Positivo balance de la gesti¨®n de la izquierda en el gobierno de la ciudad
Un primer an¨¢lisis de la actuaci¨®n de la izquierda al frente del primer ayuntamiento democr¨¢tico de Madrid despu¨¦s de cuarenta a?os es claramente positivo. Frente a los puntos negativos de una mayor presi¨®n fiscal, un cierto descuido en la prevenci¨®n de la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica o la marginaci¨®n de las asociaciones de vecinos, las decisiones pol¨ªticas en materia de urbanismo, de transportes o de circulaci¨®n han permitido ofrecer al ciudadano medio una imagen de efectividad administrativa definitivamente mejor que la dada por anteriores corporaciones.
Probablemente el balance del trabajo realizado en dos a?os por este Ayuntamiento, libremente elegido por los ciudadanos por primera vez en los ¨²ltimos cincuenta a?os, hubiera sido m¨¢s efectivo si la izquierda hubiera dispuesto de un instrumento de gobierno -la ley de R¨¦gimen Local- m¨¢s acorde con los nuevos tien¨ªpos y, al menos, en l¨ªnea con la nueva filosof¨ªa pol¨ªtica que invadi¨® los despachos de la Casa de la Villa en abril de 1979, y que, en definitiva, es la que gobierna.Mientras que en otros pa¨ªses europeos la fiscalidad que recae sobre las administraciones locales es de una media del 25% del total de presupuesto -hay pa¨ªses, como Holanda, que alcanzan un 60%-, en Espa?a la cifra se sit¨²a en torno a un 10%, excluido el impuesto sobre la gasolina, que repercute directamente sobre los ayuntam¨ªentos. La ley de R¨¦gimen Local tiene tambi¨¦n otros mecanismos arca¨ªcos y propios de otros equipos municipales monocolores y digitalistas, como la necesidad de la mayor¨ªa de dos tercios para decisiones de importancia, sin contar la falta de estructuraci¨®n de la financiaci¨®n de los d¨¦ficit de las haciendas locales y otros.
El triunfo de la izquierda en los comicios locales, en Madrid, no s¨®lo se recibi¨®, en la madrugada del 3 al 4 de abril de 1979, con una generosa carga policial contra los militantes y simpatizantes socialistas y comunistas, que se hab¨ªan congregado en la plaza de la Villa para festejar los resultados de las urnas, cuando a¨²n era gobernador civil de Madrid el actual ministro del Interior, Juan Jos¨¦ Ros¨®n, sino que hubo de soportar en los primeros meses el examen puntual y riguroso de los llamados poderes f¨¢cticos y los pol¨ªticos que gobernaban la naci¨®n con otro color pol¨ªtico.
Este era, y es, un pa¨ªs gobernado por UCD, donde casi el 80% de los ciudadanos tienen alcaldes de izquierda o nacionalistas. La confrontaci¨®n entre ambas administraciones -la central y la local-, potenciada por esa legislaci¨®n citada (en Madrid y en otros muchos lugares se han suspendido acuerdos tomados por alcaldes), ha privado a los ayuntamientos el ejercer uno de los art¨ªculos de la Constituci¨®n, el 140, que dice que las corporaciones, locales son aut¨®nomas. La llave de la autonom¨ªa, el dinero, se ha repartido en ocasiones con una cierta discreci¨®n.
Y en esa ¨®ptica, y en la de equipos municipales nuevos, con poca experiencia o ninguna (al menos en la mayor¨ªa de los concejales de izquierda de Madrid), es desde donde debe estudiarse el trabajo de los equipos municipales de gobierno, que ahora pasan su ecuador.
En los temas de gobierno de una ciudad, los errores y los aciertos se pagan o se disfrutan diez, quince o veinte a?os despu¨¦s. Madrid est¨¢ pagando ariora las consecuencias de un crecimiento desordenado, y sin planificaci¨®n y de una especulaci¨®n sin precedentes. Descontando el centro del casco urbano, el resto de los barrios y distritos de la ciudad producen la misma sensacion que un cuadro hecho por un gigantesco pintor que hubiera arrojado desde lejos la pintura sobre un lienzo enorme.
Decisiones pol¨ªticas de importancia
A la creaci¨®n y puesta en marcha de una pol¨ªtica urban¨ªstica (de izquierda, naturalmente, aunque Enrique Tierno niegue que exista un urbanismo de izquierdas), hasta entonces inexistente, y que contemple la ciudad como un conjunto unitario, el actual Ayuntamiento ha conseguido de Coplaco (organismo dependiente del Ministerio de Obras P¨²blicas y Urbanismo, que ostenta la m¨¢xima competencia en la materia) la revisi¨®n por el Ayuntamiento del Plan General de Ordenaci¨®n Urbana de Madrid. Probablemente la decisi¨®n m¨¢s importante tomada en estos dos a?os, por cuanto en ella le va el futuro a esta ciudad. Una revisi¨®n completa de un plan anterior, caduco a sus dieciocho a?os de existencia, cuyo objetivo central es evitar, en lo que a¨²n sea posible, la masificaci¨®n de la ciudad.
Dos decisiones pol¨¦micas
En cuanto a circulaci¨®n y transportes, hay que anotar otras dos decisiones trascendentales, una de ellas ciertamente impopular: la puesta en pr¨¢ctica de la llamada Operaci¨®n de Regulaci¨®n de Aparcamiento (ORA) en el centro de la ciudad, que limita, al estilo de la antigua zona azul, el tiempo de aparcamiento de veh¨ªculos a una hora y media (excepto para residentes, que gozan del privilegio de aparcar libremente en su barrio) y que afecta a los barrios de Arapiles, Sol, Universidad, Justicia, Palacio, Trafalgar, Recoletos y Goya. Aparcar en esa zona cuesta a raz¨®n de quince pesetas cada media hora, con la obligaci¨®n adicional de cambiar de lugar el veh¨ªculo cada noventa minutos. Esta medida se ampliar¨¢ pr¨¢cticamente al doble de espacio urbano el pr¨®ximo 18 de mayo.
La segunda es la absorci¨®n por el Ayuntamiento de las veintiuna l¨ªneas perif¨¦ricas que ten¨ªan concesiones privadas desde hac¨ªa doce a?os. A pesar de la evidencia de que el servicio era notablemente peor que el que ofrece la Empresa Municipal de Transportes, la medida provoc¨® fuertes enfrentamientos entre la izquierda y el grupo de concejales de UCD en la oposici¨®n, por cuanto hab¨ªa en el medio de la operaci¨®n grandes intereses econ¨®micos. No obstante, parece que hay razones objetivas suficientes para, en un contexto de precio, pol¨ªtico de las tarifas de transportes, poder exigir una mayor calidad a una empresa p¨²blica que a una empresa privada.
El proyecto de creaci¨®n de aparcamientos disuasorios en las afueras de la ciudad, la pr¨®xima construcci¨®n de aparcamientos para residentes, la idea de la creaci¨®n de un billete combinado metro-autob¨²s-tren y la presi¨®n que el Ayuntamiento ha ejercido sobre los ciudadanos en cuanto a la obligatoriedad de pagar las multas de circulaci¨®n (operaci¨®n de embargo y precintado de veh¨ªculos para los impagados) permiten contemplar con un cierto optimismo el futuro de la circulaci¨®n en la ciudad. Sumando a lo anterior las recientes aperturas de l¨ªneas de metro y las previstas para los pr¨®ximos tiempos, la primera de las cuales ser¨¢ la de Pac¨ªfico-Oporto, que se inaugurar¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas y que facilitar¨¢ doce estaciones m¨¢s para la zona sur, la peor dotada en cuanto a transportes. Estad¨ªsticamente es comprobable que la media de la velocidad de los veh¨ªculos en el centro se ha elevado considerablemente en los ¨²ltimos doce meses.
32.000 millones para el Plan de Saneamiento
Aunque esta obra de ingenier¨ªa llega tarde y es una herencia de la Corporaci¨®n anterior con s¨®lo ligeros retoques, al equipo actual hay que reconocerle la voluntad pol¨ªtica de poner en marcha la complicada y costosa operaci¨®n. Se trata de un plan que lograr¨¢ la depuraci¨®n de las aguas residuales de la ciudad hasta un 95% y que permitir¨¢, al decir de los responsables, que los peces vuelvan al r¨ªo Manzanares en 1984. Es la obra de mayor envergadura que tiene el Ayuntamiento en sus manos y tambi¨¦n la m¨¢s cara: 32.000 millones largos de presupuesto que pagar¨¢n los vecinos a trav¨¦s del incremento de las cuotas del agua, aunque para la aceleraci¨®n de las obras se acudi¨® a un cr¨¦dito exterior de 7.000 millones de pesetas. Al menos en esta decisi¨®n s¨ª habr¨¢ una mayor justicia distributiva, ya que los m¨¢s ricos, que tambi¨¦n son los que consumen m¨¢s agua potable, ser¨¢n los que m¨¢s paguen.
Y para enumerar las decisiones y medidas m¨¢s importantes tomadas por esta Corporaci¨®n, habr¨ªa que hacer la siguiente lista: cambio de nombre de veintisiete calles (entre ellas, las de General¨ªsimo, Jos¨¦ Antonio y Calvo Sotelo); cambio de color de los taxis (en buena par te, para satisfacer una antigua petici¨®n de los trabajadores del sector); desconcentraci¨®n municipal en favor de las juntas de distrito; despido de funcionarios por corrupci¨®n y negligencia; comienzo de la reforma administrativa del Ayuntamiento (un monstruo de 22.000 funcionarios -actualmente, unos 3.000 en excedencias de varios tipos-, sin contar los 7.400 trabajadores de la EMT); consecuci¨®n del primer convenio colectivo (posteriormente anulado por la Administraci¨®n central), tras la celebraci¨®n de las primeras elecciones sindicales municipales; recopilaci¨®n de la informaci¨®n urban¨ªstica madrile?a (s¨ªntesis del planeamiento de Madrid); reorganizaci¨®n de la Gerencia Municipal de Urbanismo (exigencia de dedicaci¨®n exclusiva de los funcionarios); legalizaci¨®n de las irregularidades urban¨ªsticas de Mercamadrid; regulaci¨®n y control de la venta ambulante: resurgimiento de las fiestas de los carnavales y de las fiestas de los barrios; convenio con el Ministerio de Sanidad para la creaci¨®n de centros de urgencia y creaci¨®n de centros de distrito de promoci¨®n de la salud; inauguraci¨®n de numerosas zonas verdes y repo blaci¨®n de ¨¢rboles en barrios y en la M-30; vel¨®dromo popular Pr¨ªncipe de Vergara; servicio de orientaci¨®n telef¨®nica para los madrile?os; campa?a para mejorar la calidad en bares y cafeter¨ªas, etc¨¦tera.
Fuerte presi¨®n fiscal
Todo ello -la lista podr¨ªa ser mucho m¨¢s larga- en el haber, ya que el debe es tambi¨¦n necesariamente largo, comenzando por el propio talante de alcalde y concejales. Un talante incapaz de aguantar la cr¨ªtica, especialmente en los primeros tiempos, cuando la falta de experiencia plag¨® de errores la gesti¨®n municipal. La izquierda, comenzando por su alcalde y por su primer teniente de alcalde, Ram¨®n Tamames, tiene una apacidad de receptividad hacia la cr¨ªtica notablemente inferior que la derecha. Y este es un hecho constatable. Debe que contin¨²a con la fuerte presi¨®n fiscal municipal que ha tenido que soportar el ciudadano en los ¨²ltimos dos a?os y que al decir de los empresarios ha podido llevar a la quiebra a muchos peque?os y medianos empresarios. Y debe que se completa con la falta de sensibilidad de este Ayuntamito frente al problema del paro; la marginaci¨®n a que se ha sometido a las asociaciones de vecinos; el af¨¢n por promover una cultura protegida; la falta de tacto hacia el colectivo de funcionarios y hacia el grupo de concejales de UCD; el escaso trabajo desarrollado por las juntas de distrito; las viviendas sociales; la probable negligencia continuada en la previsi¨®n de la contaminaci¨®n ambiental, aunque el Ayuntamiento no tenga competencia decisoria en el tema, etc¨¦tera.
Aunque, no obstante, el balance es positivo y alentador. Se est¨¢ lejos a¨²n de tener esa ciudad alegre, culta y limpia que so?¨® el alcalde a los cien d¨ªas de su mandato, y lejos tambi¨¦n de la convivencia que propugn¨® el mismo d¨ªa de su toma de posesi¨®n, ante el crucifijo y la Constituci¨®n. Tampoco los gorriones -al menos en su acepci¨®n po¨¦tica- han vuelto a Madrid. Pero la labor realizada en dos a?os permite ver con optimismo los otros dos de mandato de que a¨²n dispone la izquierda. La ciudad es hoy mejor y m¨¢s habitable que ha ce dos a?os, aunque tendr¨¢n que ser los electores los que juzguen el trabajo de esta Corporaci¨®n en las elecciones de 1983.
La oposici¨®n de UCD
P¨¢rrafo aparte y final merecer¨ªa el grupo de concejales de Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico. Un grupo inicialmente compacto y con experiencia municipal, que, tras perder la alcald¨ªa, se dedic¨® m¨¢s a la oposici¨®n chirriante y escasamente constructiva que a la tarea de colaboraci¨®n con la izquierda en el gobierno de la ciudad; y que se preocup¨® m¨¢s de convertirse en cantera pol¨ªtica del Gobierno que en grupo de trabajo del Ayuntamiento. As¨ª, al menos ocho de sus principales oor¨ªcejales saltaron a los siguientes puestos: Jos¨¦ Luis Alvarez, ministro de Transportes; Juan Torres, presidente del Consejo de Intervenci¨®n del Metro; Javier Soto, director general de Administraci¨®n Local; Luis Mar¨ªa Enr¨ªquez, director general de Urbanismo; Javier Tusell, director general del Patrimonio; Florentino P¨¦rez, director general de Infraestructura del Transporte; Miguel Herrero, portavoz del Grupo Parlamentario de UCD en el Congreso, y Jaime Cortezo, que abandon¨® el partido al integrarse en el Consejo General del Poder Judicial.
Una oposici¨®n, en suma, forma lista, de pressing continuo, sin ideas, que fue capaz de bloquear durante cuatro semanas el Ayuntamiento, en el oto?o de 1979, por el ya citado mecanismo de los dos tercios. al no estar de acuerdo con los decretos del alcalde de nombramientos de presidentes de comisiones informativas y de juntas de distritos, puestos que recayeron en su totalidad en socialistas y comunistas. Una oposici¨®n que se parapet¨® continuamente tras los medios de comunicaci¨®n -"Tenemos que enterarnos de las cosas del Ayuntamiento por la Prensa?, era la cantilena continua de los ucedistas-, y que no ha sabido, en fin, estar a la altura del cambio.
Dos a?os de ayuntamientos democr¨¢ticos
Hace exactamente dos a?os, Enrique Tierno, 62 a?os, casado, un hijo, catedr¨¢tico de Derecho Pol¨ªtico, diecisiete libros publicados, tomaba posesi¨®n como alcalde de Madrid en un acto que ¨¦l mismo termin¨® con un breve discurso que se resum¨ªa en una frase: ?Desde ma?ana comienza la convivencia en Madrid?. Amigo de las frases po¨¦ticas y rotundas, tambi¨¦n hab¨ªa hecho bandera de esta otra frase durante la campa?a que precedi¨® a los comicios municipales: ?Volver¨¢n los gorriones a Madrid?. Y a los cien d¨ªas de su toma de posesi¨®n, esta tercera: ?Dejaremos una ciudad limpia, alegre, culta y sin problemas de circulaci¨®n?. Dos a?os m¨¢s tarde, los buenos deseos distan a¨²n de la realidad, pero no s¨®lo no es excesivamente arriesgado afirmar que el actual equipo municipal es el mejor que esta ciudad ha tenido en los ¨²ltimos tiempos, sino que, tras frenar la especulaci¨®n, cortar la corrupci¨®n, agilizar la burocracia y tomar medidas a veces impopulares, Madrid puede ser una ciudad a¨²n habitable para las nuevas generaciones de madrile?os, una ciudad en la que puedan convivir cuatro millones de personas.
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