Los pronunciamientos y Ortega

A Eduardo Quesada, que el d¨ªa 2 de los corrientes publica en esta misma secci¨®n un p¨¢rrafo de Ortega sobre pronunciamientos, desear¨ªa no ya enmendarle, pero s¨ª completarle la plana con el que, puestos a citar a Ortega en tal tesitura como la presente, no deber¨ªa haber omitido o, si la falta de espacio era la causa, preferido tal vez al que transcribo: ?Desde aquel momento viene a ser el grupo militar una escopeta cargada que no tiene blanco a que disparar. Desarticulado de las dem¨¢s clases nacionales -como ¨¦stas lo estar¨¢n a su vez entre s¨ª-, sin respeto hacia ellas ni sentir su presi¨®n refrenadora, vive el Ej¨¦rcito en perpetua inquietud, queriendo gastar la espiritual p¨®lvora acumulada y sin hallar empresa congrua en que hacerlo ?No ser¨¢ la inevitable consecuencia de todo este proceso que el Ej¨¦rcito cayese sobre la naci¨®n misma y aspirase a conquistarla? ?C¨®mo evitar (sic, sin duda por distracci¨®n del propio autor, que, habiendo invertido tal vez a medio camino el signo l¨®gico de la frase, olvid¨® luego corregir lo ya escrito, con arreglo a la nueva orientaci¨®n; l¨¦ase, pues, ?lograr?) que su af¨¢n de campa?as quedara reprimido y renunciase a tomar alg¨²n presidente del consejo como si fuera una cota? La observaci¨®n es de 1921 y se refiere a hechos de 1917; no hay que temer, por tanto, en modo alguno, que el autor estuviese ejerciendo de profeta, pero s¨ª tal vez algo mucho m¨¢s terrible y desconsolador: que se estuviese ejerciendo, sin quererlo ni saberlo, de naturalista. .