Menos tensi¨®n en Polonia
LA LLEGADA de Breznev a Checoslovaquia para asistir al 26? Congreso del Partido Comunista Checo, el violento discurso del secretario general de ese partido, Husak, y la persistencia de las maniobras del Pacto de Varsovia en territorio polaco subieron velozmente la tensi¨®n del tema de Polonia; al d¨ªa siguiente, la finalizaci¨®n de las maniobras militares y el discurso de Breznev la han vuelto a reducir de una manera muy considerable. Son altibajos probablemente previstos en este tipo de guerra de nervios.Para considerar los hechos de Polonia hay que tener en cuenta un doble aspecto de la situaci¨®n: hay unos sucesos reales, que se est¨¢n desarrollando en el mismo pa¨ªs en crisis, y unos hechos aparenciales o artificiales, creadores de una tensi¨®n de espect¨¢culo que evidentemente deforman la informaci¨®n real. De una manera poco frecuente en los casos de escalada -y el escenario polaco forma parte de una escalada de guerra fr¨ªa, seg¨²n la descripci¨®n cl¨¢sica hecha por los estrategas americanos, dentro de los pelda?os psicol¨®gicos-, los dos grandes adversarios potenciales, la URSS y Estados Unidos, tienen gran inter¨¦s en dar aspecto de credibilidad a la posible invasi¨®n sovi¨¦tica: la URSS, porque la inminencia de su amenaza puede forzar al compromiso o a la moderaci¨®n a los polacos; Estados Unidos, porque toda la filosof¨ªa pol¨ªtica internacional de Reagan y sus compa?eros de poder consiste en la creaci¨®n de un estado permanente de alarma y de denuncia de la URSS, entre otras cosas, para conseguir la retracci¨®n de los pa¨ªses europeos y reformar la alianza militar com¨²n.
Desgraciadamente, la credibilidad de una invasi¨®n sovi¨¦tica es muy considerable sin tener en cuenta m¨¢s que los hechos en s¨ª y los antecedentes esgrimidos oportunamente por Husak en su discurso: Hungr¨ªa, Checoslovaquia. Parece, dentro del bosque de intoxicaciones de noticias y comentarios y de desinformaciones manipuladas, que la URSS s¨®lo decidir¨ªa una invasi¨®n en alguno de estos casos: 1, en el momento en que los polacos transgredieran una determinada l¨ªnea, probablemente definida ya por el Kremlin, que supusiera una alteraci¨®n del r¨¦gimen capaz de sacarle del pacto y conducirle a una neutralidad -por lo menos- a una adhesi¨®n al bloque contrario; 2, la extensi¨®n de la subversi¨®n a otros pa¨ªses del Pacto; 3, que la actual pol¨ªtica de reducci¨®n de tensiones del Kremlin -negociaciones bilaterales con Estados Unidos, conferencia de desarme europeo, atracci¨®n de pa¨ªses europeos a la negociaci¨®n directa con independencia de la direcci¨®n de Washington- se diera por perdida y no fuera ya viable; 4, una negociaci¨®n secreta con Estados Unidos en el que el tema de Polonia fuera intercambiable por otro equivalente para Estados Unidos. Es decir, reforzar sus zonas de influencia y sus fronteras imperiales. Se podr¨ªa poner como ejemplo, puramente imaginario, que Estados Unidos invadieran Cuba -o la desestabilizaran definitivamente- en el momento en que los sovi¨¦ticos invadieran Polonia. Dentro del supuesto de este ¨²ltimo punto, la soluci¨®n podr¨ªa ser la inversa: que la URSS abandonase Polonia a cambio de una ganancia sustancial en otro lugar (por ejemplo, en las fronteras con China).
El mayor riesgo est¨¢, por el momento, en el primer punto (el ¨²ltimo parece s¨®lo posible a muy largo plazo). Por el momento, la situaci¨®n interior de Polonia parece m¨¢s calmada: bien por el efecto de las amenazas sovi¨¦ticas de invasi¨®n, bien por el efecto moderador de los dirigentes obreros y del propio Gobierno y partido comunista. No se sabe cu¨¢nto puede durar. Las victorias morales del movimiento son un acicate para seguir adelante, y la necesidad acuciante de una situaci¨®n alimenticia y econ¨®mica brutales en la que las huelgas tienen una gran parte de responsabilidad son factores que pueden influir en un sentido o en otro.
La busca de un compromiso parece la soluci¨®n -o, por lo menos, la salida- m¨¢s razonable, y probablemente la que m¨¢s interesa directamente a Polonia, que a pesar de todo debe tener bastante claro hasta qu¨¦ punto llega la utop¨ªa en un mundo como el que se vive. Pero no se sabe hasta qu¨¦ momento el gran juego internacional va a contener o a estimular la situaci¨®n.
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