La riqueza del ¨®rgano del Palacio Real
La capilla del Palacio Real, planeada por Sachetti y, acaso, por Ventura Rodr¨ªguez, se construy¨® en pocos a?os, los que van de 1749 a 1757. No pasan m¨¢s de tres lustros, cuando uno de los mejores organistas espa?oles, el mallorqu¨ªn Jorge Bosch, recibe el encargo de construir el instrumento que todav¨ªa se conserva se?alado por todos los autores (Merklin, Ayarra, Amez¨²a, Ausseil) como muy importante e incluso ?maravilloso?. Quiz¨¢ est¨¢ necesitado de alguna revisi¨®n que posibilite la afinaci¨®n deficiente de ciertos registros, pero de todos modos, es f¨¢cilmente comprobable la riqueza de su suaves sonidos, tan id¨®neos para Cabez¨®n y Aguilera como para Couperin y el Bach juvenil de la partita sobre el coral o Gott, du frommer Gott (Oh, Dios, piadoso Dios),- en realidad, una serie bien diferenciada de ocho variaciones sobre el tema base.En tan valioso ¨®rgano, y en el ambiente de la hermosa capilla, cuya discreta iluminaci¨®n evidencia la serena belleza del San Miguel de Bayeu, su majestad la reina Sof¨ªa patrocin¨® y presidi¨® un concierto del organista suizo Lionel Rogg, al que ya hace una veintena de a?os tuve ocasi¨®n de conocer como int¨¦rprete de Bach en el Victoria Hall de Ginebra. M¨²sica y ambiente formaban una unidad emocional en la que se fund¨ªan arquitectura, pintura, sonidos y un inevitable sentido literario de la historia.
Real Palacio, capilla
Organista: Lionel Rogg. Obras de Cabez¨®n, Aguilera, Peraza, Carreira, Cabanilles, Sweelinck, Marchand, Couperin y Bach. 6 de mayo.
Ning¨²n comienzo mejor que las Diferencias sobre el canto del caballero, del inmenso Antonio de Cabez¨®n (que, por cierto, nada tienen que ver con Lope de Vega, pues cuando muere el compositor de Castrojeriz, el F¨¦nix de los Ingenios tiene cuatro o cinco a?os. Cabez¨®n, en la m¨²sica, y Lope, en el texto, se sirvieron de un documento tradicional anterior; eso es todo). Despu¨¦s, Aguilera de Heredia, el zaragozano, el algemesinense Cabanilles, el segoviano Peraza, el portugu¨¦s Carreira y esa admirable batalla de autor an¨®nimo, alguno de cuyos giros se encuentran en Gaspar Sanz y, en nuestro tiempo, pasan a Rodrigo, cedieron lugar al anticipado contrapunto crom¨¢tico del holand¨¦s Sweelinck., al di¨¢logo de Marchand y a los casi galantes vers¨ªculos de Fran?ois Couperin, para terminar con la aludida partita bachiana.
Siguiendo una costumbre tradicional en nuestros reyes y, pr¨ªncipes, do?a Sof¨ªa sugiri¨® un tema para que Rogg improvisase. Fue el del c¨¦lebre coral utilizado repetidas veces por Bach en La Pasi¨®n seg¨²n San Mateo, cuya m¨²sica procede de un madrigal de Hassler, posteriormente ?sacralizado? por diversos poetas, y especialmente por Paul Gerhardt, a mediados del XVII. Lionel Rogg luci¨® sus posibilidades t¨¦cnicas y la austeridad de su inventiva al ?transformar? de diversos modos la melod¨ªa del coral.
En fin, Su Majestad, en un sal¨®n cercano a la capilla, recibi¨® a los asistentes, entre los que se contaba lo m¨¢s representativo del mundo musical madrile?o. La serie, organizada por la Universidad Aut¨®noma y su c¨¢tedra musical, que regenta Jos¨¦ Peris, continuar¨¢ con audiciones en la bas¨ªlica de San Miguel y el Teatro Real, a cargo de los organistas Michael Radulescu y Gerhard Weinberger, que prolongan hasta mitad de mes la serie iniciada por Montserrat Torrent.
Babelia
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