Existen enfermos, no enfermedades, seg¨²n la medicina homeop¨¢tica
El hombre moderno vuelve la mirada a las medicinas naturales: fitoterapia, acupuntura, homeopat¨ªa, cuyo fin es que el sujeto recobre el equilibrio y la armon¨ªa perdidos. La homeopat¨ªa, concretamente, una de las medicinas hipocr¨¢ticas m¨¢s difundidas en todo el mundo, le ayuda a tomar conciencia de su individualidad en vez de aplicarle tratamientos de choque, que, la mayor¨ªa de las veces, encubren los verdaderos motivos de la enfermedad. Qu¨ªmicos, ingenieros e investigadores de todo tipo trabajan en B¨¦lgica en dos de los laboratorios homeop¨¢ticos m¨¢s importantes de Europa.
Medicinas naturales como la acupuntura, la homeopat¨ªa o la fitoterapia est¨¢n en auge en todo el mundo. ?Se trata de una moda repentina o, por el contrario, estamos ante la medicina del futuro? Lo cierto es que estas medicinas, llamadas tambi¨¦n dulces, pretenden que el enfermo recobre su equilibrio y armon¨ªa y que, sobre todo, tome conciencia de s¨ª mismo, de su individualidad, frente al tratamiento de choque de la medicina oficial.Este concepto de individualidad (?existen enfermos, y no enfermedades?) es el lema de la homeopat¨ªa, una de las medicinas dulces con mayor difusi¨®n en algunas zonas del mundo. La primera duda es si el m¨¦dico home¨®pata, caso excepcional en Espa?a, ya que existen menos de cincuenta en todo el pa¨ªs, es o no un m¨¦dico de elites o minor¨ªas. ?Es cierto que, debido al auge brutal alcanzado por el negocio de la enfermedad?, explica el doctor herb¨®logo Andr¨¦ Malby, representante actual del laboratorio homeop¨¢tico de Bruselas en los pa¨ªses de habla hispana, ?el m¨¦dico home¨®pata, preocupado ¨²nicamente por la salud de los que acuden a ¨¦l, se encuentra no ya en una situaci¨®n minoritaria, sino totalmente marginado?.
Inmediatamente surge el pensamiento de que la medicina y, m¨¢s que la medicina, el acto m¨¦dico en s¨ª, es un acto pol¨ªtico. ?Evidentemente?, contin¨²a Andr¨¦ Malby, "el hecho de preocuparse del pr¨®jimo cuando ¨¦ste se encuentra en situaci¨®n de debilidad, falta de fuerza o de coherencia ante s¨ª mismo implica por fuerza que cualquier acto que ata?a sus estructuras, su vigilancia org¨¢nica o la conciencia de s¨ª mismo tenga que ser un acto pol¨ªtico. Hay que recordar que inicialmente la pol¨ªtica era el control y marido externo de la econom¨ªa ciudadana, destinada a lograr el silencio de determinados ¨®rganos, tanto econ¨®micos como de orden, lo que permit¨ªa al conjunto seguir viviendo?.
Seg¨²n esto, la homeopat¨ªa se ocupa de que la salud no sea una mera conformidad acad¨¦mica a unos cuantos datos, sometidos a los cambios que todos conocen. Por el contrario, ?quiere conseguir un cierto silencio pac¨ªfico, de tipo org¨¢nico, que permita vivir a la gente sin mentalizar padecimientos por el hecho de tener vino u otro ¨®rgano. La homeopat¨ªa, en una palabra, abre paso al conjunto del ser humano en vez de obligarle a culpabilizarse de lo que a diario siente como propio?.
El doctor Malby a?ade que la homeopat¨ªa no es una medicina en el actual sentido europeo del t¨¦rmino, ?ya que no busca en el exterior unos remedios que, como su mismo nombre indica, no son m¨¢s que pr¨®tesis que suplen funciones incumplidas del ser frente a su existencia propia, a sus condiciones de vida y al ambiente en que ¨¦sta se desarrolla, tanto en su aspecto f¨ªsico, directamente org¨¢nico frente a s¨ª mismo; ps¨ªquico, por sus reacciones con los dem¨¢s; social, en cuanto a su integraci¨®n, o pol¨ªtico, respecto a lo que opina de un mundo que desconoce?.
Homeopat¨ªa no es ocultismo
Algunas personas creen que la homeopat¨ªa es una medicina de tipo guerrillero que se encuentra en el centro de un determinado estado m¨¦dico, es decir, algo parecido a una nueva religi¨®n. ?Sin embargo?, afirma el doctor Malby, ?precisamente a causa de la sencillez de sus principios la homeopat¨ªa permite escapar a la necesidad de referencia y excusa acad¨¦mica de la medicina alop¨¢tica. Esta combate la enfermedad con sustancias opuestas a ella, defiende el precio y la multiplicidad de sus actuaciones, sin que hasta ahora se puedan garantizar sus resultados".De los laboratorios homeop¨¢ticos europeos salen diariamente diferentes extractos homeop¨¢ticos rumbo a todo el continente y parte de Am¨¦rica. Morteros, mezcladores, cromat¨®grafos, ordenadores.... aparatos de todas clases, lo hacen posible. Preparados que se emplean eficazmente incluso en casos extremos: c¨®licos nefr¨ªticos, repentinas fiebres infantiles de m¨¢s de 39 grados, enfermedades agudas o degenerativas, etc¨¦tera.
A pesar de todo, esta medicina sigue siendo, en muchas partes, una gran desconocida. En Espa?a, concretamente, suena a telepat¨ªa, brujer¨ªa, fen¨®menos sorprendentes, consultas con olor a incienso y extra?o orientalismo. Nada m¨¢s lejos de la realidad; la homeopat¨ªa ha adquirido sus cartas de nobleza a lo largo de 150 a?os de manifestaciones y publicaciones cient¨ªficas de todas clases hechas a trav¨¦s de medios oficiales, academias de ciencias, colegios m¨¦dicos, universidades, etc¨¦tera. Hoy d¨ªa, el 80% de los pa¨ªses abren sus puertas a la homeopat¨ªa. ?C¨®mo es posible que Espa?a, sumergida en todo tipo de problemas relacionados con la salud p¨²blica, desconozca esta terapia?
"Espa?a, al ser un caso aislado en la historia de la humanidad, en toda la extensi¨®n de sus avatares hist¨®ricos y culturales?, responde el doctor Malby, quien ejerce y reside en Espa?a, ?se encuentra desde hace decenios en un peque?o margen de la vida del planeta. Parece ser que aqu¨ª las cosas ciertas empiezan a serlo veinte o treinta a?os despu¨¦s de que se reconozcan en cualquier otra parte del mundo. No quiero pensar que esto es debido a que se quiera mantener a un pueblo doliente de s¨ª mismo en la ignorancia, permitiendo que acabe unos recursos que, en otros sitios, no se podr¨ªan ni vender ni comercializar?.
?Creo, en cambio, que la homeopat¨ªa es s¨®lo una puerta cerrada, hasta ahora, para el sinf¨ªn de m¨¦dicos espa?oles que, al no encontrar su sitio, se quedan en los pasillos de la vida con su diploma en la mano y el paro colgado encima de la cabeza. Se trata, probablemente, de una respuesta vital, antes que econ¨®mica, al problema fundamental de la salud. Lo contrario sucede con el aumento brutal, progresivo e incontrolable de los tratamientos alop¨¢ticos que, muchas veces, s¨®lo piensan en mantener un estado de enfermedad a fin de justificar la masiva producci¨®n de unos remedios que mienten m¨¢s que curan. Este siglo, debido a esto, ser¨¢ conocido como el de las enfermedades yatr¨®genas, o secuelas de todo tipo, originadas por los f¨¢rmacos y los tratamientos m¨¦dicos?.
La fiebre: esa desconocida
Respecto a los problemas febriles, los m¨¦dicos home¨®patas consideran que el uso desmesurado de antibi¨®ticos representa en realidad ?un abuso de poder, a la par que ignorancia?. Los antibi¨®ticos act¨²an s¨®lo sobre agentes pat¨®genos concretos y no tienen eficacia alguna en las afecciones v¨ªricas. A pesar de ello, el 60% de las prescripciones de antibi¨®ticos se recetan como coadyuvantes de tratamientos en casos de enfermedades v¨ªricas.La homeopat¨ªa considera que la fiebre es un hecho org¨¢nico natural, que permite liberar unas sustancias, llamadas enzimas, contenidas en los lisosomas de las c¨¦lulas. Estas son pr¨¢cticamente las ¨²nicas sustancias org¨¢nicas que defienden al organismo sin ser rechazadas por ¨¦l, lo que evita la posterior aparici¨®n de efectos secundarios perjudiciales. Se padece m¨¢s a causa de las propias defensas que por la enfermedad en s¨ª. Ejemplo de ello es la posible aparici¨®n de herpes zoster o zonas despu¨¦s de un sarampi¨®n, cuando no se deja al organismo el tiempo necesario para recuperarse, normalmente.
Interrogado el doctor Malby sobre si la homeopat¨ªa podr¨ªa suplantar radicalmente los tratamientos alop¨¢ticos, afirm¨® que ?la homeopat¨ªa, con sus sistemas y t¨¦cnicas de dinamizaci¨®n y utilizaci¨®n de sustancias claves de efectos reconocidos, no s¨®lo no va a excluir nunca las t¨¦cnicas de fabricaci¨®n alop¨¢ticas, sino que las va a utilizar al m¨¢ximo. La ¨²nica diferencia es que, en vez de fabricar una tonelada y venderla a precio de oro, se fabricar¨¢n veinticinco gramos y se vender¨¢n a precio de aire. Hay que recordar que la medicina, como acto humano, consiste m¨¢s en cumplir un deber que en cobrar lo que puede nacer de un derecho?.
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