La nueva burgues¨ªa italiana
LO QUE parecen revelar los resultados del refer¨¦ndum m¨²ltiple celebrado en Italia en las jornadas del domingo y el lunes es la existencia de una sociedad estable, con unas caracter¨ªsticas neoburguesas, escasamente sensible a presiones, incluso tan fuerte como la que ha ejercido,la Iglesia -y el Vaticano directamente con las inequ¨ªvocas manifestaciones del Papa- para la restricci¨®n en el tema del aborto; ni al humanismo democr¨¢tico emitido por el partido radical -una profunda conciencia laica-, que pretend¨ªa la renuncia a la ley Cossiga -una supresi¨®n de ciertas garant¨ªas de libertad con las que se espera contener al terrorismo- y a la cadena perpetua, una tercera propuesta tambi¨¦n sobre el aborto, pero en sentido contrario al patrocinado por la Iglesia: su apertura total. Tampoco se ha aceptado la propuesta de restricci¨®n al uso de armas por particulares: entiende la poblaci¨®n italiana que el arma individual es todav¨ªa una garant¨ªa de defensa en tiempos dif¨ªciles. Un an¨¢lisis completo de los resultados -dif¨ªciles de escrutar por la variedad de la consulta-permitir¨¢ trazar un cuadro interesante de Italia -las diferencias Norte/Sur, las de las grandes ciudades y el medio rural, las comparaciones con las ¨²ltimas cifras electorales de los partidos y sus posiciones respectivas en este refer¨¦ndum, etc¨¦tera-; pero los resultados conocidos hasta ahora y en bloque hacen ya un retrato impresionista de esa sociedad y de su modelo directo, fuera incluso de las consignas de los partidos.Resalta de manera notable, que en la oposici¨®n entre conciencia religiosa y conciencia laica es esta ¨²ltima la que ofrece un progreso. La independencia del pa¨ªs con respecto a una Iglesia muy poderosa se manifest¨® ya en el refer¨¦ndum sobre el divorcio y se ratifica en ¨¦ste sobre el aborto; m¨¢s a¨²n teniendo en cuenta que el pa¨ªs est¨¢ gobernado por un partido vaticanista que hubiera querido ver abrogada la ley de Aborto, que acept¨® por razones de consenso y de equilibrio parlamentario. La conciencia laica obtiene en todas las preguntas, aun perdiendo las propuestas, un n¨²mero mayor de sufragios que los obtenidos por el partido radical y otros menores, pero del mismo sentido en las elecciones anteriores. Parece, pues, que en materia de costumbres la enorme mayor¨ªa de Italia no quiere perder lo que considera progresos y ventajas, una nueva manera de vivir y relacionarse; pero prefiere, en cambio, perder algunas de las ventajas del humanismo democr¨¢tico si van en favor de una mayor eficacia en la lucha contra la delincuencia pol¨ªtica. Italia rechaza la forma de ?paquete? con que suele envolver la derecha -y Espa?a es un ejemplo de ello- una falacia pol¨ªtica, sobre el sofisma de que si hay una permisividad o una tolerancia en materia de costumbres se cae en una p¨¦rdida de tensi¨®n, en una degeneraci¨®n de los ?valores eternos? que permiten la entrada de los extremismos. No ha faltado en Italia en la fort¨ªsima campa?a conservadora sobre el aborto la alusi¨®n de que es un ?arma? del enemigo para debilitar la sociedad. Italia no ha entrado en ello y ha preferido la distinci¨®n de temas. Son rasgos t¨ªpicos neoburgueses, aparecidos en Europa juntamente con la ¨ªociedad de consumo y muy ligados a ella.
Aun siendo ya conocidos, resulta especialmente interesante que se reflejen de una manera tan clara en Italia; en un pa¨ªs de amplia tradici¨®n machista y de conservadurismo con respecto a la mujer y a la procreaci¨®n de vida, y tan sometida a la Iglesia cat¨®lica. Queda, en este caso, equiparada a muchos pa¨ªses del Norte. Esto permite tambi¨¦n una reflexi¨®n: la de la diferencia que hay todav¨ªa entre comportamientos externos y conciencia real cuando se trata de, depositar un voto secreto. Las actitudes declaradas son m¨¢s prudentes o m¨¢s restringidas, por miedo a las represalias o a la p¨¦rdida de imagen. En el caso concreto del aborto se sabe que, a pesar del tiempo que lleva en vigor la ley, muchas mujeres siguen someti¨¦ndose al aborto clandestino, a pesar de sus riesgos mayores, solamente porque les garantiza mayores condiciones de secreto: por ?verg¨¹enza? ante la opini¨®n familiar o laboral que las rodea.
Precisamente para hurtar las presiones de las minor¨ªas que ejercen un poder y unas posibilidades de terror social inmediato la democracia estableci¨® como algo b¨¢sico que el sufragio fuera secreto. Sab¨ªan de sobra los fundadores que hab¨ªa, ante todo, que rehuir las coacciones de las minor¨ªas poderosas. La elevada participaci¨®n de votantes -m¨¢s all¨¢ de lo que se esperaba- refleja tambi¨¦n que hay una politizaci¨®n italiana en todo aquello que le ata?e directamente y en lo que se sustrae a maniobras y consignas de partidos, que algunas veces obedecen a juegos de otro orden distintos a aquello que se debate. Esta alta cifra de votantes y la significaci¨®n de las diferencias entre s¨ª y no parecen indicar tambi¨¦n, a primera vista, que Italia est¨¢ lejos de merecer la calificaci¨®n de ingobernable que frecuentemente se la dirige, y que el problema de la gobernaci¨®n italiana est¨¢ m¨¢s en los retrasos de leyes electorales, reformas constitucionales, democracia interna en los partidos, presiones externas sobre los poderes y relaciones de consenso que en el pa¨ªs mismo; podr¨ªa decirse, m¨¢s, bien, que Italia es ingobernante m¨¢s que ingobernable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.