Despedida de Peters Sellers
Flojo testamento de Peter Sellers donde se limita a repetir, caricaturescamente, algunos de sus aciertos anteriores: la c¨®mica facilidad para el disfraz y la ternura de su inspector Closeau de la serie titulada La Pantera Rosa. Pel¨ªcula, pues, basada en su lucimiento personal que nos descubre, sin embargo, a un actor cansado, con la enfermedad reflejada en su rostro, sin excesivo entusiasmo por ayudar a salvar el trabajo del director, Piers Haggard, que es, probablemente, el mayor responsable de que El diab¨®lico plan del Dr. Fu Manch¨² no llegue a convertirse en la comedia loca que el gui¨®n propon¨ªa.El desacierto que muestra al medir el ritmo de cada secuencia, y hasta su simple duraci¨®n temporal, manda al traste lo mejor de ese gui¨®n, no muy original, no muy brillante, pero con suficientes aciertos para esperar con seguridad la pr¨®xima sonrisa: el enfrentamiento entre el legendario Fu Manch¨² y un investigador ya retirado (encarnados ambos por Peter Sellers) se remite a una tradici¨®n de luchas similares desarrollada por la literatura principalmente y continuada por el cine de toda la vida.
El diab¨®lico plan del Dr
Fu Manchu.Director: Piers Haggard. Guionistas: Jim Moloney y Rudy Dochtermann. Int¨¦rpretes: Peter Sellers, Helen Mirren y Sid Caesar. Comedia inglesa. 1980. Local de estreno: Azul.
El ejercicio de imaginaci¨®n que supone siempre para escritores y guionistas ese enfrentamiento se resuelve en esta pel¨ªcula con el disparate anacr¨®nico o con la sorpresa descabellada; no sorprende, por tanto, por su inventiva. Pero en esos disparates contiene sus mejores aciertos: la sustituci¨®n de la reina de Inglaterra por una mujer polic¨ªa que sue?a con ser cantante es sin duda el m¨¢s ins¨®lito. El humor brit¨¢nico tiene una libertad de expresi¨®n que en nuestro pa¨ªs ser¨ªa impensable. En este sentido, por ejemplo, algunos inspectores de Scotland Yard son ridiculizados amablemente, porque no se piensa en aquel pa¨ªs que el cine destruya sociedades.
Son, sin embargo, como queda apuntado, aciertos m¨¢s valiosos sobre el papel que en la, realizaci¨®n El humor cinematogr¨¢fico corre muchas veces el riesgo de quedar sobreactuado en interpretaci¨®n y puesta en escena y aqu¨ª, ese riesgo, se traspasa con generosidad. Que da limitado por la buena voluntad de los espectadores, dispuestos a re¨ªrse desde el primer fotograma, en agradecimiento a un actor que en otras ocasiones hab¨ªa acertado m¨¢s en la elecci¨®n de director.
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