Las relaciones Este-Oeste, eje de las conversaciones entre los dos dirigentes
Las relaciones Este-Oeste, en sus m¨²ltiples facetas militares, econ¨®micas y pol¨ªticas, centrar¨¢n las reuniones en Washington entre el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, y el canciller de Alemania Occidental, Helmut Schmidt. La situaci¨®n de Am¨¦rica Central, El Salvador en particular, y la estrategia de grupos bancarios norteamericanos en perjuicio de las econom¨ªas de Europa occidental, ser¨¢n otros dos cap¨ªtulos destacados en la agenda de tres d¨ªas de deliberaciones entre Reagan y Schmidt.El canciller alem¨¢n tiene prevista su llegada a Washington hoy, a las siete de la tarde (hora de Madrid). Ser¨¢ recibido con todos los honores de acuerdo con el cambio de estilo protocolario aportado por la nueva Administraci¨®n republicana que dirige el presidente Reagan. Pero tambi¨¦n, debido al rango pol¨ªtico que corresponde ?al principal aliado norteamericano en Europa?, como califican a Schmidt c¨ªrculos del Departamento de Estado.
La Prensa estadounidense dedica amplias informaciones a la llegada de Schmidt, sin, ocultar los problemas internos de un pol¨ªtico con los que se enfrenta Schmidt. Los diarios consideran que los resultados de encuentro Schmidt-Reagan ser¨¢n positivos e iniciar¨¢n una nueva era de estrecha cooperaci¨®n germano-norteamericana, tras las tibias relaciones que prevalecieron entre Washington y Bonn durante los cuatro a?os de Administraci¨®n dem¨®crata bajo la presidencia de Jimmy Carter.
El discurso del canciller Schmidt del pasado fin de semana, criticando a los miembros del ala izquierda de su partido por su pol¨ªtica anti-OTAN, opuesta a la instalaci¨®n en Europa occidental de 572 misiles norteamericanos de los modelos Cruise y Pershing, caus¨® un impacto muy favorable en Washington.
Sin embargo, Schmidt, se mantendr¨¢ fiel a sus principios de reforzar el potencial nuclear europeo de la OTAN coincidiendo con el inicio de conversaciones con la URSS para un control de armamento. En tal sentido, el comunicado final conjunto podr¨ªa aportar nuevos elementos a la doctrina practicada hasta ahora por la Administraci¨®n Reagan, caracterizada por los duros ataques verbales contra Mosc¨² y la carencia de un calendario para continuar las conversaciones de desarme entre las dos superpotencias.
La situaci¨®n en Polonia y Afganist¨¢n, cuyas evoluciones condicionan para Washington la apertura del di¨¢logo con Mosc¨², figurar¨¢ tambi¨¦n en la mesa de trabajo Reagan-Schmidt. La deuda exterior polaca, la ayuda en alimentos y el peligro de una intervenci¨®n abierta de los sovi¨¦ticos en Polonia ser¨¢n analizados por ambos estadistas.
Schmidt, desgarrado
A mitad de camino entre su pro atlantismo convencido y la necesidad de mantener buenas relaciones con la URSS, Schmidt intentar¨¢ tambi¨¦n convencer a los norteamericanos para que no pongan el veto al ambicioso proyecto de gasoducto sovi¨¦tico que abastecer¨¢ a los pa¨ªses de Europa occidental, de capital importancia para el suministro energ¨¦tico de gas natural para la industria germana. Este programa es criticado por EE UU ante el peligro de dependencia energ¨¦tica sovi¨¦tica que puede suponer para el futuro europeo.
A cambio de su declaraci¨®n de fe en las l¨ªneas generales de la nueva Administraci¨®n Reagan, el canciller Schmidt deber¨ªa obtener ciertas concesiones tendentes a moderar la pol¨ªtica bancaria estadounidense de altos intereses. Con un prime rate (inter¨¦s interbancario) del 20%, el d¨®lar atrae la masa de capital especulativo internacional, en deterioro de las monedas europeas, incluido el hasta hace pocos meses superpoderoso marco alem¨¢n, en un momento de dificultades para la econom¨ªa alemana.
Tambi¨¦n se hablar¨¢ de Am¨¦rica Central, con la reiteraci¨®n de la postura europea de democristianos y socialistas en pro de un arreglo negociado a la crisis de El Salvador, podr¨ªa aportar la nota tercer mundista a las conversaciones Reagan-Schmidt.
El canciller de Alemania del Oeste es el segundo dirigente de un importante pa¨ªs de Europa occidental que visita al presidente Reagan tras su acceso a la Casa Blanca, el pasado 20 de enero. La primera ministra brit¨¢nica, Margaret Thatcher, lo hizo hace unos meses. Bonn y Londres, por otra parte, forihan hoy, el eje principal de la pol¨ªtica interaliada en Europa, despu¨¦s de la desaparici¨®n en la escena pol¨ªtica de Val¨¦ry Giscard d'Estaing, sustituido por v¨ªa electoral por el nuevo presidente de Francia, el socialista Fran?ois Mitterrand.
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