Diversidad de opiniones sobre la influencia de los cl¨¢sicos en los escritores actuales
??Qu¨¦ significa el legado de los cl¨¢sicos para los escritores actuales: una tradici¨®n enriquecedora o una carga lastrante, una herencia asumida o una influencia inconsciente?... Un grupo de escritores espa?oles y latinoamericanos de tendencias y pr¨¢cticas muy diversas confrontaron su valoraci¨®n personal de estas cuestiones en la pol¨¦mica sesi¨®n final del Seminario Internacional sobre Literatura Espa?ola y Siglo de Oro que se desarroll¨® a lo largo de la semana pasada en la Universidad Aut¨®noma de Madrid.Juan Benet, J. M. Caballero Bonald, Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu, Hugo Guti¨¦rrez Vega, H¨¦ctor Rojas Herazo, Alonso Zamora Vicente, con Jos¨¦ Luis Aranguren, ensayista experto en la materia, el poeta F¨¦lix Grande, que actu¨® de presentador, y el profesor Pablo Jauralde, organizador del Seminario y moderador del coloquio, ocuparon el escenario del sal¨®n de actos del Instituto de Cooperaci¨®n Iberoamericana, donde se celebr¨® el acto, el viernes pasado, con asistencia de un numeroso p¨²blico, en su mayor¨ªa j¨®venes universitarios.
"Gente poco humorada"
?Leo poco a los autores del Siglo de Oro, porque me aburren profundamente. Salvo Cervantes y algunos cronistas de Indias, son gente sutil, pero poco humorada. Tal vez si hubieran escrito en franc¨¦s o ingl¨¦s hoy contar¨ªamos con buenas traducciones de sus obras y as¨ª resultar¨ªan legibles?. Estas impertinentes afirmaciones de Juan Benet entonaron los ¨¢nimos nada m¨¢s empezar la ronda de intervenciones y abrieron curso a la pol¨¦mica entre clasistas y anticlasistas, para regocijo de los espectadores.?Yo no creo mucho en legados?, manifest¨® Jos¨¦ M, Guelbenzu, quien aludi¨® a su lectura ?autodidacta y a salto de mata de los cl¨¢sicos?. En respuesta a consideraciones tan esc¨¦pticas, Alonso Zamora enton¨® a continuaci¨®n un elogio al Siglo de Oro, ?donde es oro casi todo lo que reluce?, y a la memoria de sus maestros -Pedro Salinas y Jos¨¦ Ortega-, a trav¨¦s de cuyas ense?anzas; se inici¨® en el mundo de los cl¨¢sicos. ?En la literatura hay dos cosas: una es Cervantes, y otra, todos los dem¨¢s?, dijo.J. M. Caballero Bonald, quien se declar¨® fervoroso lector de G¨®ngora, admirador de su capacidad de inventiva y de todo lo que representa el barroco en cuanto indagaci¨®n del lenguaje, matiz¨® que si bien la poes¨ªa del Siglo de Oro mantiene su vigencia, el teatro de esa ¨¦poca exige una actualizaci¨®n por la ret¨®rica y ampulosidad que caracteriza su lenguaje?.
Curiosamente, fueron los dos escritores latinoamericanos los defensores m¨¢s entusiastas de los cl¨¢sicos espa?oles. El poeta mexicano Hugo Guti¨¦rrez afirm¨® la presencia de su legado ?como una atm¨®sfera espiritual en el tronco com¨²n de la literatura en castellano?. Para H¨¦ctor Rojas, ?los cl¨¢sicos han influido tanto en la vida del idioma que ni siquiera hace falta leerlos para que su pervivencia se manifieste, aunque cada cual elige entre ellos el m¨¢s pr¨®ximo, seg¨²n las propias necesidades y cuestionamientos?.
El profesor Aranguren sintetiz¨® las diferentes opiniones en tres corrientes que reflejan la actitud general de los escritores contempor¨¢neos ante el Siglo de Oro: ? Los que rechazan a los cl¨¢sicos con la excepci¨®n de Cervantes, los que intentan comunicar con ellos y quienes no se preocupan ni les importa su posible influjo?. ?Pero incluso los que rechazan eso que se llama Siglo de Oro est¨¢n bajo su influencia?, a?adi¨®. ?El problema fundamental es desmitificar a los cl¨¢sicos, someterlos a cierta existencializaci¨®n que los aproxime a nosotros y, sobre todo, que se ense?e a leerlos. En definitivase trata de que los cl¨¢sicos dejen de serlo?.
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