Buenos Aires y Washington se aproximan
EL GENERAL Viola, que hoy, domingo, ocupar¨¢ la Presidencia de la Rep¨²blica Argentina en sustituci¨®n del general Videla, cumpliendo as¨ª el sistema de designaci¨®n reglamentario que desde el golpe militar ocupa en ese pa¨ªs el lugar de la Constituci¨®n, llega al poder con la baza principal de una forma de reconciliaci¨®n con Estados Unidos. El desgajamiento de la pol¨ªtica argentina de la del Departamento de Estado tiene una procedencia antigua: desde la segunda guerra mundial, en la que el Gobierno de Buenos Aires crey¨® en u?a victoria alemana -sobre todo durante la presidencia de Ram¨®n Castillo-, hasta que el a?o pasado el Gobierno Videla desafi¨® las medidas de Carter y vendi¨® su grano a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, rompiendo el bloqueo de castigo por las operaciones de Afganist¨¢n. Es, el de hoy, por tanto, un cambio hist¨®rico, que incluso contradice aspiraciones antiguas de Argentina respecto a su hegemon¨ªa sobre las organizaciones panamericanas, frente al predominio de Washington.El cambio no hubiera sido posible sin el triunfo de Reagan. La Junta Militar argentina es uno de los puntos de mira de la campa?a mundial de derechos del hombre: desde la abolici¨®n de la democracia hasta las desapariciones de personas y las presiones sobre otras que se han visto, si han tenido tiempo, obligadas a abandonar el pa¨ªs, todo contraviene -diariamente- los conceptos de libertad y respeto al ser humano tales como se entienden en las formulaciones occidentales. Carter hab¨ªa hecho de esas definiciones -aun cuando fueran tambi¨¦n selectivas- la base filos¨®fica de sus relaciones exteriores. Reagan ha modificado rotundamente el concepto: s¨®lo valen o se estiman los pa¨ªses que pueden ofrecer un apoyo a la pol¨ªtica geoestrat¨¦gica de Washington, sea cual sea su proceder interior. Para Reagan, considerablemente preocupado porque importantes pa¨ªses de Am¨¦rica Latina no aceptan sus puntos de vista -M¨¦xico, Venetuela, Colombia...-, la colaboraci¨®n con Argentina es de primordial importancia. Hasta tal punto le importa esta alineaci¨®n de Buenos Aires que incluso no pone, obst¨¢culos a que Argentina siga vendiendo sus granos a la URSS (despu¨¦s de todo, el bloqueo fue una medida de Carter), entendiendo que es algo esencial para su econom¨ªa.
Para Argentina, a su vez, la nueva amistad con Estados Unidos es fundamental. No s¨®lo por las armas que va a recibir de Washington en cuanto el Senado ratifique el levantamiento del bloqueo -que fue impuesto por Kennedy-, sino por cuanto significa de respaldo a su pol¨ªtica interior y de rotura del aislamiento exterior (Chile est¨¢ distanciada por el problema territorial de Beagle, Brasil es un gigante demasiado poderoso). Tambi¨¦n por el refuerzo que puede dar a su econom¨ªa. Para la oposici¨®n argentina -que escasamente puede manifestarse en el interior-, la nueva alineaci¨®n con respecto a Washington equivale a una venta, a la renuncia de una independencia y de unos ideales. No acepta la versi¨®n triunfalista de Buenos Aires seg¨²n la cual es Washington quien ha cambiado su l¨ªnea para aproximarse a la de Buenos Aires (lo cual no parece enteramente, falso). La preocupaci¨®n mayor en los pa¨ªses americanos y en la opini¨®n p¨²blica democr¨¢tica es la del afianzamiento de un r¨¦gimen que sigue sin aclarar ni contener las desapariciones y los asesinatos desde el poder, y que a¨²n podr¨¢ aumentar su presi¨®n represiva.
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