La participaci¨®n popular en la cuesti¨®n OTAN
Desde el comienzo de la transici¨®n pol¨ªtica la cuesti¨®n de la incorporaci¨®n de Espa?a a la OTAN ha estado presente de forma intermitente, apareciendo y desapareciendo de la actualidad a tenor de los intereses coyunturales del propio Gobierno.Antes, en tiempos de Franco, la oposici¨®n de los pa¨ªses democr¨¢ticos europeos hab¨ªa impedido la entrada de Espa?a en la OTAN. Sin embargo, seg¨²n me dijo hace poco un ex ministro del ¨²ltimo Gobierno de Franco, Estados Unidos presion¨® para que Espa?a se incorporase a la OTAN antes de los cambios que tem¨ªan se produjeran tras la muerte del dictador (se hab¨ªa desencadenado ya la revoluci¨®n en Portugal). El Consejo de Ministros, presidido por Arias Navarro, descart¨® la opci¨®n por resultar, tras un estudio econ¨®mico, demasiado onerosa para la hacienda espa?ola.
Los distintos Gobiernos de UCD han enfocado el asunto m¨¢s con un sentido instrumental que como una verdadera aportaci¨®n a nuestra seguridad nacional. Instrumental en pol¨ªtica interior en momentos cr¨ªticos de UCD (declaraciones de Oreja a EL PAIS tras la moci¨®n de censura) o instrumental en pol¨ªtica exterior utilizando el toma y daca: ?Nosotros entramos en la OTAN; vosotros nos dej¨¢is entrar en la CEE y nos devolv¨¦is Gibraltar?.
Todo parece indicar que los m¨¢s interesados en hacernos socios de la OTAN son el Pent¨¢gono y el Departamento de Estado USA m¨¢s bien como factor psicol¨®gico de presi¨®n sobre el bloque comunista que como verdadera aportaci¨®n a la defensa occidental ya garantizada por el tratado bilateral, y desde luego sin tener en cuenta para nada nuestros propios intereses ni los escenarios de riesgo y amenaza en los que Espa?a puede verse envuelta (atenci¨®n al rearme de Marruecos puesto en marcha por la Administraci¨®n Reagan).
Como de paso, la reacci¨®n espa?ola y norteamericana intentar¨ªa impedir, con nuestra entrada en la OTAN, el acceso al poder de los socialistas en Espa?a. Las palabras con las que el general Haig nos obsequi¨® en el encuentro de Oxford, ?Estados Unidos tendr¨ªa el deber y el derecho, como pa¨ªs aliado, de tomar medidas para impedir toda aventura o proceso revolucionario en un pa¨ªs miembro? son todo un programa, sobre todo viniendo del que entonces era comandante en jefe de la OTAN y hoy secretario de Estado de su pa¨ªs.
Es evidente que el asunto es de la suficiente trascendencia como para no zanjarlo por mera mayor¨ªa parlamentaria, y mucho menos por sorpresa, como parece deducirse de recientes actitudes del Gobierno reflejadas tambi¨¦n en el Congreso de UCD.
Quiero decir que el Gobierno proyecta tomar en los pr¨®ximos meses la decisi¨®n de incorporaci¨®n a la OTAN, que llevar¨¢ el tema por la v¨ªa m¨¢s r¨¢pida al Parlamento, que guillotinar¨¢ el debate utilizando restrictivamente el reglamento y que nos encontramos con que una exigua mayor¨ªa de derechas que no representaba en 1979 a la mayor¨ªa del pa¨ªs y que hoy lo representa mucho menos, nos habr¨¢ metido de hoz y coz en la OTAN.
Si a todas estas razones a?adimos que, seg¨²n las encuestas de opini¨®n, la mayor¨ªa de la poblaci¨®n espa?ola es contraria a la aventura atlantista, veremos que s¨®lo hay una v¨ªa constitucional para evitar tal desafuero: recurrir al refer¨¦ndum consultivo que contempla el art¨ªculo 92 de la Constituci¨®n, apartado 1, para ?las decisiones pol¨ªticas de especial trascendencia?. Y nadie negar¨¢ la m¨¢s que especial trascendencia del tema en cuesti¨®n.
Pero un refer¨¦ndum consultivo lo convoca el Rey ?mediante propuesta del presidente del Gobierno, previamente autorizado por el Congreso de los. Diputados? (art¨ªculo 92-2), con lo que nos encontramos con que esa mayor¨ªa parlamentaria, que no social, tiene la llave de la propuesta de un refer¨¦ndum que teme perder.
?Qu¨¦ hacer entonces? S¨®lo cabe, en mi opini¨®n, ejercer la presi¨®n democr¨¢tica y pol¨ªtica necesaria para que el Gobierno se vea abocado a convocar el refer¨¦ndum o aplazar la decisi¨®n unos a?os. Porque la iniciativa popular (un m¨ªnimo de 500.000 firmas) que se contempla en el art¨ªculo 87-3 de la Constituci¨®n excluye, entre otras, materias ?de car¨¢cter internacional?. Y aunque pol¨ªticamente es evidente que la inclusi¨®n en la OTAN rebasa con mucho el estricto car¨¢cter internacional de un convenio o tratado rutinario, jur¨ªdicamente nos tememos que pueda excluirse. De todos modos, habr¨¢ que esperar a que los constitucionalistas e internacionalistas dictaminen sobre ello.
En cualquier caso, al margen de las interpretaciones jur¨ªdicas, la movilizaci¨®n y participaci¨®n popular expresadas masivamente (recogiendo al menos esas 500.000 firmas) tendr¨ªa un peso pol¨ªtico innegable, que obligar¨ªa al Gobierno a convocar el refer¨¦ndum o archivar el tema esperando mejores tiempos.
El refer¨¦ndum tendr¨ªa la ventaja de ser un instrumento democr¨¢tico y constitucional de participaci¨®n del pueblo en una decisi¨®n pol¨ªtica que afecta gravemente su seguridad colectiva, y adem¨¢s zanjar¨ªa una pol¨¦mica que divide a las fuerzas pol¨ªticas y a la opini¨®n p¨²blica. Tendr¨ªa, por el contrario, los inconvenientes de la posible radicalizaci¨®n y polarizaci¨®n del pa¨ªs.
El aplazamiento de la decisi¨®n de cuatro a cinco a?os permitir¨ªa mejores condiciones de estabilidad pol¨ªtica y una maduraci¨®n y conocimiento mayor de las ventajas e inconvenientes de la incorporaci¨®n de Espa?a a la Alianza Atl¨¢ntica.
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