El falso protagonismo de la mujer gallega

Podr¨ªa decirse, a simple vista, que Galicia es una sociedad matriarcal en la que la mujer protagoniza en buena medida la vida cotidiana hasta el punto de condicionarla m¨¢s que el hombres. Desde tiempos remotos, la mujer gallega trabaja igual que el hombre, sufre tanto o m¨¢s que ¨¦l, lucha, sustituye incluso en casi todo al hombre ausente por la emigraci¨®n o el trabajo en el mar.Se ha llegado a deducir de aqu¨ª que las mujeres de Galicia pueden haber alcanzado un mayor grado de emancipaci¨®n e incluso una relativa equiparaci¨®n social con el hombre si se les compara con otras sociedades rurales de Espa?a. Es frecuente recurrir a la mayor aceptaci¨®n social que tiene en Galicia el fen¨®meno de los hijos naturales, el menor grado de conflictividad que conllevan en la aldea las relaciones sexuales, y no digamos ya el t¨®pico de que la mujer lleva el arado, conduce el tractor o cava la tierra.

Todo ello, como sucede siempre con lo t¨®pico, es cierto. La evoluci¨®n hist¨®rica de este pueblo determin¨® la ausencia del hombre y su sustituci¨®n en la familia, la econom¨ªa rural, etc¨¦tera, por la mujer. Rosal¨ªa de Castro invent¨® magistralmente el nombre de ?viudas de vivos? para las mujeres que vieron emigrar a sus padres, sus maridos, sus hijos o sus hermanos y tuvieron ellas que hacer frente a la casa.

Sin embargo, sacar de aqu¨ª que la mujer gallega posee de anta?o un grado m¨¢s elevado de liberaci¨®n, al menos en el sentido que dar¨ªan a esta idea los movimientos feministas, es un ejercicio argumental imposible.