La polic¨ªa alert¨® en diciembre sobre una posible intentona

El Gobierno fue alertado unos dos meses antes del fallido golpe de Estado del pasado 23 de febrero de que pod¨ªa estar en preparaci¨®n una intentona militar. Curiosamente, la informaci¨®n no proven¨ªa de los servicios de inteligencia militar, sino de los servicios policiales del Ministerio del Interior.Juan Jos¨¦ Ros¨®n recibi¨® un informe policial hacia mediados de diciembre en el que se daba cuenta de informaciones provenientes de c¨ªrculos de la extrema derecha, de las que se pod¨ªa deducir que estaba en marcha una operaci¨®n golpista. Ros¨®n transmiti¨® este informe a Rodr¨ªguez Sahag¨²n.

Pese a esta alerta dada por los servicios policiales y a que por aquellas fechas comenzaron a publicarse los art¨ªculos de Almendros impregnados de una filosof¨ªa golpista, descalificadora del sistema democr¨¢tico, que presentaban como ¨²nica salida ?un golpe de4im¨®n?, los servicios de inteligencia militar no suministraron al Gobierno la informaci¨®n necesaria para poder cortar la operaci¨®n golpista.

La falta de eficacia de los servicios de informaci¨®n militar, evidente desde el momento en que es el Ministerio del Interior el primero en ponerse sobre aviso, es m¨¢s notoria por el hecho de que despu¨¦s de este informe sobre actividades de la extrema derecha, el coronel Tejero, principal encartado en la intentona de la operaci¨®n Galaxia, lleva a cabo la compra de seis autobuses y alquila una nave en el pol¨ªgono de Coslada para encerrarlos durante semanas, sin que levante la menor sospecha a los responsables de la informaci¨®n militar.

Sin embargo, la maduraci¨®n del golpe hab¨ªa trascendido m¨¢s all¨¢ de los c¨ªrculos estrictamente militares, como lo demuestran una serie de hechos aislados, pero significativos, de algunos de los cuales dio cuenta este peri¨®dico en su momento. S¨®lo dos d¨ªas antes del 23 de febrero una conocida familia ultraderechista de Sevilla envi¨® una carta a su hijo, que se encontraba en Madrid, en la que le remit¨ªa la cartilla militar y le dec¨ªa que la conservara porque le iba a ser ¨²til en adelante.

En Valladolid, otra conocida familia ultraderechista recibi¨® una llamada de un hijo residente en Madrid, y que el mismo 23 de febrero iba a ponerse en camino hacia Burgos por razones profesionales. Sus padres le desaconsejaron el viaje diciendo que ese d¨ªa iban a suceder cosas importantes. Est¨¢, por otra parte, la curiosidad sorprendente de que el director de la revista Spic pudiera escribir d¨ªas antes del lunes del asalto al Congreso algo as¨ª: ?No es cierto que yo pretenda dar un golpe militar el lunes 23 de febrero por la tarde ... ?.

Declaran civiles

Entre los civiles que han prestado declaraci¨®n, bien en relaci¨®n con los sucesos del d¨ªa 23, bien en relaci¨®n con la firma Almendros que suscribi¨® tres art¨ªculos en las p¨¢ginas de El Alc¨¢zar, considerados en los c¨ªrculos de opini¨®n democr¨¢ticos como un posible soporte ideol¨®gico de la acci¨®n sediciosa, figuran Jos¨¦ Utrera Molina, ex presidente del Banco Rural y Mediterr¨¢neo, y ex ministro secretario general del Movimiento; Jos¨¦ Antonio Gir¨®n de Velasco, presidente de la Federaci¨®n Nacional de Excombatientes y presidente del Consejo-de Administraci¨®n de El Alc¨¢zar, Antonio Izquierdo, director de ese diario; Angel Palomino, escritor, firma habitual en el diario ultraderechista; Luis Peralta Espa?a y Gonzalo Fern¨¢ndez de la Mora, ex ministro de Franco, conocido por sus ideas integristas.

Tojos ellos declararon desconocer qui¨¦n era Almendros, salvo Antonio Izquierdo, director de El Alc¨¢zar, que neg¨® que se tratara de una firma colectiva a la vez que se reservaba la identidad de la misma. Asimismo negaron que tuvieran conocimiento previo de los sucesos del 23 de febrero. Como se sube, el ¨²nico civil detenido en relaci¨®n con el golpe es Juan Garc¨ªa Carr¨¦s.

Seg¨²n public¨® ayer Diario de Valencia, el teniente general Milans del Bosch y el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero almorzaron poco antes del 23 de febrero en un restaurante de la provincia de Tarragona, a escasos kil¨®metros de Vinaroz (Castell¨®n). Los militares llegaron en dos helic¨®pteros y almorzaron en un comedor reservado en el piso superior del establecimiento.