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Reportaje:El pronunciamiento del 23 de febrero

Los generales Armada y Milans del Bosch eran los jefe de la conspiracion del 23 de febrero, seg¨²n Tejero

Los generales Armada y Milans del Bosch eran los jefes del golpe de Estado que se intent¨® en Espa?a el 23 de febrero, seg¨²n se desprende de las declaraciones al juez instructor efectuadas por el teniente coronel Tejero y filtradas a la Prensa para intentar verter responsabilidades sobre altas instancias del Estado.El teniente coronel Tejero nunca crey¨® que le hubieran dejado solo en el Congreso, seg¨²n consta en su declaraci¨®n que instruye el sumario, ?otros que se hab¨ªan comprometido con ¨¦l?. De hecho, el general Armada le dijo que no sab¨ªa lo que podr¨ªan decir otras personas en el sumario, ?pero, por lo que me ha manifestado la operaci¨®n era de car¨¢cter nacional?.

A la pregunta de si alguna otra autoridad militar le hab¨ªa comunicado que dicha operaci¨®n era de car¨¢cter nacional, Tejero dijo textualmente lo siguiente: ?Que precisamente a su entrada en el Congreso el general Armada dijo que ¨¦l era el jefe que ten¨ªa en Madrid y que, excepto las capitan¨ªas generales IX y 1, estaban en marcha en el resto, y que las insulares estaban dudosas?.

El jefe de las fuerzas golpistas que entraron en el palacio de la carrera de San Jer¨®nimo declar¨® que s¨ª se contaba con la Divisi¨®n Acorazada de la I Regi¨®n Militar. ?En la reuni¨®n a la que asist¨ª el 18 de enero de 1981, invitado por el general Milans del Bosch, me encontr¨¦ con el general Torres Rojas, el cual lleg¨® tarde, y, al excusarse, le comunic¨® al general que ven¨ªa de estar con el coronel San Mart¨ªn y que estaba en una disposici¨®n estupenda y que le preparar¨ªa la divisi¨®n para ponerla bajo el mando del general Torres Rojas, y que el general Juste hab¨ªa dado su conformidad, pero que se marchar¨ªa de Madrid en esas fechas?.

Tejero declar¨® tambi¨¦n que en la reuni¨®n citada no estuvo el general Armada, por ser domingo, y por la posibilidad de que el Rey podr¨ªa desplazarse a Baqueira y, por tanto, tendr¨ªa que quedarse en L¨¦rida. Inform¨® tambi¨¦n que en esa reuni¨®n estuvo el teniente coronel Mas, ayudante del general Milans del Bosch, ?pero que no particip¨® en la reuni¨®n?. Seg¨²n Tejero, la cita tuvo lugar en un piso de la madrile?a calle del General Cabrera, aunque se?al¨® que se trataba de un piso habitado, ?sin que se pueda decir que perteneciera a alguno de los asistentes?.

El teniente coronel Tejero asegura que el teniente general Milans del Bosch le dijo que ?es necesaria la operaci¨®n con un detonante preciso, ya que el Rey lo hab¨ªa intentado por medio de ¨¦l a cuatro o cinco capitanes generales con mando, y hacerlo a la turca, pero que no se hab¨ªa efectuado dicha reuni¨®n, que la Monarqu¨ªa estaba tambale¨¢ndose y que detr¨¢s de este Gobierno de UCD ten¨ªa como seguro que vendr¨ªa otro marxista y que en una conversaci¨®n del general Armada con el Rey y con la Reina, en Baqueira, vieron la necesidad de hacerlo as¨ª, dici¨¦ndome que la Reina hab¨ªa despedido a Armada con la frase de "T¨² eres el ¨²nico, Alfonso, que nos puede salvar?.

Tejero prosigue afirmando que le comunic¨® a Milans del Bosch que ¨¦l no era mon¨¢rquico. A lo que ¨¦ste le dijo ?que ¨¦l lo era visceral y que la ¨²nica soluci¨®n para Espa?a en esos momentos era fortalecer al Rey para que ¨¦l, sentado atr¨¢s y mandando, pusiera las cosas en su sitio. Que no se iba a abolir la Constituci¨®n, pero que s¨ª se iba a reformar algo y que iba a seguir la democracia, pero bien llevada?.

Tejero matiz¨® que ¨¦l no estaba de acuerdo con esos puntos, ?aunque le hice notar que una de mis mayores preocupaciones era el terrorismo y el marxismo?. A lo que Milans le respondi¨® que ?se acabar¨ªa con los terroristas y se congelar¨ªa el marxismo?. Tejero contin¨²a relatando que en ese momento entr¨® el general Torres Rojas, pidiendo excusas por su tardanza, aunque diciendo que hab¨ªa estado con el coronel San Mart¨ªn, y que era muy importante lo que hab¨ªa acordado. El coronel San Mart¨ªn, siempre seg¨²n la declaraci¨®n del teniente coronel Tejero, ve¨ªa la necesidad de la operaci¨®n y se un¨ªa a la misma, y que ¨¦l preparar¨ªa todo lo necesario en la Divisi¨®n Acorazada, de la que es jefe de Estado Mayor. As¨ª podr¨ªa hacerse cargo de la misma el general Torres Rojas.

Seg¨²n el teniente coronel golpista, el general Juste estaba tambi¨¦n de acuerdo, pero prefer¨ªa tomar las decisiones el citado general Torres Rojas. Juste se marchar¨ªa fuera de Madrid el d¨ªa D. En la reuni¨®n se habl¨® de la neutralizaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n y ? al hablar de RTVE le dije al general Milans del Bosch que, si era necesario, quiz¨¢ podr¨ªa distraer algo de fuerza y tomarla?, a lo que me contest¨® que de eso se encargaba el regimiento de la red permanente.

El general Torres Rojas le dijo que ese regimiento estaba mandado por el coronel I?iguez, que era liberal y no de confianza, ?cosa en la que le abund¨¦ yo mismo. Que quien la ocupar¨ªa ser¨ªa el Regimiento de Villaviciosa, que al decirle que estaba mandado por el coronel Valencia, del que tambi¨¦n ten¨ªa malas voces. En este aspecto me contest¨® contundentemente Milans del Bosch: es nuestro, y punto?.

Tejero le hizo una exposici¨®n a Milans del Bosch sobre la preparaci¨®n de la toma del Congreso. Este ¨²ltimo le dio el visto bueno y le indic¨® que la operaci¨®n se congelar¨ªa hasta tanto no fuera nombrado el general Armada segundo jefe de Estado Mayor, cosa que el Rey esperaba y poder vencer la rabiosa oposici¨®n del presidente Su¨¢rez.

El teniente coronel Tejero se encontraba en libertad despu¨¦s de la fallida operaci¨®n Galaxia, desde el mes de mayo de 1980, y confesaba hallarse preocupado por la situaci¨®n por la que atravesaba Espa?a. No obstante, procuraba mantener contactos, seg¨²n confiesa, con personas militares en exclusiva, ?que tengan una preocupaci¨®n semejante a la m¨ªa?. El general Milans del Bosch es el que se le se?ala a Tejero como el m¨¢s preocupado de los capitanes generales, ?ya que yo le hab¨ªa felicitado con motivo de algunas fiestas y patronas?.

El teniente coronel Mas le asegura a Tejero que es dif¨ªcil resolver la situaci¨®n del pa¨ªs, ?pero que, si nos unimos todos los que tenemos esta preocupaci¨®n bajo el mando le un general como el m¨ªo, quiz¨¢ hubiera arreglo?.

Milans

propone la toma del Congreso

Tejero contin¨²a informando que viaj¨® a Valencia en varias ocasiones y por distintas formas, que recibi¨® noticias del general Milans, que culmina dici¨¦ndole que era necesario, para que tuviera un buen fin la operaci¨®n, un detonante de gran magnitud; que pensara en una operaci¨®n del alcance de la toma de la Moncloa o del Congreso de los Diputados. ?Estudi¨¦ ambas?, prosigue Tejero, ?y vi mucho m¨¢s dif¨ªcil y de peores resultados la toma de la Moncloa que la del Congreso ?. ?se lo comuniqu¨¦ as¨ª y me orden¨® la preparaci¨®n de la toma del Congreso. Yo consult¨¦ algunas cosas y le dije que ten¨ªa que ser una operaci¨®n formada al completo, de uniforme y armamento. Y al consultarle la manera de trasladar la fuerza al Congreso, que no deb¨ªa ser en autob¨²s reglamentario para la sorpresa, base del ¨¦xito de la operaci¨®n, me indic¨® que esos son detalles que los dejaba a mi elecci¨®n?. Antonio Tejero se?ala que a finales de diciembre compr¨® seis autobuses de tercera mano, as¨ª como gabardinas para la fuerza, con el fin de que se la echasen sobre los hombros en el trayecto. Tambi¨¦n se?ala que hizo fotograf¨ªas desde innumerables sitios y esquinas del Parlamento y consigui¨® informaci¨®n de las medidas de seguridad del local, y que se lo comunic¨® al general Milans del Bosch, el cual cit¨® la referida fecha del 18 de enero pasado en un piso de la calle del General Cabrera. El teniente coronel golpista hace referencia al Congreso de UCD en Palma de Mallorca y a que seguramente ?los marxistas del Congreso? le presentar¨ªan (a Su¨¢rez) una moci¨®n de censura ?de la cual no podr¨ªa salir, y entonces estaba el peligro del Gobierno socialista?. En la reuni¨®n se habl¨® de que acudir¨ªan a la sesi¨®n la totalidad de los diputados y de que ser¨ªa el momento apropiado para tomar el Congreso.

?Se disuelve la reuni¨®n, pero ocurre, sin esperarlo yo?, contin¨²a Tejero, ?la dimisi¨®n del presidente Su¨¢rez, y entonces entra la preocupaci¨®n de si esto cambiar¨ªa algo las cosas?.

Le comunican a Tejero que hay que esperar acontecimientos. Se acerca la investidura y el teniente coronel de la Guardia Civil sigue manteniendo sus contactos con Valencia. Desde all¨ª le comunican que esta ocasi¨®n es tambi¨¦n como la moci¨®n de censura, ?y a dos fe- Pasa a p¨¢gina 12

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chas de la votaci¨®n del viernes se me dice si podr¨ªa hacerse entonces. Yo le pongo la pega de que el viernes por la tarde se da permiso de fin de semana a la fuerza y no s¨¦ las que yo podr¨ªa reunir?. Tejero insiste en que, si es necesario, lo intenta, aunque le comunican que, con toda seguridad, la votaci¨®n se repetir¨¢ el lunes 23. Que lo tenga todo dispuesto para el lunes por la tarde y que recibir¨¢ ¨®rdenes m¨¢s concretas en la madrugada del d¨ªa 20.

En la declaraci¨®n del teniente coronel Tejero se hace una amplia referencia al comandante Cortina, del Cesid, con quien se reuni¨® en una calle del parque de las Avenidas y, posteriormente, en el domicilio de ¨¦ste. Cortina le indica que conoce al dedillo la operaci¨®n de la que el general Armada es el jefe y, al decirle Tejero que cre¨ªa que el mando estaba en manos del general Milans del Bosch, le contest¨® el comandante que ?el mando es bic¨¦falo, pero la cabeza del ¨¢guila del general Armada es mayor que la de Milans del Bosch; que el Rey apoya esta operaci¨®n, de la que (Armada) es el verdadero jefe ?.

El comandante Cortina le comunica que todo va a salir bien, que los socialistas no van a dar la menor guerra, ya que, si oyen una frase similar a ?el elefante est¨¢ aqu¨ª? o ?ha llegado?, aceptar¨¢n lo que proponga el que lo dice. Los socialistas del Congreso son m¨¢s bien socialdem¨®cratas y ven tambi¨¦n la necesidad de un golpe de Tim¨®n. Le refiere, asimismo, que tendr¨ªan que estar aproximadamente dos horas s¨®los en el Congreso y que entonces llegar¨ªa la autoridad militar y que ser¨ªan relevados.

Tejero afirma que el general Milans del Bosch le dijo que el comandante Cortina era de absoluta confianza y que obedecer¨ªa las ¨®rdenes del general Armada. Hay una cita con el comandante Cortina en una cafeter¨ªa del hotel Cuzco y, posteriormente, en la calle del Pintor Juan Gris, n¨²mero 5, en el tercer piso. All¨ª estaba el general Armada. ?Yo le digo que s¨ª, que estoy dispuesto para tomar el Congreso, el lunes por la tarde, sobre las seis y cuarto o seis y media?. Armada me responde: ?A las 18.10, que en estas operaciones cuentan hasta los segundos?. Se qued¨® en que, una vez que hubi¨¦ramos entrado en el palacio de la carrera de San Jer¨®nimo se gritar¨ªa: ??Viva el Rey!? Y ??Viva Espa?a!? y que, en todo momento, se har¨ªa saber a los diputados que estaban a las ¨®rdenes del Rey, que ¨¦ste estaba plenamente convencido de la necesidad de esta acci¨®n y que la apoyaba. Tejero afirma tambi¨¦n en su declaraci¨®n que el puesto de mando del general Armada a partir de la toma del Congreso estar¨ªa en la Zarzuela, junto al Rey, porque, dice el propio Tejero, el Monarca es algo voluble, y que la entrada de las fuerzas en la C¨¢mara era en favor de Espa?a, de la Corona y de la democracia. Tambi¨¦n indica que le pidi¨® un tel¨¦fono a Armada donde pudiera comunicarle lo que fuera necesario, dici¨¦ndole (Armada) que s¨®lo en caso muy grave lo hiciera all¨ª (la Zarzuela), y que para ' esas cuestiones t¨¢cticas se enlazara con el general Milans del Bosch.

La conexi¨®n de Milans con Tejero

Los tenientes coroneles Tejero y Mas se vieron en dos ocasiones en Madrid entre junio y mayo de 1980. Aunque se reunieron a almorzar en un restaurante-taberna de la capital de Espa?a, las prinpales conversaciones las celebraban paseando por la calle. El lugar y de cita era la plaza de Roma. La a comunicaci¨®n Tejero-Milans del Bosch se hac¨ªa principalmente a trav¨¦s del teniente coronel Mas, ayudante del ex capit¨¢n general de Valencia, aunque entre ambos se cruzaban tambi¨¦n comunicaciones o por escrito, principalmente cartas, a pero sin r¨²brica.

En opini¨®n del teniente coronel golpista, no hab¨ªa ning¨²n paisano entre los guardias civiles que secundaron su acci¨®n del Congreso, aunque reconoce que la persona que vest¨ªa anorak verde y pantal¨®n vaquero era un cabo de la Guardia Civil.. Precisamente, este y cabo, al parecer llamado Patxi, se 1 encontraba en la tarde del 23 de febrero visitando a sus compa?eros del Escuadr¨®n de Caballer¨ªa de la Guardia Civil, ya que ¨¦l est¨¢ destinado en la Guardia Real, y, al ponerse en marcha la operaci¨®n de asalto, se uni¨® a los que la llevaron a cabo.

Seg¨²n Tejero, ¨¦l no conserva ni fotograf¨ªas ni ninguna otra prueba de la informaci¨®n que fue recogiendo sobre el palacio del Congreso de los Diputados con antelaci¨®n al 23 de febrero, y afirma que esta informaci¨®n la obtuvo recorriendo las inmediaciones y frecuentando los bares de la zona de la Carrera de San Jer¨®nimo, en los que conversaba en la barra con conserjes y polic¨ªas nacionales habitualmente en el interior de las Cortes.

El militar golpista confirma sus referencias de la calle del General Cabrera, donde se celebr¨® la reuni¨®n entre Milans, Torres Rojas, Mas y Tejero, situ¨¢ndola en las proximidades de la calle de Orense, entre General Yag¨¹e y M¨¢rtires de Paracuellos.

En cuanto al llamado Diego, Tejero dice: ?Creo que se refiere al coronel de Estado Mayor de la Capitan¨ªa General (Valencia), porque creo que es con el que habl¨® el teniente coronel Alcal¨¢ Galiano desde el Congreso?.

Asimismo se?al¨® que cuando habl¨® desde el Congreso con el coronel Diego Ib¨¢?ez, a trav¨¦s del tel¨¦fono, ¨¦ste le comunic¨®: ?Det¨¦nlo?, -refiri¨¦ndose al coronel Alcal¨¢ Galiano, jefe de la Polic¨ªa Nacional de Madrid. Tejero le pas¨® el tel¨¦fono al propio Alcal¨¢ Galiano, quien, al escuchar al coronel Diego Ib¨¢?ez, manifest¨®: ?Est¨¢ loco?.

Tejero indica tambi¨¦n en su versi¨®n de los hechos que fue el coronel del Estado Mayor de la II Regi¨®n Militar quien le comunic¨® que la operaci¨®n de asalto al Congreso era posible. El teniente coronel golpista precisa tambi¨¦n que le pareci¨® mucho el plazo de dos horas fijado desde la Capitan¨ªa General de Valencia para que hiciera acto de presencia ?la autoridad militar? que se esperaba, por lo que se?al¨® desde un principio que llegar¨ªa a los veinte minutos, ?con el prop¨®sito de ir prolongando el plazo?.

Posteriormente se refiere a las reuniones de la calle del Pintor Juan Gris, expresando que a ellas acud¨ªan los militares convocados de paisano y nunca con uniforme militar. Tambi¨¦n afirma que, adem¨¢s del comandante Cortina, fue Pardo de Santayana otra de las personas que le puso en su conocimiento que el general Armada estaba al tanto de los preparativos del golpe.

En cuanto a la finalidad pol¨ªtica de la operaci¨®n, dijo: ?Pusimos las directrices principales que nos hab¨ªan hecho tomar parte en la operaci¨®n en un comunicado que

se redact¨® en el Palacio del Congreso?. El borrador lo hizo Tejero y fue pasado a limpio por otra persona. Este fue enviado a una agencia de noticias, que fue la encargada de distribuirlo. Como se recordar¨¢, esta agencia fue Europa Press.

A pesar de ser consciente de la importancia de su misi¨®n, Tejero se sinti¨® siempre un subordinado. Por eso, en su conocida conversaci¨®n telef¨®nica con el periodista Juan Pla, ¨²ltimo director de El Imparcial, le indic¨® que estaba a las ¨®rdenes del Rey y del general Milans del Bosch, y que estaban esperando a la autoridad militar competente.

El teniente coronel golpista, a esas alturas, ya estaba convencido de que los argumentos que le hab¨ªan expuesto Armada, Milans del Bosch y Torres Rojas para Justificar la acci¨®n eran precisamente los que ¨¦l sosten¨ªa con respecto a la situaci¨®n del pa¨ªs. Aunque no conoc¨ªa los nombres de las personas que podr¨ªan formar parte del hipot¨¦tico y futuro Gobierno, sus ideales de erradicaci¨®n del terrorismo, ?legalizaci¨®n del marxismo, orden y paz estaban recogidos en el proyecto al que se hab¨ªa unido.

Estos argumentos fueron los que produjeron sorpresa a Tejero ,cuando oy¨®, de labios del propio general Armada, cuando ¨¦ste penetr¨® en el Congreso, que se hab¨ªa producido un cambio de planes. Tejero crey¨® que el cambio se deb¨ªa a que el Rey, a quien desde el principio ¨¦l situaba en el v¨¦rtice de la operaci¨®n, estaba amenazado o secuestrado.

Tejero acusa

Siempre seg¨²n las declaraciones del teniente coronel Tejero, el sentido de la disciplina fue el que le llev¨®, en ¨²ltima instancia, a sacar la pistola de que dispon¨ªa en el momento del asalto al Congreso ante la presencia de su director, el general Aramburu. Pero el propio Tejero estaba convencido de que la pistola en cuesti¨®n estaba encasquillada a partir del momento en que se produjo el tiroteo en el hemiciclo.

Es m¨¢s, el propio Tejero lleg¨® a pensar, en el momento en que el general Aramburu le pidi¨® que se rindiera, en que ¨¦ste podr¨ªa estar implicado en el intento golpista. Para ¨¦l, la actitud con que le exigi¨® su rendici¨®n y la de sus guardias no fue lo suficientemente firme, sobre todo en consonancia con los hechos que se desarrollaban en aquel momento.

Para la operaci¨®n de toma del Congreso, Tejero quer¨ªa mantener intacto el factor sorpresa. Como era necesario contar con medios de transporte suficientes, el teniente coronel pens¨® en alquilar algunos autobuses. Esto se produc¨ªa unas semanas antes de finalizar el a?o.

En el ¨ªnterin, una personal probablemente su anterior abogado, advirti¨® a Tejero de la existencia de seis autobuses fuera de servicio, pero que a¨²n funcionaban. Despu¨¦s de asegurarse del estado mec¨¢nico de los veh¨ªculos, el teniente coronel dio la orden de que se compraran, y que la compra se hiciera a nombre de su esposa, Carmen D¨ªaz Pereira.

El abogado de Tejero necesit¨® documentos personales de la compradora, y para que ¨¦sta no se enterara de los pormenores de la operaci¨®n enga?¨® a su mujer para que otorgara un poder a nombre del letrado de Gregorio, con el argumento de que iba a comprar una peque?a finca en Velilla de San Antonio. Carmen D¨ªaz Pereira firm¨® el poder.

Para el pago de los autobuses, Tejero dice que s¨®lo dispon¨ªa de cuatro de sus pagas adelantadas, m¨¢s algunos ahorros procedentes de la herencia de un familiar. La operaci¨®n se redonde¨® en tres millones de pesetas, que Tejero abon¨® en met¨¢lico. Los seis autobuses que luego se utilizar¨ªan para el transporte de los guardias civiles permanecieron durante mes y medio en Fuenlabrada, donde estaban, hasta que el propio teniente coronel alquil¨® un garaje m¨¢s apropiado para la finalidad perseguida.

Otro aspecto en el que Tejero insiste es que conoci¨® al general Torres Rojas en la prisi¨®n de Alcal¨¢ de Henares, donde el primero estaba recluido por su implicaci¨®n en la operaci¨®n Galaxia. Al coronel San Mart¨ªn no lleg¨® a conocerle hasta el mismo d¨ªa de la ocupaci¨®n del Congreso.

Tejero afirma que el general Torres Rojas formaba parte de la operaci¨®n cuando el general Armada, al final de la conversaci¨®n celebrada en la calle del Pintor Juan Gris, el 20 de febrero de este a?o, le dijo: ?El pu?o de La Coru?a ya est¨¢ en vuelo para ac¨¢?.

A pesar de tener casi completamente dise?ada la operaci¨®n de asalto al Congreso de los Diputados, Tejero no inform¨® de ella al coronel Manchado hasta las once de la ma?ana del mismo d¨ªa 23, fecha del golpe. Esa ma?ana intent¨® convencer al coronel de que necesitaba de una fuerza de guardias civiles para poder realizar un servicio muy especial, a las ¨®rdenes de los generales Milans del Bosch v Armada, ordenado por el Rey que ser¨ªa la salvaci¨®n de Espa?a, la Corona y la democracia.

El coronel Manchado no estaba muy convencido de lo que Tejero le dec¨ªa y se mostr¨® remiso desde un primer momento, a hacer lo que el teniente coronel le ped¨ªa. Sin embargo, s¨ª pudo Tejero convencer al coronel para que convocara una revista de armamento, para unos trescientos guardias civiles, a las 16.30 de la tarde del lunes 23.

En un momento determinado, y viendo que no pod¨ªa conseguir de su superior la colaboraci¨®n que esperaba, Antonio Tejero se puso la pistola al cinto y, en tonos melodram¨¢ticos, asegur¨® que ¨¦l se ir¨ªa s¨®lo al Congreso, porque a ¨¦l nadie le dir¨ªa nunca que hab¨ªa traicionado a alguien o no hab¨ªa cumplido con lo que los dem¨¢s esperaban de ¨¦l. La discusi¨®n termin¨® con la marcha de los contertulios al garaje, donde estaban formados los guardias civiles que hab¨ªan sido convocados a la revista de armamento.

El coronel Manchado y el capit¨¢n Abad aseguraron a sus guardias que lo que iban a hacer era por Espa?a, por la Corona y por la democracia. Todos preparados ya, comenz¨® el embarque de los guardias en los autobuses que ya hab¨ªan sido comprados con antelaci¨®n.

Tras el recorrido por Madrid, los autobuses, y con ellos sus ocupantes, llegaron al palacio del Congreso. Una vez all¨ª, Tejero se baj¨® en marcha del que ocupaba y entr¨®, sin mirar para atr¨¢s, para asegurarse de que le segu¨ªan sus guardias, en el edificio.

Ante ¨¦l se encontr¨® con un buen n¨²mero de polic¨ªas de escolta, a los que intimid¨® con el grito de: ?Al suelo?. Inmediatamente se dirigi¨® al hemiciclo, desde el que, ordenando inmovilidad a los diputados, dio comienzo el d¨ªa m¨¢s largo vivido por la democracia espa?ola.

Tejero insisti¨® en la redacci¨®n de un documento de rendici¨®n en el que se recogiera, entre otras cosas, la forma en la que se efectuara su salida y la de la fuerza que mandaba en el Congreso. Es m¨¢s: para asegurarse de que tales condiciones llegar¨ªan a cumplirse en su momento consigui¨® que el general S¨¢enz de Santamar¨ªa leyera ante los micr¨®fonos de la radio el documento final, firmado, como estaba, por el general Armada.

Cuando ya los parlamentarios hab¨ªan abandonado el edificio -despu¨¦s de que Landelino Lavilla le pidiera permiso: ?Se?or teniente coronel, si le parece, ir¨¢n abandonando el hemiciclo en el orden acostumbrado-, Tejero form¨® a los guardias que todav¨ªa quedaban dentro del Congreso y le dio novedades al capit¨¢n de nav¨ªo Men¨¦ndez, la m¨¢xima autoridad militar que en ese momento se encontraba todav¨ªa en el edifico. Una vez cumplido el protocolo militar, los guardias desfilaron camino de los autobuses que les esperaban a la puerta.

Armada establece relaciones internacionales

En la prisi¨®n militar de La Palma, en que se haya recluido Antonio Tejero, sigue manteniendo que lo que ¨¦l llama el ?mando de la operaci¨®n? golpista ten¨ªa convicciones mon¨¢rquicas e incluso recuerda que en las conversaciones mantenidas con los implicados hab¨ªa una coincidencia casi general en admitir que la democracia era irreversible, pero ten¨ªa que ser otro tipo de democracia. ?Esta democracia es un padecimiento?, piensa Tejero. Tambi¨¦n recuerda el coronel sedicioso que alguno de los integrados en el ?mando de la operaci¨®n? hab¨ªa dicho que tanto el Gobierno norteamericano como el Vaticano hab¨ªan sido sondeados por indicaci¨®n del general Armada, y que ambos hab¨ªan dicho que se trataba de un asunto interno de Espa?a, aunque se mostraban conformes con la Monarqu¨ªa constitucional. El Departamento de Estado desminti¨® ayer que hubiera existido el menor contacto con los golpistas. ?Estados Unidos?, dijo un portavoz, ?ha sostenido y sostiene firmemente el rnantenimiento de la democracia en Espa?a?.

En la pel¨ªcula retrospectiva que tantas veces se ha pasado a s¨ª mismo desde aquel 23-24 de febrero, Tejero busca pretextos para justificar la actuaci¨®n de ?sus guardias? en el Congreso de los Diputados. Dice que no recuerda qui¨¦nes, en concreto, fueron los que pusieron las manos encima al teniente general Guti¨¦rrez Mellado. ?Si lo hicieron?, afirma, ?es porque yo les orden¨¦ desde la tribuna que lo tiraran al suelo?. Tejero todav¨ªa va m¨¢s en su actitud exculpatoria para con los agresores del general Guti¨¦rrez Mellado: ? Es cuando veo que no se atreven a tirarlo al suelo cuando yo intento ponerle la zancadilla?. Recalca, eso s¨ª, que ¨¦l tuvo buen cuidado en apartar la mano derecha para evitar que la pistola se disparara en el forcejeo. Niega haber apuntado con la pistola al presidente del Congreso. ?La orden clara era no derramar sangre?, afirma.

Recuerda Tejero las visitas que tuvo en la larga noche del 23 al 24. Entre ellas la del coronel Juan Castillejos, duque de Montealegre, gran amigo del marqu¨¦s de Villaverde, que dio una vuelta por el palacio de la Carrera de San Jer¨®nimo vestido de paisano, hecho que le vali¨® un arresto de dos meses, impuesto por el capit¨¢n general de la III Regi¨®n Militar, Antonio Pacual, Galmes, que sucedi¨® a Milans del Bosch en la Capitan¨ªa General de Valencia. Al parecer, el arresto le fue impuesto por ausentarse de su destino sin el debido permiso. Tejero afirma que se trata de una visita innecesaria, pues si bien le conoce desde hace tiempo, ni es amigo suyo ni estaba implicado en la operaci¨®n.

Muy otra fue su reacci¨®n ante los comisarlos Ballesteros y Fern¨¢ndez Dopico, que la semana anterior hab¨ªan dimitido de sus cargos como jefe de la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n y director general de la Polic¨ªa, respectivamente, como reacci¨®n al caso del terrorista Arregui, muerto en la prisi¨®n de Carabanchel despu¨¦s de haber salido en grave estado de los calabozos policiales. ?Sois unos t¨ªos cojonudos?, les dijo Tejero al verlos, y les dej¨® circular libremente por el interior del palacio del Congreso. Tanto Ballesteros como Dopico fueron enviados por La¨ªna, seg¨²n se ha sabido despu¨¦s, para que obtuvieran confirmaci¨®n precisa para desbaratar la intentona.

Respecto a las llamadas telef¨®nicas el coronel sedicioso no se explica c¨®mo se ha podido decir que le llam¨® el general Sabino Fern¨¢ndez Campo, invit¨¢ndole a que depusiera su actitud, si no habl¨® para nada con ¨¦l. La primera llamada que hizo Tejero fue al general Milans del Bosch, para comunicarle que el objetivo hab¨ªa sido alcanzado, lo del anuncio de que en dos horas llegar¨ªa la autoridad militar y el momento en que se producir¨ªa el relevo por parte de la Divisi¨®n Acorazada y el regimiento Pav¨ªa, que, por cierto, no pertenece a esta divisi¨®n.

Insiste Tejero en que no sab¨ªa qui¨¦n iba a ser la autoridad militar que ten¨ªa que personarse en el Congreso. S¨®lo sab¨ªa que quien fuera ten¨ªa que decir la contrase?a ?Duque de Ahumada?, que, de acuerdo con lo convenido, le abr¨ªa paso hasta el hemiciclo para dirigirse a los diputados. El general Armada, en su primera visita utiliz¨® la contrase?a, pero Tejero da a entender que no lo hizo en los t¨¦rminos convenidos, pues lo hizo para acceder al Congreso -no para acceder al hemiciclo-. Entiende Tejero que trat¨¢ndose de Armada, ?el jefe de la operaci¨®n?, no ten¨ªa por qu¨¦ haber utilizado la contra se?a para acceder al Congreso. Tal vez por esa raz¨®n no le dej¨® dirigirse a los diputados. En cambio, afirma que si en el momento de entrar, Armada le hubiera dicho que le sustitu¨ªa por otra fuerza y le asignara una misi¨®n distinta, incluso fuera del Congreso, le hubiera obedecido sin vacilar. Sin embargo, la conversaci¨®n con Armada fue decepcionante para ¨¦l.

Hubo un momento en que Armada le dijo: ?Yo amo a Espa?a m¨¢s que nada?. A lo que Tejero replic¨®: ?No me haga reir, mi general. El ¨²ltimo de mis guardias la ama m¨¢s que usted?.

Los generales Armada y Milans del Bosch eran los jefes del golpe de Estado que se intent¨® en Espa?a el 23 de febrero, seg¨²n se desprende de las declaraciones al juez instructor efectuadas por el teniente coronel Tejero y filtradas a la Prensa para intentar verter responsabilidades sobre altas instancias del Estado.

El teniente coronel Tejero nunca crey¨® que le hubieran dejado solo en el Congreso, seg¨²n consta en su declaraci¨®n que instruye el sumario, ?otros que se hab¨ªan comprometido con ¨¦l?. De hecho, el general Armada le dijo que no sab¨ªa lo que podr¨ªan decir otras personas en el sumario, ?pero, por lo que me ha manifestado la operaci¨®n era de car¨¢cter nacional?.

A la pregunta de si alguna otra autoridad militar le hab¨ªa comunicado que dicha operaci¨®n era de car¨¢cter nacional, Tejero dijo textualmente lo siguiente: ?Que precisamente a su entrada en el Congreso el general Armada dijo que ¨¦l era el jefe que ten¨ªa en Madrid y que, excepto las capitan¨ªas generales IX y 1, estaban en marcha en el resto, y que las insulares estaban dudosas?.

El jefe de las fuerzas golpistas que entraron en el palacio de la carrera de San Jer¨®nimo declar¨® que s¨ª se contaba con la Divisi¨®n Acorazada de la I Regi¨®n Militar. ?En la reuni¨®n a la que asist¨ª el 18 de enero de 1981, invitado por el general Milans del Bosch, me encontr¨¦ con el general Torres Rojas, el cual lleg¨® tarde, y, al excusarse, le comunic¨® al general que ven¨ªa de estar con el coronel San Mart¨ªn y que estaba en una disposici¨®n estupenda y que le preparar¨ªa la divisi¨®n para ponerla bajo el mando del general Torres Rojas, y que el general Juste hab¨ªa dado su conformidad, pero que se marchar¨ªa de Madrid en esas fechas?.

Tejero declar¨® tambi¨¦n que en la reuni¨®n citada no estuvo el general Armada, por ser domingo, y por la posibilidad de que el Rey podr¨ªa desplazarse a Baqueira y, por tanto, tendr¨ªa que quedarse en L¨¦rida. Inform¨® tambi¨¦n que en esa reuni¨®n estuvo el teniente coronel Mas, ayudante del general Milans del Bosch, ?pero que no particip¨® en la reuni¨®n?. Seg¨²n Tejero, la cita tuvo lugar en un piso de la madrile?a calle del General Cabrera, aunque se?al¨® que se trataba de un piso habitado, ?sin que se pueda decir que perteneciera a alguno de los asistentes?.

El teniente coronel Tejero asegura que el teniente general Milans del Bosch le dijo que ?es necesaria la operaci¨®n con un detonante preciso, ya que el Rey lo hab¨ªa intentado por medio de ¨¦l a cuatro o cinco capitanes generales con mando, y hacerlo a la turca, pero que no se hab¨ªa efectuado dicha reuni¨®n, que la Monarqu¨ªa estaba tambale¨¢ndose y que detr¨¢s de este Gobierno de UCD ten¨ªa como seguro que vendr¨ªa otro marxista y que en una conversaci¨®n del general Armada con el Rey y con la Reina, en Baqueira, vieron la necesidad de hacerlo as¨ª, dici¨¦ndome que la Reina hab¨ªa despedido a Armada con la frase de "T¨² eres el ¨²nico, Alfonso, que nos puede salvar?.

Tejero prosigue afirmando que le comunic¨® a Milans del Bosch que ¨¦l no era mon¨¢rquico. A lo que ¨¦ste le dijo ?que ¨¦l lo era visceral y que la ¨²nica soluci¨®n para Espa?a en esos momentos era fortalecer al Rey para que ¨¦l, sentado atr¨¢s y mandando, pusiera las cosas en su sitio. Que no se iba a abolir la Constituci¨®n, pero que s¨ª se iba a reformar algo y que iba a seguir la democracia, pero bien llevada?.

Tejero matiz¨® que ¨¦l no estaba de acuerdo con esos puntos, ?aunque le hice notar que una de mis mayores preocupaciones era el terrorismo y el marxismo?. A lo que Milans le respondi¨® que ?se acabar¨ªa con los terroristas y se congelar¨ªa el marxismo?. Tejero contin¨²a relatando que en ese momento entr¨® el general Torres Rojas, pidiendo excusas por su tardanza, aunque diciendo que hab¨ªa estado con el coronel San Mart¨ªn, y que era muy importante lo que hab¨ªa acordado. El coronel San Mart¨ªn, siempre seg¨²n la declaraci¨®n del teniente coronel Tejero, ve¨ªa la necesidad de la operaci¨®n y se un¨ªa a la misma, y que ¨¦l preparar¨ªa todo lo necesario en la Divisi¨®n Acorazada, de la que es jefe de Estado Mayor. As¨ª podr¨ªa hacerse cargo de la misma el general Torres Rojas.

Seg¨²n el teniente coronel golpista, el general Juste estaba tambi¨¦n de acuerdo, pero prefer¨ªa tomar las decisiones el citado general Torres Rojas. Juste se marchar¨ªa fuera de Madrid el d¨ªa D. En la reuni¨®n se habl¨® de la neutralizaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n y ? al hablar de RTVE le dije al general Milans del Bosch que, si era necesario, quiz¨¢ podr¨ªa distraer algo de fuerza y tomarla?, a lo que me contest¨® que de eso se encargaba el regimiento de la red permanente.

El general Torres Rojas le dijo que ese regimiento estaba mandado por el coronel I?iguez, que era liberal y no de confianza, ?cosa en la que le abund¨¦ yo mismo. Que quien la ocupar¨ªa ser¨ªa el Regimiento de Villaviciosa, que al decirle que estaba mandado por el coronel Valencia, del que tambi¨¦n ten¨ªa malas voces. En este aspecto me contest¨® contundentemente Milans del Bosch: es nuestro, y punto?.

Tejero le hizo una exposici¨®n a Milans del Bosch sobre la preparaci¨®n de la toma del Congreso. Este ¨²ltimo le dio el visto bueno y le indic¨® que la operaci¨®n se congelar¨ªa hasta tanto no fuera nombrado el general Armada segundo jefe de Estado Mayor, cosa que el Rey esperaba y poder vencer la rabiosa oposici¨®n del presidente Su¨¢rez.

El teniente coronel Tejero se encontraba en libertad despu¨¦s de la fallida operaci¨®n Galaxia, desde el mes de mayo de 1980, y confesaba hallarse preocupado por la situaci¨®n por la que atravesaba Espa?a. No obstante, procuraba mantener contactos, seg¨²n confiesa, con personas militares en exclusiva, ?que tengan una preocupaci¨®n semejante a la m¨ªa?. El general Milans del Bosch es el que se le se?ala a Tejero como el m¨¢s preocupado de los capitanes generales, ?ya que yo le hab¨ªa felicitado con motivo de algunas fiestas y patronas?.

El teniente coronel Mas le asegura a Tejero que es dif¨ªcil resolver la situaci¨®n del pa¨ªs, ?pero que, si nos unimos todos los que tenemos esta preocupaci¨®n bajo el mando le un general como el m¨ªo, quiz¨¢ hubiera arreglo?.

Milans

propone la toma del Congreso

Tejero contin¨²a informando que viaj¨® a Valencia en varias ocasiones y por distintas formas, que recibi¨® noticias del general Milans, que culmina dici¨¦ndole que era necesario, para que tuviera un buen fin la operaci¨®n, un detonante de gran magnitud; que pensara en una operaci¨®n del alcance de la toma de la Moncloa o del Congreso de los Diputados. ?Estudi¨¦ ambas?, prosigue Tejero, ?y vi mucho m¨¢s dif¨ªcil y de peores resultados la toma de la Moncloa que la del Congreso ?. ?se lo comuniqu¨¦ as¨ª y me orden¨® la preparaci¨®n de la toma del Congreso. Yo consult¨¦ algunas cosas y le dije que ten¨ªa que ser una operaci¨®n formada al completo, de uniforme y armamento. Y al consultarle la manera de trasladar la fuerza al Congreso, que no deb¨ªa ser en autob¨²s reglamentario para la sorpresa, base del ¨¦xito de la operaci¨®n, me indic¨® que esos son detalles que los dejaba a mi elecci¨®n?. Antonio Tejero se?ala que a finales de diciembre compr¨® seis autobuses de tercera mano, as¨ª como gabardinas para la fuerza, con el fin de que se la echasen sobre los hombros en el trayecto. Tambi¨¦n se?ala que hizo fotograf¨ªas desde innumerables sitios y esquinas del Parlamento y consigui¨® informaci¨®n de las medidas de seguridad del local, y que se lo comunic¨® al general Milans del Bosch, el cual cit¨® la referida fecha del 18 de enero pasado en un piso de la calle del General Cabrera. El teniente coronel golpista hace referencia al Congreso de UCD en Palma de Mallorca y a que seguramente ?los marxistas del Congreso? le presentar¨ªan (a Su¨¢rez) una moci¨®n de censura ?de la cual no podr¨ªa salir, y entonces estaba el peligro del Gobierno socialista?. En la reuni¨®n se habl¨® de que acudir¨ªan a la sesi¨®n la totalidad de los diputados y de que ser¨ªa el momento apropiado para tomar el Congreso.

?Se disuelve la reuni¨®n, pero ocurre, sin esperarlo yo?, contin¨²a Tejero, ?la dimisi¨®n del presidente Su¨¢rez, y entonces entra la preocupaci¨®n de si esto cambiar¨ªa algo las cosas?.

Le comunican a Tejero que hay que esperar acontecimientos. Se acerca la investidura y el teniente coronel de la Guardia Civil sigue manteniendo sus contactos con Valencia. Desde all¨ª le comunican que esta ocasi¨®n es tambi¨¦n como la moci¨®n de censura, ?y a dos fe- Pasa a p¨¢gina 12

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chas de la votaci¨®n del viernes se me dice si podr¨ªa hacerse entonces. Yo le pongo la pega de que el viernes por la tarde se da permiso de fin de semana a la fuerza y no s¨¦ las que yo podr¨ªa reunir?. Tejero insiste en que, si es necesario, lo intenta, aunque le comunican que, con toda seguridad, la votaci¨®n se repetir¨¢ el lunes 23. Que lo tenga todo dispuesto para el lunes por la tarde y que recibir¨¢ ¨®rdenes m¨¢s concretas en la madrugada del d¨ªa 20.

En la declaraci¨®n del teniente coronel Tejero se hace una amplia referencia al comandante Cortina, del Cesid, con quien se reuni¨® en una calle del parque de las Avenidas y, posteriormente, en el domicilio de ¨¦ste. Cortina le indica que conoce al dedillo la operaci¨®n de la que el general Armada es el jefe y, al decirle Tejero que cre¨ªa que el mando estaba en manos del general Milans del Bosch, le contest¨® el comandante que ?el mando es bic¨¦falo, pero la cabeza del ¨¢guila del general Armada es mayor que la de Milans del Bosch; que el Rey apoya esta operaci¨®n, de la que (Armada) es el verdadero jefe ?.

El comandante Cortina le comunica que todo va a salir bien, que los socialistas no van a dar la menor guerra, ya que, si oyen una frase similar a ?el elefante est¨¢ aqu¨ª? o ?ha llegado?, aceptar¨¢n lo que proponga el que lo dice. Los socialistas del Congreso son m¨¢s bien socialdem¨®cratas y ven tambi¨¦n la necesidad de un golpe de Tim¨®n. Le refiere, asimismo, que tendr¨ªan que estar aproximadamente dos horas s¨®los en el Congreso y que entonces llegar¨ªa la autoridad militar y que ser¨ªan relevados.

Tejero afirma que el general Milans del Bosch le dijo que el comandante Cortina era de absoluta confianza y que obedecer¨ªa las ¨®rdenes del general Armada. Hay una cita con el comandante Cortina en una cafeter¨ªa del hotel Cuzco y, posteriormente, en la calle del Pintor Juan Gris, n¨²mero 5, en el tercer piso. All¨ª estaba el general Armada. ?Yo le digo que s¨ª, que estoy dispuesto para tomar el Congreso, el lunes por la tarde, sobre las seis y cuarto o seis y media?. Armada me responde: ?A las 18.10, que en estas operaciones cuentan hasta los segundos?. Se qued¨® en que, una vez que hubi¨¦ramos entrado en el palacio de la carrera de San Jer¨®nimo se gritar¨ªa: ??Viva el Rey!? Y ??Viva Espa?a!? y que, en todo momento, se har¨ªa saber a los diputados que estaban a las ¨®rdenes del Rey, que ¨¦ste estaba plenamente convencido de la necesidad de esta acci¨®n y que la apoyaba. Tejero afirma tambi¨¦n en su declaraci¨®n que el puesto de mando del general Armada a partir de la toma del Congreso estar¨ªa en la Zarzuela, junto al Rey, porque, dice el propio Tejero, el Monarca es algo voluble, y que la entrada de las fuerzas en la C¨¢mara era en favor de Espa?a, de la Corona y de la democracia. Tambi¨¦n indica que le pidi¨® un tel¨¦fono a Armada donde pudiera comunicarle lo que fuera necesario, dici¨¦ndole (Armada) que s¨®lo en caso muy grave lo hiciera all¨ª (la Zarzuela), y que para ' esas cuestiones t¨¢cticas se enlazara con el general Milans del Bosch.

La conexi¨®n de Milans con Tejero

Los tenientes coroneles Tejero y Mas se vieron en dos ocasiones en Madrid entre junio y mayo de 1980. Aunque se reunieron a almorzar en un restaurante-taberna de la capital de Espa?a, las prinpales conversaciones las celebraban paseando por la calle. El lugar y de cita era la plaza de Roma. La a comunicaci¨®n Tejero-Milans del Bosch se hac¨ªa principalmente a trav¨¦s del teniente coronel Mas, ayudante del ex capit¨¢n general de Valencia, aunque entre ambos se cruzaban tambi¨¦n comunicaciones o por escrito, principalmente cartas, a pero sin r¨²brica.

En opini¨®n del teniente coronel golpista, no hab¨ªa ning¨²n paisano entre los guardias civiles que secundaron su acci¨®n del Congreso, aunque reconoce que la persona que vest¨ªa anorak verde y pantal¨®n vaquero era un cabo de la Guardia Civil.. Precisamente, este y cabo, al parecer llamado Patxi, se 1 encontraba en la tarde del 23 de febrero visitando a sus compa?eros del Escuadr¨®n de Caballer¨ªa de la Guardia Civil, ya que ¨¦l est¨¢ destinado en la Guardia Real, y, al ponerse en marcha la operaci¨®n de asalto, se uni¨® a los que la llevaron a cabo.

Seg¨²n Tejero, ¨¦l no conserva ni fotograf¨ªas ni ninguna otra prueba de la informaci¨®n que fue recogiendo sobre el palacio del Congreso de los Diputados con antelaci¨®n al 23 de febrero, y afirma que esta informaci¨®n la obtuvo recorriendo las inmediaciones y frecuentando los bares de la zona de la Carrera de San Jer¨®nimo, en los que conversaba en la barra con conserjes y polic¨ªas nacionales habitualmente en el interior de las Cortes.

El militar golpista confirma sus referencias de la calle del General Cabrera, donde se celebr¨® la reuni¨®n entre Milans, Torres Rojas, Mas y Tejero, situ¨¢ndola en las proximidades de la calle de Orense, entre General Yag¨¹e y M¨¢rtires de Paracuellos.

En cuanto al llamado Diego, Tejero dice: ?Creo que se refiere al coronel de Estado Mayor de la Capitan¨ªa General (Valencia), porque creo que es con el que habl¨® el teniente coronel Alcal¨¢ Galiano desde el Congreso?.

Asimismo se?al¨® que cuando habl¨® desde el Congreso con el coronel Diego Ib¨¢?ez, a trav¨¦s del tel¨¦fono, ¨¦ste le comunic¨®: ?Det¨¦nlo?, -refiri¨¦ndose al coronel Alcal¨¢ Galiano, jefe de la Polic¨ªa Nacional de Madrid. Tejero le pas¨® el tel¨¦fono al propio Alcal¨¢ Galiano, quien, al escuchar al coronel Diego Ib¨¢?ez, manifest¨®: ?Est¨¢ loco?.

Tejero indica tambi¨¦n en su versi¨®n de los hechos que fue el coronel del Estado Mayor de la II Regi¨®n Militar quien le comunic¨® que la operaci¨®n de asalto al Congreso era posible. El teniente coronel golpista precisa tambi¨¦n que le pareci¨® mucho el plazo de dos horas fijado desde la Capitan¨ªa General de Valencia para que hiciera acto de presencia ?la autoridad militar? que se esperaba, por lo que se?al¨® desde un principio que llegar¨ªa a los veinte minutos, ?con el prop¨®sito de ir prolongando el plazo?.

Posteriormente se refiere a las reuniones de la calle del Pintor Juan Gris, expresando que a ellas acud¨ªan los militares convocados de paisano y nunca con uniforme militar. Tambi¨¦n afirma que, adem¨¢s del comandante Cortina, fue Pardo de Santayana otra de las personas que le puso en su conocimiento que el general Armada estaba al tanto de los preparativos del golpe.

En cuanto a la finalidad pol¨ªtica de la operaci¨®n, dijo: ?Pusimos las directrices principales que nos hab¨ªan hecho tomar parte en la operaci¨®n en un comunicado que

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se redact¨® en el Palacio del Congreso?. El borrador lo hizo Tejero y fue pasado a limpio por otra persona. Este fue enviado a una agencia de noticias, que fue la encargada de distribuirlo. Como se recordar¨¢, esta agencia fue Europa Press.

A pesar de ser consciente de la importancia de su misi¨®n, Tejero se sinti¨® siempre un subordinado. Por eso, en su conocida conversaci¨®n telef¨®nica con el periodista Juan Pla, ¨²ltimo director de El Imparcial, le indic¨® que estaba a las ¨®rdenes del Rey y del general Milans del Bosch, y que estaban esperando a la autoridad militar competente.

El teniente coronel golpista, a esas alturas, ya estaba convencido de que los argumentos que le hab¨ªan expuesto Armada, Milans del Bosch y Torres Rojas para Justificar la acci¨®n eran precisamente los que ¨¦l sosten¨ªa con respecto a la situaci¨®n del pa¨ªs. Aunque no conoc¨ªa los nombres de las personas que podr¨ªan formar parte del hipot¨¦tico y futuro Gobierno, sus ideales de erradicaci¨®n del terrorismo, ?legalizaci¨®n del marxismo, orden y paz estaban recogidos en el proyecto al que se hab¨ªa unido.

Estos argumentos fueron los que produjeron sorpresa a Tejero ,cuando oy¨®, de labios del propio general Armada, cuando ¨¦ste penetr¨® en el Congreso, que se hab¨ªa producido un cambio de planes. Tejero crey¨® que el cambio se deb¨ªa a que el Rey, a quien desde el principio ¨¦l situaba en el v¨¦rtice de la operaci¨®n, estaba amenazado o secuestrado.

Tejero acusa

Siempre seg¨²n las declaraciones del teniente coronel Tejero, el sentido de la disciplina fue el que le llev¨®, en ¨²ltima instancia, a sacar la pistola de que dispon¨ªa en el momento del asalto al Congreso ante la presencia de su director, el general Aramburu. Pero el propio Tejero estaba convencido de que la pistola en cuesti¨®n estaba encasquillada a partir del momento en que se produjo el tiroteo en el hemiciclo.

Es m¨¢s, el propio Tejero lleg¨® a pensar, en el momento en que el general Aramburu le pidi¨® que se rindiera, en que ¨¦ste podr¨ªa estar implicado en el intento golpista. Para ¨¦l, la actitud con que le exigi¨® su rendici¨®n y la de sus guardias no fue lo suficientemente firme, sobre todo en consonancia con los hechos que se desarrollaban en aquel momento.

Para la operaci¨®n de toma del Congreso, Tejero quer¨ªa mantener intacto el factor sorpresa. Como era necesario contar con medios de transporte suficientes, el teniente coronel pens¨® en alquilar algunos autobuses. Esto se produc¨ªa unas semanas antes de finalizar el a?o.

En el ¨ªnterin, una personal probablemente su anterior abogado, advirti¨® a Tejero de la existencia de seis autobuses fuera de servicio, pero que a¨²n funcionaban. Despu¨¦s de asegurarse del estado mec¨¢nico de los veh¨ªculos, el teniente coronel dio la orden de que se compraran, y que la compra se hiciera a nombre de su esposa, Carmen D¨ªaz Pereira.

El abogado de Tejero necesit¨® documentos personales de la compradora, y para que ¨¦sta no se enterara de los pormenores de la operaci¨®n enga?¨® a su mujer para que otorgara un poder a nombre del letrado de Gregorio, con el argumento de que iba a comprar una peque?a finca en Velilla de San Antonio. Carmen D¨ªaz Pereira firm¨® el poder.

Para el pago de los autobuses, Tejero dice que s¨®lo dispon¨ªa de cuatro de sus pagas adelantadas, m¨¢s algunos ahorros procedentes de la herencia de un familiar. La operaci¨®n se redonde¨® en tres millones de pesetas, que Tejero abon¨® en met¨¢lico. Los seis autobuses que luego se utilizar¨ªan para el transporte de los guardias civiles permanecieron durante mes y medio en Fuenlabrada, donde estaban, hasta que el propio teniente coronel alquil¨® un garaje m¨¢s apropiado para la finalidad perseguida.

Otro aspecto en el que Tejero insiste es que conoci¨® al general Torres Rojas en la prisi¨®n de Alcal¨¢ de Henares, donde el primero estaba recluido por su implicaci¨®n en la operaci¨®n Galaxia. Al coronel San Mart¨ªn no lleg¨® a conocerle hasta el mismo d¨ªa de la ocupaci¨®n del Congreso.

Tejero afirma que el general Torres Rojas formaba parte de la operaci¨®n cuando el general Armada, al final de la conversaci¨®n celebrada en la calle del Pintor Juan Gris, el 20 de febrero de este a?o, le dijo: ?El pu?o de La Coru?a ya est¨¢ en vuelo para ac¨¢?.

A pesar de tener casi completamente dise?ada la operaci¨®n de asalto al Congreso de los Diputados, Tejero no inform¨® de ella al coronel Manchado hasta las once de la ma?ana del mismo d¨ªa 23, fecha del golpe. Esa ma?ana intent¨® convencer al coronel de que necesitaba de una fuerza de guardias civiles para poder realizar un servicio muy especial, a las ¨®rdenes de los generales Milans del Bosch v Armada, ordenado por el Rey que ser¨ªa la salvaci¨®n de Espa?a, la Corona y la democracia.

El coronel Manchado no estaba muy convencido de lo que Tejero le dec¨ªa y se mostr¨® remiso desde un primer momento, a hacer lo que el teniente coronel le ped¨ªa. Sin embargo, s¨ª pudo Tejero convencer al coronel para que convocara una revista de armamento, para unos trescientos guardias civiles, a las 16.30 de la tarde del lunes 23.

En un momento determinado, y viendo que no pod¨ªa conseguir de su superior la colaboraci¨®n que esperaba, Antonio Tejero se puso la pistola al cinto y, en tonos melodram¨¢ticos, asegur¨® que ¨¦l se ir¨ªa s¨®lo al Congreso, porque a ¨¦l nadie le dir¨ªa nunca que hab¨ªa traicionado a alguien o no hab¨ªa cumplido con lo que los dem¨¢s esperaban de ¨¦l. La discusi¨®n termin¨® con la marcha de los contertulios al garaje, donde estaban formados los guardias civiles que hab¨ªan sido convocados a la revista de armamento.

El coronel Manchado y el capit¨¢n Abad aseguraron a sus guardias que lo que iban a hacer era por Espa?a, por la Corona y por la democracia. Todos preparados ya, comenz¨® el embarque de los guardias en los autobuses que ya hab¨ªan sido comprados con antelaci¨®n.

Tras el recorrido por Madrid, los autobuses, y con ellos sus ocupantes, llegaron al palacio del Congreso. Una vez all¨ª, Tejero se baj¨® en marcha del que ocupaba y entr¨®, sin mirar para atr¨¢s, para asegurarse de que le segu¨ªan sus guardias, en el edificio.

Ante ¨¦l se encontr¨® con un buen n¨²mero de polic¨ªas de escolta, a los que intimid¨® con el grito de: ?Al suelo?. Inmediatamente se dirigi¨® al hemiciclo, desde el que, ordenando inmovilidad a los diputados, dio comienzo el d¨ªa m¨¢s largo vivido por la democracia espa?ola.

Tejero insisti¨® en la redacci¨®n de un documento de rendici¨®n en el que se recogiera, entre otras cosas, la forma en la que se efectuara su salida y la de la fuerza que mandaba en el Congreso. Es m¨¢s: para asegurarse de que tales condiciones llegar¨ªan a cumplirse en su momento consigui¨® que el general S¨¢enz de Santamar¨ªa leyera ante los micr¨®fonos de la radio el documento final, firmado, como estaba, por el general Armada.

Cuando ya los parlamentarios hab¨ªan abandonado el edificio -despu¨¦s de que Landelino Lavilla le pidiera permiso: ?Se?or teniente coronel, si le parece, ir¨¢n abandonando el hemiciclo en el orden acostumbrado-, Tejero form¨® a los guardias que todav¨ªa quedaban dentro del Congreso y le dio novedades al capit¨¢n de nav¨ªo Men¨¦ndez, la m¨¢xima autoridad militar que en ese momento se encontraba todav¨ªa en el edifico. Una vez cumplido el protocolo militar, los guardias desfilaron camino de los autobuses que les esperaban a la puerta.

Armada establece relaciones internacionales

En la prisi¨®n militar de La Palma, en que se haya recluido Antonio Tejero, sigue manteniendo que lo que ¨¦l llama el ?mando de la operaci¨®n? golpista ten¨ªa convicciones mon¨¢rquicas e incluso recuerda que en las conversaciones mantenidas con los implicados hab¨ªa una coincidencia casi general en admitir que la democracia era irreversible, pero ten¨ªa que ser otro tipo de democracia. ?Esta democracia es un padecimiento?, piensa Tejero. Tambi¨¦n recuerda el coronel sedicioso que alguno de los integrados en el ?mando de la operaci¨®n? hab¨ªa dicho que tanto el Gobierno norteamericano como el Vaticano hab¨ªan sido sondeados por indicaci¨®n del general Armada, y que ambos hab¨ªan dicho que se trataba de un asunto interno de Espa?a, aunque se mostraban conformes con la Monarqu¨ªa constitucional. El Departamento de Estado desminti¨® ayer que hubiera existido el menor contacto con los golpistas. ?Estados Unidos?, dijo un portavoz, ?ha sostenido y sostiene firmemente el rnantenimiento de la democracia en Espa?a?.

En la pel¨ªcula retrospectiva que tantas veces se ha pasado a s¨ª mismo desde aquel 23-24 de febrero, Tejero busca pretextos para justificar la actuaci¨®n de ?sus guardias? en el Congreso de los Diputados. Dice que no recuerda qui¨¦nes, en concreto, fueron los que pusieron las manos encima al teniente general Guti¨¦rrez Mellado. ?Si lo hicieron?, afirma, ?es porque yo les orden¨¦ desde la tribuna que lo tiraran al suelo?. Tejero todav¨ªa va m¨¢s en su actitud exculpatoria para con los agresores del general Guti¨¦rrez Mellado: ? Es cuando veo que no se atreven a tirarlo al suelo cuando yo intento ponerle la zancadilla?. Recalca, eso s¨ª, que ¨¦l tuvo buen cuidado en apartar la mano derecha para evitar que la pistola se disparara en el forcejeo. Niega haber apuntado con la pistola al presidente del Congreso. ?La orden clara era no derramar sangre?, afirma.

Recuerda Tejero las visitas que tuvo en la larga noche del 23 al 24. Entre ellas la del coronel Juan Castillejos, duque de Montealegre, gran amigo del marqu¨¦s de Villaverde, que dio una vuelta por el palacio de la Carrera de San Jer¨®nimo vestido de paisano, hecho que le vali¨® un arresto de dos meses, impuesto por el capit¨¢n general de la III Regi¨®n Militar, Antonio Pacual, Galmes, que sucedi¨® a Milans del Bosch en la Capitan¨ªa General de Valencia. Al parecer, el arresto le fue impuesto por ausentarse de su destino sin el debido permiso. Tejero afirma que se trata de una visita innecesaria, pues si bien le conoce desde hace tiempo, ni es amigo suyo ni estaba implicado en la operaci¨®n.

Muy otra fue su reacci¨®n ante los comisarlos Ballesteros y Fern¨¢ndez Dopico, que la semana anterior hab¨ªan dimitido de sus cargos como jefe de la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n y director general de la Polic¨ªa, respectivamente, como reacci¨®n al caso del terrorista Arregui, muerto en la prisi¨®n de Carabanchel despu¨¦s de haber salido en grave estado de los calabozos policiales. ?Sois unos t¨ªos cojonudos?, les dijo Tejero al verlos, y les dej¨® circular libremente por el interior del palacio del Congreso. Tanto Ballesteros como Dopico fueron enviados por La¨ªna, seg¨²n se ha sabido despu¨¦s, para que obtuvieran confirmaci¨®n precisa para desbaratar la intentona.

Respecto a las llamadas telef¨®nicas el coronel sedicioso no se explica c¨®mo se ha podido decir que le llam¨® el general Sabino Fern¨¢ndez Campo, invit¨¢ndole a que depusiera su actitud, si no habl¨® para nada con ¨¦l. La primera llamada que hizo Tejero fue al general Milans del Bosch, para comunicarle que el objetivo hab¨ªa sido alcanzado, lo del anuncio de que en dos horas llegar¨ªa la autoridad militar y el momento en que se producir¨ªa el relevo por parte de la Divisi¨®n Acorazada y el regimiento Pav¨ªa, que, por cierto, no pertenece a esta divisi¨®n.

Insiste Tejero en que no sab¨ªa qui¨¦n iba a ser la autoridad militar que ten¨ªa que personarse en el Congreso. S¨®lo sab¨ªa que quien fuera ten¨ªa que decir la contrase?a ?Duque de Ahumada?, que, de acuerdo con lo convenido, le abr¨ªa paso hasta el hemiciclo para dirigirse a los diputados. El general Armada, en su primera visita utiliz¨® la contrase?a, pero Tejero da a entender que no lo hizo en los t¨¦rminos convenidos, pues lo hizo para acceder al Congreso -no para acceder al hemiciclo-. Entiende Tejero que trat¨¢ndose de Armada, ?el jefe de la operaci¨®n?, no ten¨ªa por qu¨¦ haber utilizado la contra se?a para acceder al Congreso. Tal vez por esa raz¨®n no le dej¨® dirigirse a los diputados. En cambio, afirma que si en el momento de entrar, Armada le hubiera dicho que le sustitu¨ªa por otra fuerza y le asignara una misi¨®n distinta, incluso fuera del Congreso, le hubiera obedecido sin vacilar. Sin embargo, la conversaci¨®n con Armada fue decepcionante para ¨¦l.

Hubo un momento en que Armada le dijo: ?Yo amo a Espa?a m¨¢s que nada?. A lo que Tejero replic¨®: ?No me haga reir, mi general. El ¨²ltimo de mis guardias la ama m¨¢s que usted?.

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