?Qui¨¦n hay detr¨¢s del atentado?
Probablemente fue la piedad la que ayer incit¨® a la mayor¨ªa de los medios de comunicaci¨®n a cargar las responsabilidades del atentado contra el Pont¨ªfice sobre un individuo aislado. Era tan absurdo pensar en una conspiraci¨®n que medita y elabora un asesinato, que resultaba m¨¢s sencillo y menos doloroso atribuirlo todo a un simple gesto de fanatismo y locura. Incluso no faltaron quienes -sobre debil¨ªsimas ilaciones- cargaron toda la responsabilidad sobre una extrema derecha en la que hipot¨¦ticamente militar¨ªa el agresor del Papa.Hoy, las tajantes declaraciones del propio Ali Agca y muchos otros datos recogidos por la polic¨ªa hacen pensar muy diversamente: es pr¨¢cticamente evidente que el agresor no actu¨® solo o, si lo hizo solitariamente, ten¨ªa al menos una s¨®lida red de protecci¨®n y colaboraci¨®n tras ¨¦l. El dinero gastado en un largo viaje, el uso de pasaportes perfectamente falsificados, los apoyos recibidos en diversos pa¨ªses y ciudades hablan de que su ?misi¨®n? era perfectamente conocida y dirigida por una fuerza internacional. ( ... )
Por ah¨ª han de buscarse ciertamente las ra¨ªces de este crimen. Un Papa encerrado en un cielo personal jam¨¢s habr¨ªa vivido este riesgo. Un hombre tan lleno de fe como ¨¦l, tan apasionadamente servidor de la vida, ten¨ªa que irritar y provocar a los nihilistas que promueven la muerte. Para ¨¦stos no hay fronteras en el terror. No hace a¨²n demasiado tiempo, un alto dirigente de la organizaci¨®n palestina Septiembre Negro lo proclamaba claramente: ?En el mundo de hoy no puede haber fronteras pol¨ªticas ni geogr¨¢ficas, ni l¨ªmites de orden moral para los militantes del campo popular. Pues en la actualidad nadie es inocente, nadie es neutral?.
, 15 de mayo
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