Vicente Gaos, un heterodoxo injustamente marginado
Semana de homenaje al poeta en Valencia
Ayer comenz¨® en Valencia una semana de homenaje al poeta Vicente Gaos, una de las figuras literarias m¨¢s importantes de la posguerra, que naci¨® y muri¨® en Valencia. Entre las personas que intervienen en el ciclo figuran la hermana del poeta, Lola Gaos; su viuda, Enriqueta Ari?o; Jos¨¦ Garc¨ªa Nieto; Jos¨¦ Hierro y Carlos Bouso?o, uno de los analistas m¨¢s precisos de la obra de Gaos. Vicente Gaos fue profesor de Lengua y Literatura Espa?olas en varias universidades de M¨¦xico y Estados Unidos, y tras su regreso a Espa?a trabaj¨® como catedr¨¢tico de Ingl¨¦s en el Instituto Isabel de Villena, de Valencia.
Vicente Gaos (1919-1980) no se consider¨® ni un teorizador ni un erudito, aunque ambas cosas fue y era. Gaos se consider¨®, ante todo -y eso fue-, un hacedor, un poeta que, por inteligencia, sent¨ªa la necesidad de saber lo que quer¨ªa hacer. Y que, por saberlo, nos supo formular una serie articulada de preguntas y respuestas que explican por entero su creaci¨®n y que afectan a cuestiones fundamentales de nuestra cultura.La obra cr¨ªtica de Vicente Gaos consta de cinco t¨ªtulos -Poes¨ªa y t¨¦cnica po¨¦tica (1955), La po¨¦tica de Campoamor (1955 y 1969), Temas y problemas de literatura espa?ola (1959), Claves de literatura espa?ola (2 tomos, 1971) y Cervantes novelista, dramaturgo, poeta (1979)- que corresponden en realidad a tres o cuatro obras (dado que entre ellos hay a?adidos, refundiciones y continua intertextualidad) y consiste en la articulaci¨®n en unidad de una serie de trabajos escritos sobre, por y para los m¨¢s diversos temas, revistas y finalidades, a los que su autor supo conferir entidad de sistema.
Fil¨®logo riguroso y de una formaci¨®n tan extensa como inusual abord¨® -siempre con puntos de, vista nuevos y singulares- problemas muy concretos de nuestra historia literaria. De sus casi cincuenta estudios publicados, s¨®lo uno es de car¨¢cter general. Todos los dem¨¢s tratan cuestiones precisas y determinadas de un autor o una ¨¦poca que Gaos, enemigo del exceso y vaguedad de toda generalizaci¨®n, analiza o resuelve con un tratamiento innovador o una ex¨¦gesis tan discrepante como inteligente.
Gaos nos ha legado una totalidad cr¨ªtica intachable, caracterizada -entre otros muchos logros- por una propuesta de lectura de Cervantes, un conocimiento exhaustivo de la po¨¦tica de Campoamor -en la que encuentra precedentes del correlato objetivo de Eliot-, la afirmaci¨®n -anterior a los trabajos de Silver y de Orringer- de que Mocedades, de Ortega, contiene ya, aunque sin desarrollar, los puntos fundamentales de la filosof¨ªa de ¨¦ste, y una teor¨ªa -la del grado cero de la rima- que ejemplificar¨¢ en su soneto Frente al mar algunos a?os antes de que, desde presupuestos parecidos -pero aplicada a tema y objeto diferentes- la enuncie Roland-Barthes. Y, junto, a ello, la mejor versi¨®n que de los Cuatro cuartetos, de Eliot, hay en nuestro idioma. Y, por si esto fuera poco, una poes¨ªa, concebida por ¨¦l colmo unidad org¨¢nica, que es, por su estructura regular y exigente, el testimonio m¨¢s incuestionable de que, para ¨¦l, poes¨ªa y cr¨ªtica no eran dos actividades diferentes, sino una y la misma manera de ser y vivir nuestra realidad y desvelarla.
La arquitectura de sus endecas¨ªlabos y la t¨¦cnica, en que objetiva toda su creaci¨®n, hacen de su obra una de las m¨¢s sobresalientes de toda la posguerra y, de su m¨¦todo (cr¨ªtico y po¨¦tico), uno de los ejemplos m¨¢s logrados de ritmo, simetr¨ªa y tensi¨®n. Palabra acaso desabrida a veces, la suya imanta m¨¢s por su verdad que por su perfecci¨®n. Y en transparencia siempre nos enfrenta a una calidad tambi¨¦n siempre distinta, cuya singularidad mayor es la consciencia. Enfant terrible y esp¨ªritu por m¨¢s de una raz¨®n, h?lderliniano, su creaci¨®n po¨¦tica y cr¨ªtica (pues tambi¨¦n ¨¦sta fue en ¨¦l un modo y un medio de creaci¨®n) constituyen una aventura intelectual muy poco com¨²n entre nosotros, y a las que, si algo no conviene ni define en absoluto, es la aplicaci¨®n del adjetivo marginal. Vicente Gaos fue un heterodoxo injustamente marginado. Pero nunca, nunca, un nombre ni un hombre marginal. En su marginaci¨®n est¨¢ su relevancia: como en su independencia, la soledad del acto de crear. Gaos, que nos hizo ver de modo muy distinto muchas cosas -tantas que ni nuestra poes¨ªa, ni nuestra cr¨ªtica, ni nuestra historia literaria son lo que eran antes de que las viera ¨¦l-, dict¨® lecciones, sobre todo de dos cosas: de intertextualidad, de inteligencia. Por eso, lo que ha sido es, sin agotarse, intertextualidad inteligente. Y su obra: cuerpo de signos, magma, cultura, relaci¨®n siempre cambiantes.
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