Los folkl¨®ricos
Se lo ten¨ªa yo dicho a los avisados/avispados chicos de Sotillos, que quer¨ªan enfrentarme por RN con Federico Silva-Mu?oz:
-Ese se?or ni saber de m¨ª. No querr¨¢ ni saber.
Como que un d¨ªa escrib¨ª que Silva tiene la ideaci¨®n en forma de mitra. Tal cual:
-Yo con ese se?or no me hablo, que es un folkl¨®rico. Y ustedes los periodistas s¨®lo quieren enfrentar personajes para pas¨¢rselo ustedes bien.
Exacto. A la confrontaci¨®n de pareceres, a la bayoneta calada de la Prensa con los pol¨ªticos, el francofranquista no le encuentra otra explicaci¨®n que las ganas que tienen los reporteros de pas¨¢rselo bien, o sea de troncharse de risa, que esto de la democracia es una cosa de troncharse de risa y para eso est¨¢ la democracia, oyes, para troncharse much¨ªsimos, que si no te tronchas, para qu¨¦ co?os ni Tejeros queremos democracia. A Silva-Mu?oz no le parece serio que los periodistas radiof¨®nicos quieran mantener la radio viva y total mediante el periodismo hablado de la entrevista en directo con los pol¨ªticos. A Silva-Mu?oz le parec¨ªa m¨¢s serio distribuir unos informes oficiales de Obras P¨²blicas a pie de obra privada (todas lo eran, puesto que se daban como se daban), cuando ¨¦l era ministro de la cosa, para que el periodista responsable informase responsablemente. Jes¨²s Hermida -hermano, amor- hizo su ¨²ltimo programa/coloquio televisivo enfrentando folkl¨®ricas y rockeros. Luego, en vista de que el programa era tan bueno y se comentaba tanto, se lo han quitado. Jes¨²s, hermano, amor, cuando a uno empiezan a quitarle cosas, qu¨¦ pureza. Es cuando se empieza a ser uno mismo.
Lo ¨²nico que le falt¨® a aquel programa rockeros/folkl¨®ricas fueron los folkl¨®ricos, o sea yo, seg¨²n Silva-Mu?oz. (Estaba Lauren Postigo, pero m¨¢s como ejecutivo del faralae que otra cosa.) Estaba Ana Mariscal, pero no Aurora Bautista, que se ha vuelto algo roja y me da caramelos de caf¨¦ y leche en las tomas de la Bastilla madrile?a, que no se sabe muy bien d¨®nde est¨¢. Pero ni Ana Mariscal ni Aurora Bautista han hecho nunca folklore, sino patriotismo Cifesa, nacional patriotismo, nacionalcatolicismo, y eso ya puede entenderlo mejor Federico Silva-Mu?oz. Con o sin caramelos de caf¨¦ y leche. El franquismo era marcial, bizarro y sobrio. El folklore, al franquismo, se lo pon¨ªa el nacionalcatolicismo, con toda su movida episcobispal y aquel jaleo de palios, botafumeiros, gregorianos, misas concelebradas y cosas por las cuales la gesti¨®n m¨¢s eficaz de un ministro de Obras P¨²blicas era organizar las rogativas para que se llenasen los pantanos del nuevo Estado. Pero no me hagan mucho caso, que no recuerdo si Silva-Mu?oz fue ministro de Obras P¨²blicas o qu¨¦. Lo que s¨ª recordamos todos es que iba en la terna presidencial que se sac¨® Fern¨¢ndez-Miranda, con L¨®pez-Bravo y Su¨¢rez. L¨®pez-Bravo era la alternativa tecnocr¨¢tica. Su¨¢rez era la alternativa democr¨¢tica. Silva-Mu?oz era la alternativa folkl¨®rica, o sea el relleno, el adorno, laclarade huevoque le pone mi se?ora a las torrijas, por viernes santo, para d¨¢rselals de postre a Eduardo Haro-TecgIen, que tiene en la torrija su l¨²cida magdalena proustiana. Silva era el a?adido, el faralae teol¨®gico, el tapiz de sacrist¨ªa para el envoltorio de la terna. Como se hace siempre, tiraron el envoltorio.
Luego, en la cosa electoral, se vio repetidamente que Silva-Mu?oz, nacionalcat¨®lico, no ten¨ªa nada que hacer entre los nacionales ni entre los cat¨®licos. Ahora el naci¨®nalpietismo quiere ponerle tambi¨¦n casulla a la democracia, meterla bajo palio nuclear, pero hasta un cat¨®lico como el presidente Calvo-Sotelo se niega al rollo. Yo, folkl¨®rico de una Espa?a, y Silva, folkl¨®rico de la otra, no tenemos nada que hacer. Salvo repartirnos alg¨²n caramelo de caf¨¦ con leche.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.