"Estamos luchando por conseguir un pacto social entre las fuerzas pol¨ªticas y sociales italianas"

En uno de los momentos m¨¢s dram¨¢ticos de la historia del sindicalismo italiano de los ¨²ltimos a?os, cuando ya todos hablaban de ruptura de la unidad sindical entre los tres grandes gremios nacionales, CISL, CGIL y UIL, ha sido el secretario general de esta ¨²ltima organizaci¨®n, UIL, el joven y din¨¢mico socialista Giorgio Benvenuto, quien ha intentado evitar la ruptura.
Benvenuto es el m¨¢s joven de los tres secretarios sindicales nacionales. Est¨¢ al frente de un sindicato que fue de origen republicano y hoy cuenta con la mayor¨ªa socialista. Se asegura que Benvenuto es uno de los delfines de Bettino Craxi, secretario general del partido socialista, y candidato a su sucesi¨®n en la gu¨ªa del partido.El corresponsal de EL PAIS le ha entrevistado en su despacho de Roma, horas despu¨¦s de su mediaci¨®n ante Pier Carniti y Luciano Lama, secretarios generales de CISL y CGIL.
Pregunta. Cuando se ri?e en familia, generalmente es el hermano mayor quien busca la paz. Esta vez le ha tocado a usted, el hermano menor, el m¨¢s joven, recomponer una unidad duramente amenazada.
Respuesta. M¨¢s que como hermano menor, prefiero presentarme como miembro de una familia que, estoy seguro, puede y debe encontrar una soluci¨®n unitaria en un momento tan grave para el pa¨ªs.
P. ?Cu¨¢l ha sido la idea de fondo de su mediaci¨®n ante la CISL y la CGIL?
R. Yo me di cuenta que por lo que se refiere al problema de fondo de esta batalla, los tres sindicatos estarnos de acuerdo; es decir, no existen tab¨²es por lo que se refiere a la posibilidad de retocar la scala mobile. La diferencia entre los comunistas de la CGIL y nosotros radica s¨®lo en el hecho que nosotros queremos presentar al Gobierno y a la base trabajadora una propuesta concreta que les arranque todos los prejuicios y les convenza de que se va a tratar de una propuesta que mejore globalmente sus condiciones econ¨®micas.
P. ?C¨®mo se ha llegado a esta desconfianza de la base trabajadora en los sindicatos, cuando hace s¨®lo diez a?os los sindicatos italianos eran la gran fuerza revolucionaria del pa¨ªs?
R. Es cierto que el sindicato italiano, gracias a su unidad, logr¨® conquistas, quiz¨¢ ¨²nicas en el mundo, a favor de los trabajadores, y gan¨® batallas muy duras en el campo de los derechos y libertades civiles. Pero, al mismo tiempo, el sindicato no debe olvidarse que existen ciertas leyes de la econom¨ªa que se respetan en todos los reg¨ªmenes. Podr¨ªa parecer una batalla de la izquierda ?hacer pagar menos contribuci¨®n?. Reagan lo quiere hacer, pero el peso mayor lo pagar¨¢n los m¨¢s d¨¦biles. Hoy, el partido comunista apoya con m¨¢s fuerza la soluci¨®n de Bruno Visentini, presidente del Partido Republicano, de un Gobierno formado por t¨¦cnicos que no un Gobierno presidido por los socialistas. Pero Visentini es el vicepresidente de la Confindustria y ser¨ªa un Gobierno no de t¨¦cnicos, sino de empresarios. Es necesario crear un sindicato que sepa hacer propuestas concretas, un sindicato que no dice s¨®lo no.
P. ?Cu¨¢l es la situaci¨®n real del sindicato unitario tan combatido por los sindicatos aut¨®nomos?
R. Nosotros estamos perdiendo los j¨®venes, los parados, las mujeres, los empleados. Un sindicato que fue tan fuerte hace diez a?os, hoy asiste impasible y dividido ante problemas graves nuevos. Baste pensar que ayer el fascista Giorgio Almirante, secretario general del MSI, ha presentado al Parlamento un mill¨®n y medio de firmas pidiendo una ley a favor de la pena de muerte.
P. Dentro de la unidad sindical de los tres grandes gremios, ?cu¨¢l es la propuesta caracter¨ªstica de la UIL que usted dirige con tanto coraje?
R. Yo creo que nosotros estamos empujando para que el sindicato italiano se despierte. Para que tome de nuevo en mano una gran iniciativa capaz de realizar un fuerte pacto social entre las diversas fuerzas pol¨ªticas y sociales del pa¨ªs. Nosotros hemos apoyado, por ejemplo, al ministro de Finanzas, Reviglio, en su batalla contra la evasi¨®n fiscal. El famoso libro rojo que ha sacudido al pa¨ªs con la revelaci¨®n de grandes personajes riqu¨ªsimos que no hac¨ªan declaraci¨®n de renta o enga?aban ha sido una batalla nuestra.
P. Se dice, pol¨¦micamente, que usted escucha tanto a Craxi como Lama escucha a Berlinguer.
R. Yo no necesito escuchar a Craxi. Yo hablo con ¨¦l en cualquier momento. M¨¢s aun en las cosas del sindicato, es Craxi quien me consulta. Esto no quiere decir que no est¨¦ de acuerdo con su l¨ªnea. Lo estoy. Creo que ha llegado el momento de que los socialistas defiendan su autonom¨ªa y pierdan los complejos de inferioridad ante los comunistas. Hoy somos una gran fuerza sindical. No se olvide que el sindicato comunista CGIL fue fundado por un socialista. De todos modos, yo estoy convencido de la unidad sindical, porque creo que la mayor¨ªa de la fuerza comunista del sindicalismo italiano comparte la pol¨ªtica de reformas, la batalla por un programa de desarrollo econ¨®mico democr¨¢tico. Hay que ayudar a toda esta fuerza comunista a integrarse en el programa europeo de una fuerza socialista reformadora y progresista.
P. ?Qui¨¦nes son los famosos sindicatos aut¨®nomos que tantos quebraderos de cabeza les est¨¢n dando?
R. Son los hijos de nuestros errores. Son, sobre todo, corporativistas. Pero nosotros nos equivocamos cuando pusimos toda nuestra fuerza en una pol¨ªtica muy avanzada de la industria, de los trabajadores metal¨²rgicos, olvid¨¢ndonos de otros sectores igualmente importantes de la clase trabajadora, como es el sector de los transportes, de los empleados, del personal sanitario, etc¨¦tera. Como se ha visto claro que no se puede defender una pol¨ªtica salarial que se olvide de la profesionalidad y que no premie el esfuerzo personal. Yo fui de los que defendi¨® a su tiempo al comunista Amendola cuando lo criticaba Luciano Lama, su compa?ero de partido.
P. ?Conf¨ªa en que la base trabajadora escuchar¨¢ esta vez al sindicato con confianza?
R. Si sabemos presentarle propuestas claras y convincentes estoy seguro que nos seguir¨¢. Lo que no se puede hacer es presentar las cosas en dos tiempos: primero, el del sacrificio, y despu¨¦s, el de la resoluci¨®n de sus problemas. Sobre todo porque est¨¢n escamados de que en muchas ocasiones todo se qued¨® paralizado al momento del sacrificio. Hoy es absurdo, por ejemplo, que en Italia pague m¨¢s contribuci¨®n un simple empleado que un director, una enfermera que un m¨¦dico, un periodista que un industrial.
Giorgio Benvenuto ha ganado ayer la primera batalla de su mediaci¨®n. La CISL y la CGIL han aceptado su propuesta de volver a encontrarse para buscar una soluci¨®n, y el Gobierno ha parado hasta un pr¨®ximo encuentro con los sindicatos toda una serie de medidas econ¨®micas que estaba para decretar.
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