El Marlboro, un serio rival para el equipo espa?ol
El Marlboro, contra todo pron¨®stico, fue un serio, dif¨ªcil y duro rival para la selecci¨®n espa?ola y no se conform¨® en ning¨²n momento con ser el t¨ªpico sparring que viene a cumplir a modo y semejanza de los anteriores equipos norteamericanos que ven¨ªan con el mismo o parecido sello. Jug¨® m¨¢s y mejor que el equipo espa?ol y su triunfo fue totalmente justo. Adem¨¢s dej¨® claras muestras de lo que es la escuela estadounidense, que sigue muy por encima del resto del mundo. Los hombres de D¨ªaz-Miguel poco pudieron hacer.Hace mucho tiempo que no se ve¨ªa un partido amistoso de la selecci¨®n que revistiese esta seriedad. El del domingo, en Coslada, permiti¨® recordar lo que en verdad debe de ser un partido de preparaci¨®n. Dureza, nervios, igualdad en el marcador, alguna brusquedad e incluso discusiones y tensi¨®n entre algunos jugadores. Los encuentros de guante blanco en los que los equipos salen a cumplir no sirven para nada. Ocurre que nunca llueve a gusto de todos. Si el equipo es flojo y la selecci¨®n gana con facilidad, se dice que todo estaba preparado para el triunfo, y si pasa lo del domingo, se le acusa al rival de excesiva dureza.
El Marlboro sali¨® a ganar. Se trata de gente joven que no entiende de convencionalismos. La dureza de la que hicieron gala no es de la que produce lesiones. Simplemente no hicieron ninguna concesi¨®n. Se puede felicitar a Ariber, que con esto intenta borrar la imagen de la informalidad de los equipos norteamericanos que llegaron en otras ocasiones. D¨ªaz-Miguel se pas¨® en sus protestas, pero dio muestras de que tiene recursos para al menos, intentar ganar un partido por dif¨ªcil que se presente.
El encuentro se pareci¨® en mucho a uno de verdadera competici¨®n, y lo ¨²nico que se podr¨ªa decir en contra de ¨¦l es que hubo excesivo inter¨¦s en ganarlo por parte de la selecci¨®n, quiz¨¢ por aquello de que se televisaba; pero no hay que olvidar que los partidos de entrenamiento son para perderlos. Cuando un jugador demuestra que est¨¢ bien y se sabe el sistema y est¨¢ integrado en el equipo se le puede llevar al banquillo para dar entrada a otro. D¨ªaz-Miguel, que sigue dando muestras de ser el hombre m¨¢s preparado para estos menesteres, quiere ganar siempre, quiz¨¢ por las presiones que tenga, quiz¨¢ por dejar buena imagen popular o quiz¨¢ por las primas que puedan tener todos. Resultado al margen, ni un solo reparo se le puede poner al encuentro de ayer.
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