de espionaje, denuncias de irregularidades. Todos estos problemas han disuadido, en ocasiones, a algunos, exportadores le inversores espa?oles.
A veces incluso se han manejado argumentos ideol¨®gicos que est¨¢n ausentes en los an¨¢lisis, estrictamente mercantiles, de otros pa¨ªses occidentales. La Rep¨²blica Federal de Alemania, Francia e Italia -se recuerda en Mosc¨²han incrementado en un 40% sus intercambios con la URSS despu¨¦s del embargo norteamericano que sigui¨® a la invasi¨®n de Afganist¨¢n.
?Entre esc¨¢ndalos y timideces pol¨ªticas, a¨²n no se ha perdido la sensaci¨®n de pecado que parece envolver a muchas de las empresas espa?olas que negocian con la URSS?, comentaba hace d¨ªas un comerciante espa?ol. Ciertamente, existen empresas que tratan de disimular -en la medida de lo posible- su volumen de negocios, y grupos financieros espa?oles que respaldan en una pintoresca semiclandestinidad a algunas firmas exportadoras.
?La ausencia casi total de tratados comerciales de Estado a Estado (s¨®lo existe una comisi¨®n mixta que se . re¨²ne una vez al a?o) resta peso al comercio hispano-sovi¨¦tico y estimula a las empresas espa?olas a enfrentarse entre s¨ª, en vez de competir con. las de otros pa¨ªses?, afirma otro hombre de negocios espa?ol.
La llegada del marqu¨¦s de Campo Real y de Perinat al viejo palacete del pr¨ªncipe Kropotkin se cree que ha sido bien acogida por las autoridades sovi¨¦ticas, que ver¨ªan en ¨¦l a un diplom¨¢tico profesional, con suficiente peso y cercano al palacio de la Zarzuela.
Pero el futuro de las relaciones hispano-sovi¨¦ticas parece dif¨ªcil. La entrada de Espa?a en la OTAN puede estar cerca, y habr¨¢ de producirse, precisamente, en un momento de gran tensi¨®n mundial.
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