Refer¨¦ndum en Italia
EN MAYO de 1974 se celebr¨® en Italia un refer¨¦ndum sobre el divorcio, que perdieron los antidivorcistas (59% por la ratificaci¨®n de la ley de divorcio, 41% en contra). Este resultado se volvi¨® contra la Iglesia cat¨®lica que, a partir del propio Papa -entonces, Montini-, hab¨ªa participado en la campa?a; se coment¨® un¨¢nimemente que hab¨ªa sido una equivocaci¨®n grave intervenir en una cuesti¨®n civil propia de un Estado laico, aun reconociendo su derecho a la orientaci¨®n doctrinal de los fieles, porque supon¨ªa lanzar la instituci¨®n a los azares de un plebiscito; y porque se hab¨ªa cometido un error de c¨¢lculo al no sopesar que su influencia no era suficiente para torcer una l¨ªnea de opini¨®n p¨²blica suficientemente acerada.Hoy vota Italia la ley sobre la legalizaci¨®n del aborto, sobre un texto parlamentario aprobado en 1978 y en vigor desde entonces. El aborto no se va a suprimir: en el menor de los casos se reducir¨¢ al terap¨¦utico -que se permite ante el peligro de la vida de la madre, o incluso frente a la seguridad de un nacimiento teratol¨®gico-, y en el mayor se rechazar¨¢n todas las limitaciones. La Iglesia ha repetido su actitud de 1974: la entrega decidida a la causa antiabort¨ªsta, representada por un Movimiento por la Vida, patrocinado por la Democracia Cristiana: con tal pasi¨®n que algunos ni siquiera vacilaron, en los segundos siguientes del atentado contra Wojtyla, en atribuir ¨¦ste a los abortistas, con el argumento ins¨®lito de que quien atenta contra la vida de un feto no tiene inconveniente en atentar contra la del Papa. En realidad; el atentado contra el Papa ha terminado enfriando la campana referendataria, y es probable que, despu¨¦s de los acontecimientos, haya m¨¢s abstenciones de las previstas, que ya eran muchas. El tema del aborto plantea mucho mayores y complejas cuestiones de conciencia que el del divorcio; y as¨ª como la generalidad de los laicos son divorcistas, no todos ellos son abortistas, entre otras cosas por un respeto mismo a la mujer. De todas maneras, los grupos abortistas han presentado la cuesti¨®n no como un enfrentamiento entre el aborto y su prohibici¨®n, sino como que el aborto es un hecho irreversible y que m¨¢s vale que se haga en condiciones sanitarias normales, y con garant¨ªas m¨¦dicas y hospitalarias suficientes, que no con las cl¨¢sicas agujas de punto o la bomba de biclicleta en trastiendas oscuras y dudosas.
Por lo dem¨¢s, no es s¨®lo la cuesti¨®n del aborto la que votan hoy los italianos, sino una serie de ratificaciones o rectificaciones a leyes que, no obstante haber pasado por el Parlamento, se consideran tan importantes para la concreci¨®n de la democracia que requieren un refrendo popular: los decretos-ley contra el terrorismo de 1979, que seg¨²n algunos lesionan el desarrollo de las libertades individuales (la sensibilizaci¨®n por el terrorismo es tan grande que se prev¨¦ una votaci¨®n favorable a la ley), y otras paralelas, como la abolici¨®n de la cadena perpetua (en Italia es efectivamente perpetua; en Espa?a la pena m¨¢xima es de treinta a?os) y la prohibici¨®n de uso y tenencia de armas a los ciudadanos (es decir, la limitaci¨®n casi total de las licencias que ahora se conceden).
Si del resultado de este enjambre de referendos se dedujera una insolidaridad popular con la Democracia Cristiana gobernante, una ola de resultados negativos podr¨ªa comprometer al Gobierno actual. Esto es lo que muchos piensan ya y hasta se especula con una nueva crisis. Pero es demasiado pronto para hacer predicciones y hace falta esperar a los resultados de las votaciones de hoy.
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