Una comedia muy menor

Es tradicional que muchas gacetillas publicitarias hagan creer que determinada pel¨ªcula es id¨¦ntica a otra anterior que tuvo ¨¦xito, o que se oculte la fecha de producci¨®n cuando se ha desempolvado un viejo t¨ªtulo gracias a la popularidad televisiva de un actor o una serie, o que se deformen las cr¨ªticas entresacando una frase elogiosa, que, fuera de su contexto, es mentirosa. Con todo ello, s¨®lo puede conseguirse que el espectador se canse de recibir mala informaci¨®n y deserte de los cines de forma m¨¢s r¨¢pida y contundente. Ahora, por ejemplo, tras la entrega de los oscar, es f¨¢cil descubrir c¨®mo la visualizaci¨®n de las carteleras trata de confundir sobre qu¨¦ pel¨ªculas han obtenido premio y cu¨¢ntas, en verdad, las agraciadas.Aunque esta situaci¨®n es general, en el caso Con amor y con humor, que es ya una traducci¨®n informativa de una pel¨ªcula que originalmente se titula El m¨¢rmol negro (The black marble), se han repetido ligeramente esos esquemas desinformativos. Las primeras gacetillas destacaban el nombre de Frank Capra, hasta el punto de que algunos espectadores del d¨ªa del estreno estaban convencidos de que ver¨ªan una obra del cl¨¢sico autor de comedias americanas; en realidad, el Frank Capra que aparece en los t¨ªtulos de cr¨¦dito es un simple junior que ejerce de productor. ?Una pel¨ªcula con el toque del genial Frank Capra?, dec¨ªa un eslogan. El toque es una habilidad atribuida a Lubistch y no a Capra, y Con amor y con humor nada tiene que ver con esas est¨¦ticas narrativas.

En realidad, se trata de una comedia, menor, que parte de un sencillo argumento que s¨ª pod¨ªa haber interesado: los mediocres y cotidianos casos que se ve obligada a solucionar una pareja de polic¨ªas, hombre y mujer, que, aunque no se entiendan bien al principio, acabar¨¢n, l¨®gicamente, enamor¨¢ndose. Frente a las grandes peripecias policiales con que ¨²ltimamente nos obsequia el cine americano, tiene gracia este nuevo planteamiento, tampoco muy original, pero s¨ª m¨¢s llevadero. Lo que ocurre es que Harold Becker, el director, ha alargado de tal manera las secuencias que ¨¦stas se copian entre s¨ª, finalizando en una pel¨ªcula reiterativa, prevista por el espectador mucho antes que los espectadores. De cualquier forma, es dif¨ªcil no sorprenderse, negativamente, por una pel¨ªcula que se anunciaba distinta.